viernes, 30 de abril de 2021

Día del Trabajo, jornada de viralización de la resistencia y el repudio

 
Este Primero de Mayo, se celebra en prácticamente todo el mundo el Día del Trabajador, será una jornada reivindicativa que rinda tributo a los Mártires de Chicago que en 1886 salieron a las calles para luchar por sus derechos laborales y exigir una jornada de ocho horas. Hoy, pese a las condiciones de pandemia sanitaria, los obreros y trabajadores del Ecuador se preparan para celebrar el día de la unidad, lucha y solidaridad Internacional de la clase obrera.

El país atraviesa días difíciles, probablemente los más duros de los últimos cincuenta años. Todos hemos perdido algún familiar, vecino o amigo. El pueblo ha expresado sus condolencias, solidaridad y gratitud a quienes siguen estando en primera línea, especialmente al personal que trabaja en salud; al personal del Ejército y Policía Nacional que cumplen la tarea de garantizarnos seguridad ciudadana. Rol fundamental cumplen los docentes, que han demostrado su creatividad y ayuda para llegar a los estudiantes que no poseen recursos tecnológicos ni conectividad.

En nuestros países es la burguesía la que tras bastidores gobierna. Ahora apoyándose en las restricciones impuestas por la pandemia de Covid-19, han aumentado la explotación y opresión de los obreros y trabajadores. La disminución de la jornada laboral y del sueldo, vacaciones no pagadas, deducciones en el salario, eliminación de plazas de trabajo y despidos se han generalizado con el pretexto de la pandemia. A ello se suma, el crecimiento de feminicidios, de la violencia contra la niñez y las mujeres, en particular la violencia doméstica.

El presidente Moreno, lejos de contrarrestar la desgracia económica de la pandemia, nos deja elevando el precio de pasajes en el trasporte interprovincial y de los combustibles. Mientras Guillermo Lasso presidente electo, al no contar con un bloque de asambleístas que respalde su gestión, implícitamente ha hecho acuerdos, que sin duda consistirán, quiérase o no, en el reparto de poder, lo cual tampoco implica un mejoramiento inmediato de la crisis que vive el país. De hecho, se avecinan los “paquetazos económicos”, lo cual confirmará que la pobreza es una norma de vida para los ciudadanos de los sectores populares.

En este contexto, la gesta del Primero de Mayo, se viralizará por las redes sociales, y las reivindicaciones tendrán que ver con la exigencia de vacunación masiva y gratuita para todo el pueblo; creación de empleos estables, salarios dignos, educación gratuita, atención en salud; en contra de la privatización de las áreas estratégicas; en contra de la corrupción y la impunidad; en rechazo a la liberación del precio de los combustibles; en rechazo a la Ley de Defensa de la Dolarización, porque en la práctica entrega el Banco Central a la banca privada; los maestros y maestras han empezado a viralizar su reclamo por la vigencia de la LOEI.

Este Primero de Mayo será una jornada de resistencia y repudio a la política antipopular del gobierno de Lenin Moreno; y para demandar del nuevo gobierno la urgente atención de las necesidades básicas y el respeto a los derechos laborales y humanos.

Viva el Primero de Mayo. Viva la vida

viernes, 23 de abril de 2021

La crisis del país no se superará con desarrollismos

A partir del año 2000 la pobreza en el Ecuador se incrementó, muy a pesar que de los presidentes de turno hayan forjado cifras al contrario, negando las destacadas por el instituto de estadísticas en relación a los ingresos mensuales, condiciones de vida, de vivienda, saludo, educación y acceso a servicios básicos. El problema de la pobreza debe tratarse como fenómeno estructural, por tanto, si el gobierno entrante no se empeña en cambios profundos para lograr una real recuperación económica, la solución no es fácil. La visión neoliberal de apertura a la inversión extranjera no será suficiente, me temo, que acudirá a la consabida receta de privatización de las empresas públicas.

Durante la década del correato se pintó al modelo de gobierno como socialista, quizá inicialmente y gracias a la bonanza económica se hicieron algunos avances de carácter social, lamentablemente luego manchados de potencial y comprobada corrupción. Los últimos cuatro años, intentaron restaurar el poder conservador bajo la lógica de subordinación al modelo capitalista definido por las cámaras de comercio e industria. No tuvieron éxito, especialmente por la resistencia popular de octubre de 2019.

Durante la campaña de segunda vuelta, los candidatos finalistas se reunieron con representantes del FMI, seguro se afirmó allí que el futuro económico del país es incierto si no se acogen las recomendaciones del organismo internacional, y desde luego que lo es, particularmente por los efectos de la pandemia.  Cada vez más son los ecuatorianos que pierden sus plazas de trabajo en el ámbito público y privado, sumado a que el gobierno ha retrasado la compra de vacunas, discriminando el acceso no tanto por prioridades, cuanto si por la mala organización.

Si bien, para los entendidos en economía -capitalista-, la elección de Guillermo Lasso, trae “vientos frescos” y abre nuevas esperanzas, en particular en el tratamiento y combate a la pobreza y corrupción, “no le queda la mesa tendida”, como lo ha reconocido el presidente Moreno, El electo mandatario, al no contar con un bloque de asambleístas que respalde su gestión, no le queda otra que los acuerdos, que sin duda consistirán, quiérase o no, en el reparto de poder, lo cual tampoco implica un mejoramiento inmediato de la crisis que vive el país.

De hecho, el tema de la pobreza es parte del orden capitalista, donde casi es una norma de vida. Hay que entender, que el crecimiento de la riqueza no significa la disminución de las desigualdades e inequidades sociales. Por eso, el problema para el gobierno entrante, calificado de derecha y abierto al mercado capitalista, es que no podrá disimular los límites entre el enriquecimiento y la pauperización de buena parte de la población ecuatoriana y migrante.

El apoyo al emprendimiento anunciado durante la campaña, para la superación de la pobreza y creación de fuentes de trabajo, no será suficiente. El Estado debe asumir con responsabilidad un cambio profundo de la política económica, puesto que el problema no podrá superarse con “desarrollismos”.

viernes, 16 de abril de 2021

Organizaciones sociales en pie de lucha para que se respeten derechos


 Ha concluido un proceso electoral complejo, no tanto por los resultados, si por la inoperancia demostrada por el Consejo Nacional Electoral. El pueblo eligió a Guillermo Lasso como nuevo presidente. El CNE y los medios de comunicación sembraron la idea que Lasso obtuvo el 52,36 % de la votación mientras que Andrés Arauz el 47,64 %. Sin embargo, no es así. Los resultados reales reflejan que Guillermo Lasso obtiene el 43% de los 10.822.935 de sufragantes y el 36% del padrón electoral. Hay que agregar que los votos nulos, blancos y el ausentismo suman 4.189.815. En consecuencia, Lasso gana la presidencia con un poco más de la tercera parte del respaldo y o apoyo de los ecuatorianos.

Andrés Arauz expresó que no es una derrota, que es un traspié, la seguridad del triunfo la evaporo él mismo, al minimizar el discurso de su contendor y luego, al demostrar la falta de preparación para ejercer la presidencia. La opinión generaliza es de que el verdadero perdedor es Rafael Correa. Acto seguido de conocerse los resultados, a nivel local e internacional se han dado pronunciamientos que revierten gran importancia en el espectro político, económico y social del país. La ciudadanía toda, renueva su esperanza de dejar atrás la barbarie institucionaliza por el correato y compañía.

Guillermo Lasso, tendrá que enfrentar y resolver la crisis económica afectada aún más por la pandemia, la cual a su vez, generó mayor desempleo y pobreza, disminución de salarios, despido de trabajadores y empleados públicos, exclusión educativa por la improvisación y desatención a las necesidades tecnológicas y de conectividad principalmente en los sectores populares, suburbanos y rurales, inseguridad ciudadana y un enorme etc., etc. de dificultades. 

Es necesario dejar claro que no ha perdido la izquierda, esto porque en el balotaje no hubo un candidato de izquierda, cuando más uno que contradiciendo a su progenitor político se autodenominó progresista. Tampoco se puede asegurar que ha ganado la derecha, porque está vez la gente acudió a votar no por proyectos de gobierno y menos por posturas ideológicas, lo hizo por miedo al regreso de la arbitrariedad, de la persecución, de la criminalización y judicialización de la protesta social. Obviamente, Guillermo Lasso, banquero conservador marcará un giro en la conducción del país, giro que no necesariamente beneficiará a las mayorías, duda que crece porque más allá de representar a la derecha, se ha aliado con las posiciones más recalcitrantes del neoliberalismo.

El pueblo espera que los problemas fundamentales, necesidades y requerimientos sean atendidas con urgencia, que las ofertas de campaña se cumplan. El nuevo gobierno sabe que no la tiene fácil, por ello, ha adelantado los ejes económicos de su propuesta de campaña a aplicar durante los primeros 100 días de administración. Ante estas circunstancias las organizaciones sociales y populares estarán en pie de lucha exigiendo se respeten sus anhelos y derechos.