sábado, 4 de febrero de 2023

Si al gobierno del encuentro le va bien, le irá muy mal a los sectores populares

   No sorprende escuchar a ciertos políticos que se dicen opositores expresar su voluntad de ayudar para que al gobierno del encuentro le vaya bien. Aseguran que, si al presidente Lasso le va bien, le irá bien al pueblo ecuatoriano. Quizá la gente incauta podría pensar que esos dirigentes imaginan un presidente capaz de rectificar el rumbo actual de sus políticas que, claramente están perjudicando a la mayoría de la población. Sin embargo, a casi dos años de gestión, el presidente no cumple lo que prometió en campaña, por el contrario, sus acciones verifican que la crisis se profundiza.

En medio de la lógica neoliberal surgen algunas preguntas: ¿quiénes son esos supuestos opositores? ¿qué significa que le vaya bien al gobierno? El propio presidente ha manifestado que “la consulta no resuelve la crisis”, que mejorará parte de la serie de penurias que hace rato estamos padeciendo los ecuatorianos, las que se agravan con el aumento de la corrupción e inseguridad. El objetivo de la consulta es buscar respaldo a la desatinada administración y a la impopularidad del banquero de los zapatos rojos.

Los supuestos opositores son los grupos de poder, los banqueros, los exportadores de banano, cacao y camarón, los grandes empresarios, los monopolios del transporte, los importadores de medicinas, en fin, es la propia derecha disfrazada de oposición. Éstos y otros grupos de la burguesía criolla e internacional, quieren que le vaya bien al gobierno, para continuar concentrando la riqueza y aumentar sus ganancias por la vía de elevar las tasas de interés, los impuestos y el encarecimiento de los productos de primera necesidad, de privatizar las empresas públicas a las que ahogan sus presupuestos y las desprestigian.

Quieren ayudar al gobierno neoliberal, para consolidar más endeudamiento y pago de la deuda externa. Por lo pronto, ya se ha nombrado un grupo de “notables” para analizar los problemas de riesgo de quiebra del sistema de seguridad social en el IESS, no han ocultado la posibilidad de ampliar el porcentaje del aporte personal y los años para la jubilación; como tampoco niegan la idea de la desaparición del régimen público, es decir, privatizar todo el sistema de seguridad social, una vieja aspiración burguesa para la especulación financiera a costa de los empleados y trabajadores activos y jubilados.

Lo cierto es que, a los trabajadores, además del creciente desempleo les espera una mayor flexibilización laboral y pérdida de derechos, como la reducción de las indemnizaciones por despido. También es cierto que seguirá aumentando la protesta social y, obviamente la represión policial y ahora más con el aporte de la represión de las Fuerzas Armadas.

En resumen, si al gobierno del encuentro en la consulta le va bien, como desean sus aliados, les irá muy mal –mucho peor que ahora– a los jubilados, a los docentes, a los trabajadores, a los empleados públicos, a los pequeños y medianos empresarios, a los desempleados, en fin, a la inmensa mayoría del pueblo ecuatoriano.

viernes, 27 de enero de 2023

Una transformación estructural que garantice seguridad ciudadana y social

   Concluyó en Argentina la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños – CELAC. Una de las principales declaraciones fue: "Afirmamos el compromiso de los miembros para avanzar con determinación en el proceso de integración, promoviendo la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural de nuestros pueblos". Se dijo, que es urgente una agenda común de la CELAC para respaldar la democracia, la promoción, protección, respeto de los Derechos Humanos y la lucha contra la pobreza.

La integración regional es el proyecto más significativo, no sólo por la perspectiva estratégica de levantar una agenda común frente a las arremetidas de la globalización, sino también porque abre un abanico de posibilidades para que los pueblos puedan delinear sus propias iniciativas y herramientas políticas, económicas y socioculturales orientadas a fortalecer la participación efectiva y el desarrollo de la región.

En efecto, la democracia y la pobreza son temas que los gobiernos de turno junto a la partidocracia burguesa y oportunista muestran preocupación solamente en tiempos de elecciones; saben bien que las personas en situación de pobreza siendo la mayoría tienen la tendencia a abstenerse de votar, por ello y a esos sectores dirigen el proselitismo dadivoso y engañoso. Ahora bien, si los pobres participan en las elecciones menos que las clases medias y los ricos, participan todavía menos que ellos cuando se trata de involucrarse en la problemática colectiva porque están más afanados en encontrar unos cuantos dólares para satisfacer las necesidades básicas, que en discernir acerca de la problemática social y política que los tiene sumidos en la miseria.

De allí que la participación en la democracia representativa y “participativa” entre comillas es mínima, la ciudadanía se limita a elegir cada cuatro años a los representantes que han de gobernar y legislar a nombre de ellos, pero con políticas que solamente favorecen a las clases medias altas y a los grupos de poder. Insisto, la burguesía junto a los gobiernos de turno, olvidan que la base de la democracia, no son solamente las elecciones, sino y en último término la inserción de la gente en la sociedad y la propia autorrealización personal como ser humano.

La crisis socio económica, pero sobre todo la crisis moral que vivimos, nos plantea desafíos que van mucho más allá de las elecciones y de una mísera consulta que no resuelve la crisis, se trata de luchar por la igualdad, la equidad y la solidaridad como un primer paso para la construcción de un Ecuador soberano que realice una profunda transformación estructural de la administración política que garantice paz y seguridad ciudadana y social.

A las organizaciones sociales y movimientos progresistas y de izquierda corresponde forjar la unidad popular para subvertir el atraso, la pobreza y la redistribución de la riqueza a fin de mejorar las condiciones de vida de las poblaciones excluidas y discriminadas por el inhumano capitalismo encarnado en el gobierno del encuentro.

 

viernes, 20 de enero de 2023

La principal alianza es con el pueblo

"si no luchamos juntos, 'nos vencerán' por separado" Ernesto "Che" Guevara

El 5 de febrero acudiremos una vez más a la ruleta de la democracia representativa, la misma que sin detenerse a recapacitar acerca de los graves problemas que afectan al país, los gobiernos neoliberales siguen a raja tabla, imponiendo además una propaganda proselitista como instrumento de los poderosos para hacer valer los criterios que les permitan tener a salvo sus intereses.

Con un sabor a cachaza podrida, el gobierno nos dice “que actualmente en el país existen 272 movimientos políticos que no garantizan la representación ciudadana, ni permiten una adecuada participación de sus miembros”. Y esa es la verdad. Pero lo que no dice, es que, en los últimos años la propia oligarquía ha estado gestando el surgimiento de posiciones y organizaciones, permitiendo que determinados caudillos cuando la coyuntura lo amerita, se distancien para fortalecer la derecha fascista o crear la derecha moderada o la centro derecha. De la misma manera han emergido la izquierda democrática, la centro izquierda y otras denominaciones que sólo sirven para ocultar sus verdaderas posiciones, dividir la unidad popular y engañar a los electores.

En realidad, la disimulada intención del gobierno pasa por hacer política a su favor y en contra del pueblo. La Constitución Política del Ecuador estipula que la democracia también debe ser participativa, y la mejor manera de hacer efectiva la participación es darle al pueblo las armas para su participación. No hay mejor expresión de la democracia participativa que un pueblo con leyes que se cumplan desde las altas esferas. Le corresponde a la Asamblea Nacional, legislar para brindar al Consejo Nacional Electoral las suficientes atribuciones para la creación, preservación de la personería jurídica y control de las organizaciones políticas a través del Código de la Democracia.

Más o menos lo mismo pasa en el diario vivir, y es que el capitalismo se alimenta de nuestra pobreza, de la pobreza de la clase trabajadora. Pero lo más grave, el capitalismo se sirve de la pobreza que nos hace perder de vista las necesidades de las otras personas para ir en busca del bienestar individual sin tener en cuenta el interés colectivo. El egoísmo propio hace creer que el capitalismo nos ha dado la oportunidad de pertenecer a la clase media, que con lo que hace está cambiando el mundo. Pero cuando la tortilla se vira, la clase media recién se da cuenta de lo desafortunada que es, porque se queda sin trabajo, sin ahorros, aparecen nuevamente las penurias económicas.

Las pequeñas luchas individuales son parte de la lógica capitalista. Sin embargo, de la capacidad que tengamos de abrirnos y escuchar la pobreza de los demás, depende que comprendamos las situaciones y necesidades de los otros y las nuestras. El pueblo de a pie tiene que entender, que su principal alianza es con el pueblo, que la unidad popular es más grande que la injerencia del gobierno y de la oligarquía corrupta que acecha por concentrar más poder.