domingo, 12 de abril de 2015

Proyecto de Ley Reformatoria a la Ley Orgánica de Educación Intercultural, deja fuera del debate temas de trascendencia que mantienen la tensión entre los actores educativos y un gobierno populista caracterizado por el autoritarismo y la persecución.



Toda reforma debe responder a acciones políticas de gobierno. En el tema educativo, el “Proyecto de Ley Reformatoria a la Ley Orgánica de Educación Intercultural” debería ser el resultado de un proceso de amplia participación ciudadana, por tanto, responder a acciones a través de las cuales el Ministerio de Educación oriente la política educativa para consensuar y lograr metas comunes como equidad en el acceso, gratuidad efectiva, trabajo sobre la base de estándares de calidad e información de resultados, entre otros, que conlleven al mejoramiento de la calidad educativa y de vida.


Las últimas dos décadas del siglo pasado y la primera de éste se caracterizaron por el manejo caótico del sistema educativo, caos generado por una serie de decretos, acuerdos y resoluciones en muchos casos contradictorias entre sí e impuestos por organismos internacionales como el Banco Mundial, que desembocaron en el ahondamiento de la crisis educativa.

En el caso actual, al igual que en los anteriores, tanto desde la derecha oligárquica como el gobierno de la revolución ciudadana insiste en responsabilizar exclusivamente de la crisis a los docentes y a la UNE, desconociendo el carácter de clase que encierra la crisis y  a la aplicación del neoliberalismo educativo que arrastramos por décadas, y al que precisamente la UNE junto a las organizaciones populares se han opuesto.

Surge entonces la necesidad de cambio, se impulsan una serie de acciones que confluyen en las “Consultas Nacionales Educación Siglo XXI” de 1992 y 1996, en las que se proponen las bases para lograr un “Acuerdo Nacional”, acuerdo que no fue impulsado por los gobiernos de turno. Esto obligó a una tercera Consulta Nacional que culminó en el 2006 con la aprobación de un “Plan Nacional de Educación”. Cabe también mencionar que en abril de 2007, de manera conjunta El Ministerio de Educación, Facultades de Educación y gremios, incluida la UNE, desarrollaron el II Congreso Nacional de la Educación, en el que se aprobó el mandato: “Educar para la libertad, educar para la Patria Nueva”.

Esto fue el antecedente, para que el actual gobierno, promueva, debata y finalmente la Asamblea Nacional apruebe a inicios del 2011 la Ley Orgánica de Educación Intercultural, abriendo la posibilidad de cambios significativos y nuevas perspectivas en todo el sector educativo. Sin embargo, la visión conservadora y elitista alrededor del gobierno presionó al Presidente Correa para que vete la ley e incluya 37 artículos que menoscaban derechos como: suspensión del cargo sin sueldo a quienes fallen en la evaluación; cambio de horas pedagógicas por horas reloj; Juntas distritales de resolución de conflictos sin delegados de los docentes; INEVAL con directivos nombrados a dedo; Sanciones a los estudiantes que defienden su derecho a la educación.

La LOEI contempla una serie de aspectos positivos, como el laicismo y gratuidad, el carácter plurinacional e intercultural; los principios y fines responden a una educación para la emancipación; se reconoce el derecho a la organización estudiantil aunque el gobierno se empeñe en atacar a las organizaciones populares; el reconocimiento al desarrollo humano y profesional del docente a pesar del acoso laboral a los dirigentes gremiales; se establece un escalafón docente pero a la vez se excluye del mismo a miles de maestros que laboran en planteles privados, a quienes incluso se les paga menos del sueldo básico vigente.

En fin, el “Proyecto de Ley Reformatoria a la Ley Orgánica de Educación Intercultural”, lejos de atacar las signos de la “noche neoliberal” y la visión empresarial que atraviesa algunos de los artículos de la LOEI, deja fuera del debate temas de trascendencia que mantienen la tensión entre los actores educativos y un gobierno populista caracterizado por el autoritarismo y la persecución.