No sorprende escuchar a ciertos políticos que se dicen opositores expresar su voluntad de ayudar para que al gobierno del encuentro le vaya bien. Aseguran que, si al presidente Lasso le va bien, le irá bien al pueblo ecuatoriano. Quizá la gente incauta podría pensar que esos dirigentes imaginan un presidente capaz de rectificar el rumbo actual de sus políticas que, claramente están perjudicando a la mayoría de la población. Sin embargo, a casi dos años de gestión, el presidente no cumple lo que prometió en campaña, por el contrario, sus acciones verifican que la crisis se profundiza.
En medio de la lógica neoliberal surgen algunas preguntas: ¿quiénes son esos supuestos opositores? ¿qué significa que le vaya bien al gobierno? El propio presidente ha manifestado que “la consulta no resuelve la crisis”, que mejorará parte de la serie de penurias que hace rato estamos padeciendo los ecuatorianos, las que se agravan con el aumento de la corrupción e inseguridad. El objetivo de la consulta es buscar respaldo a la desatinada administración y a la impopularidad del banquero de los zapatos rojos.
Los supuestos opositores son los grupos de poder, los banqueros, los exportadores de banano, cacao y camarón, los grandes empresarios, los monopolios del transporte, los importadores de medicinas, en fin, es la propia derecha disfrazada de oposición. Éstos y otros grupos de la burguesía criolla e internacional, quieren que le vaya bien al gobierno, para continuar concentrando la riqueza y aumentar sus ganancias por la vía de elevar las tasas de interés, los impuestos y el encarecimiento de los productos de primera necesidad, de privatizar las empresas públicas a las que ahogan sus presupuestos y las desprestigian.
Quieren ayudar al gobierno neoliberal, para consolidar más endeudamiento y pago de la deuda externa. Por lo pronto, ya se ha nombrado un grupo de “notables” para analizar los problemas de riesgo de quiebra del sistema de seguridad social en el IESS, no han ocultado la posibilidad de ampliar el porcentaje del aporte personal y los años para la jubilación; como tampoco niegan la idea de la desaparición del régimen público, es decir, privatizar todo el sistema de seguridad social, una vieja aspiración burguesa para la especulación financiera a costa de los empleados y trabajadores activos y jubilados.
Lo cierto es que, a los trabajadores, además del creciente desempleo les espera una mayor flexibilización laboral y pérdida de derechos, como la reducción de las indemnizaciones por despido. También es cierto que seguirá aumentando la protesta social y, obviamente la represión policial y ahora más con el aporte de la represión de las Fuerzas Armadas.
En resumen, si al gobierno del encuentro en la consulta le va bien, como desean sus aliados, les irá muy mal –mucho peor que ahora– a los jubilados, a los docentes, a los trabajadores, a los empleados públicos, a los pequeños y medianos empresarios, a los desempleados, en fin, a la inmensa mayoría del pueblo ecuatoriano.