La ciudadanía debe valorar la lealtad, la ética y el compromiso social y popular del candidato.
La mayoría de empleados y trabajadores públicos no han cobrado sus sueldos julio y agosto. Mientras los maestros del régimen costa continúan con el teletrabajo y las amenazas del “regreso presencial progresivo”, a los maestros de los regímenes sierra y amazonía les sucede lo mismo; sueldos disminuidos e impagos, y con un sinnúmero de disposiciones redundantes que, descuidan lo fundamental para el inicio del año lectivo como es, la poca y/o la falta de conectividad especialmente en los sectores suburbanos y rural.
El Mineduc y el propio Gobierno deben saber, que los maestros preferimos asistir de lunes a viernes a nuestras escuelas y colegios, para enseñar cara a cara, que estar con horarios excesivos y con media clase de estudiantes que no se conectan. Cabe preguntarnos, cuál es el interés del regreso presencial. Las respuestas son innumerables y resultan hasta prejuiciosas por la cantidad de actos de corrupción que cada día se denuncian. Deben saber también, que el retraso en el pago de sueldos a empleados, trabajadores y docentes está llevando el malestar a sus familias, puesto que ya no tienen para cancelar los servicios básicos y la alimentación.
A mediados de septiembre culmina el Estado de Excepción en el país, las autoridades han manifestado que se pasará del “quédate en casa, al yo me cuido”. En nuestra ciudad, el impacto de la pandemia de coronavirus no disminuye, la situación sigue siendo delicada. El llamado a la “corresponsabilidad ciudadana”, no dará resultado. No es que al siguiente día la pandemia habrá quedado atrás, por el contrario, especialistas señalan que se darán rebrotes graves. El gobierno a más de indolente se muestra inoperante, porque a sabiendas de que no podrá alargarse la medida de excepción, no ha diseñado las líneas de acción económicas y sociales prioritarias para salir de la crisis causada por el confinamiento.
Por otro lado, se avecina un proceso electoral, por el momento aparecen 19 candidatos presidenciales, algunos participan creyendo que se trata de un evento folclórico, otros lo hacen por simple protagonismo, unos terceros simbolizan a la decadencia y corrupción, mientras que dos o tres representan tendencias definidas con principios e ideología; ya sea para defender beneficios de la banca y los grupos económicos poderosos del país; uno está en función de los soberanos intereses de los sectores populares y campesinos bajo la idea válida de la lucha de clases como medio para convertir el interés común en una fuerza política.
El general no hay un liderazgo real. Los requisitos para optar por cualquier candidatura son vulnerables por no decir inexistentes. El Código de la Democracia debe contemplar al menos tercer nivel de estudios académicos incluyendo formación política-ideológica del candidato, lo cual no significa exclusión. La ciudadanía en cambio debe valorar lealtad, ética, compromiso social y popular. En fin, la antesala de las elecciones debe abrir un debate serio sobre el tipo de sociedad que somos y la que queremos. Y no se crea que es tarea fácil.