Salvo buena parte de establecimientos particulares, en la mayoría de los fiscales las actividades de enseñanza y aprendizaje sucedieron con distintas complicaciones, no sólo por la falta de disponibilidad de los recursos tecnológicos, sino en razón de las deficiencias en las habilidades y competencias técnicas de la mayoría de estudiantes, también de los docentes, no todos por supuesto. La tecnocracia del Ministerio de Educación no quiere darse por enterada, que la pedagogía presencial y virtual son distintas; tampoco entienden que el tratamiento de los contenidos es diametralmente diferente.
El haber transitado junto a la niñez y adolescencia por más de treinta años en las aulas, me permite opinar que la educación presencial por largo tiempo será irremplazable en la educación general básica, -no niego la validez de la educación virtual-, puesto que el vínculo impresionable en esta etapa, es el diálogo, el contraste de ideas y opiniones, en lo cual intervienen la razón y la pasión de estudiantes y docentes, eso es la “didáctica activa” que permite el aprendizaje significativo y el desarrollo del pensamiento crítico.
Paulo Freire caracterizó que la "escuela y el aula son el espacio privilegiado, donde el aprendiz adquiere ese valor dialógico base de su propio crecimiento intelectual y humano". Sin embargo, no solo eso hace valiosa a la educación presencial, son los logros obtenidos, durante su recorrido histórico, quizá no sea suficiente para que el Ministerio de Educación que tras bastidores y escudándose en la pandemia, esté analizando la descabellada posibilidad de un regreso presencial a clases sin las garantías sanitarias para la comunidad educativa.
Sin temor a equivocaciones, no todos los estudiantes tienen las posibilidades de aprovechar los recursos tecnológicos y las redes sociales. Sin embargo, es oportuno analizar las experiencias previas y posteriores a la crisis sanitaria, y reconocer que hay ámbitos educativos en los cuales lo virtual puede aprovecharse para la educación presencial. Es prudente que sopesemos con honestidad los pros y contras de la educación presencial y virtual.
La propia Ministra de Educación ha manifestado la intención del regreso presencial a las aulas; por tanto no se trata de elegir entre lo uno y lo otro. Lo importante es reconocer que la pandemia nos ha permitido implementar ciertas estrategias educativas de carácter virtual que deberían ser consideradas a la hora de realizar los ajustes entre la educación presencial y los apoyos virtuales, sin perder de vista la educación como derecho e interés superior de la niñez.