No hace mucho el Presidente Moreno se refería a la “Carta de Intención” con el Fondo Monetario Internacional como el más importante y que con ello se solucionaría la situación de crisis económica que vive el país. Quizá lo más importante para ellos, es la afectación de los derechos colectivos e individuales de los trabajadores y los pueblos. Pese a la movilización de octubre del 2019, el precio de los combustibles se liberó, lo que implica un alza en cualquier momento. Luego de esa firma y “amparados” en el Estado de Excepción, han sido despedidos más de 20.000 trabajadores y servidores públicos. Lo más grave, se disminuyó el presupuesto del Estado para salud y educación.
Contraviniendo a la Constitución, se hicieron reformas laborales disminuyendo la jornada laboral y consecuentemente el sueldo; con ello también se pretende la flexibilización y tercerización laboral en beneficio del gran empresariado. Cabe resaltar que por la unidad y lucha, los trabajadores van recuperando su derecho a la organización sindical y contratación colectiva. Esto y otras son las falacias del Gobierno y el FMI contra el pueblo ecuatoriano, frente a esto, el FUT no descarta una huelga nacional.
Como si fuera poco, la pandemia a más de causar daños a la salud y economía, evidenció la casi olvidada lucha de clases que enfrenta a ricos y pobres; mostró además la corrupción de políticos y empresarios que afanados por el lucro, se repartieron la administración de hospitales y realizaron sucios negocios poniendo en riesgo la vida de los ecuatorianos. Eso define a la clase dominante, empeñada en descargar el peso de la crisis sobre los hombros de los trabajadores y el pueblo.
En lo político, como siempre, las encuestadoras pagadas ubican primero al candidato de la derecha, sin embargo, la verdadera encuesta será el 7 de febrero, donde la voluntad política de los sectores populares y progresistas declinando a legítimas aspiraciones personales y de grupo aúnan sus energías por la unidad. Esa unidad que Pedro Saad refería, como “el renunciamiento a las propias perspectivas si ellas obstruyen el camino a la unidad”. Esa alianza tiene que forjarse sobre la base de las coincidencias y no de las diferencias. Hoy las opciones están sobre el tapete electoral, hay varios candidatos. No está mal. Lo malo está en que algunas se presentan para restar o dividir; cuando debería imponerse la suma y la multiplicación de voluntades y esfuerzos.
Para las mayorías populares, lo fundamental, es la unidad y el programa de gobierno que represente sus intereses, el candidato pudo ser uno u otro. Aunque está claro, quien levanta la bandera por la recuperación de la patria. Es la hora de los servidores públicos, maestros, estudiantes, trabajadores, campesinos y del pueblo para defender sus derechos; para defender el IESS para los afiliados y jubilados; para defender las empresas estatales; para reclamar estabilidad laboral. De la ubicación personal en una u otra orilla política, depende el Ecuador con menos desigualdades económicas y sociales.