viernes, 4 de diciembre de 2020

Esos niños y jóvenes a los que llaman alumnos

La educación de la niñez y juventud siempre será un tema de capital importancia para toda sociedad. Aunque parezca trillada la frase, “según como los eduquemos será su futuro y el del país”, junto a la Unión Nacional de Educadores, muchos docentes día a día han dedicado su esfuerzo por la construcción de una patria nueva, equitativa y solidaria, aspiración que penosamente se posterga por el desinterés de los gobiernos de turno.

Hay que reconocer que la escuela y la familia han centrado más su atención en la instrucción y menos en la educación. Este artículo pretende ser y hacer un sencillo llamado a los maestros que tienen en sus manos la tarea pedagógica, con la finalidad de que en estos tiempos de pandemia, traten menos aquellos contenidos irrelevantes y den mayor importancia a la correcta expresión oral, al pensamiento crítico y a la investigación, que los motive a buscar respuestas a sus preguntas y no a consumir las ideas y respuestas que otros les ofrecen.

Para ello, el maestro necesita tener vocación para educar y respeto sin límites hacia sus alumnos; necesita dominar la asignatura que imparte y sentirse cada día motivado a investigar y profundizar en el conocimiento; algo básico es el manejo de métodos y técnicas de enseñanza que le ayuden a llegar a todos y cada uno de sus alumnos teniendo en cuenta las diferencias individuales. Solo así, la escuela garantizará el crecimiento humano de alumnos y maestros para que juntos se adentren en el mundo del conocimiento y la cultura, de la ética y los principios que rigen la educación emancipadora.

Por desgracia, durante la época neo revolucionaria, los presidentes Correa y Moreno desvalorizaron la profesión docente, decretando que cualquiera asuma la tarea de enseñar. Sin embargo, y desde el gremio unionista enfatizamos que, a las aulas no debe ir a enseñar nadie que no haya sido preparado para la docencia, porque esa preparación será lo único que garantice que labor educativa sea exitosa a la hora de formar hombres y mujeres pensantes y capaces de asumir el rol protagónico de sus vidas y del país.

Esos niños y jóvenes a los que llaman alumnos, a los que el gobierno y el ministerio de educación miran como una masa amorfa, nosotros los profesores de pensamiento crítico tenemos que ser capaces de reconocerlos como individualidades y únicos a los que debemos tratar y ver como seres humanos, con sus propias características para ayudarlos a cada uno a alcanzar el anhelado buen vivir. Esos serán los hombres y mujeres que pueden cambiar los destinos del Ecuador, que puedan trabajar y asumir con responsabilidad y honestidad las funciones públicas para el bienestar de todo el pueblo.

Finalmente, un llamado a trabajar juntos de modo que nuestra labor educativa contribuya a la creación de ese “hombre capaz de llevar luz en la frente, capaz de crear y crecer” al que se refirió José Martí en su poema “Yugo y Estrella”.

 

“Yugo y Estrella” / José Martí

  Cuando nací, sin sol, mi madre dijo:

Flor de mi seno, Homagno generoso

De mí y del mundo copia suma,

Pez que en ave y corcel y hombre se torna,

Mira estas dos, que con dolor te brindo,

Insignias de la vida: ve y escoge.

Éste, es un yugo: quien lo acepta, goza:

Hace de manso buey, y como presta

Servicio a los señores, duerme en paja

Caliente, y tiene rica y ancha avena.

Ésta, oh misterio que de mí naciste

Cual la cumbre nació de la montaña

Ésta, que alumbra y mata, es una estrella:

Como que riega luz, los pecadores

Huyen de quien la lleva, y en la vida,

Cual un monstruo de crímenes cargado,

Todo el que lleva luz se queda solo.

Pero el hombre que al buey sin pena imita,

Buey vuelve a ser, y en apagado bruto

La escala universal de nuevo empieza.

El que la estrella sin temor se ciñe,

¡Como que crea, crece!

Cuando al mundo

De su copa el licor vació ya el vivo:

Cuando, para manjar de la sangrienta

Fiesta humana, sacó contento y grave

Su propio corazón: cuando a los vientos

De Norte y Sur virtió su voz sagrada,?

La estrella como un manto, en luz lo envuelve,

Se enciende, como a fiesta, el aire claro,

Y el vivo que a vivir no tuvo miedo,

¡Se oye que un paso más sube en la sombra!

Dame el yugo, oh mi madre, de manera

Que puesto en él de pie, luzca en mi frente

Mejor la estrella que ilumina y mata.

viernes, 27 de noviembre de 2020

Maradona: defiendo mi fútbol como él defiende a su pueblo

El fallecimiento de Diego Maradona ha conmovido al mundo entero. En la retina de quienes lo vieron jugar no solamente están sus goles, sino ante todo su posición patriótica y soberana. La prensa burguesa poco a aludido la frase que con claro sentido político escribió en su autobiografía, refiriéndose al partido que ganaron en 1986 a Inglaterra cuatro años después de la guerra por la Malvinas: “Fue nuestra forma de recuperar Las Malvinas”.

Se fue Diego, pero quedan sus memorias y recuerdos imperecederos, posiblemente únicos, como el mítico gol con la “mano de Dios”, la visita al Comandante Fidel Castro en 1987 o la creación de la “iglesia maradoniana”, lo cual a la final y al cabo resultó ser el símbolo de la amistad y el amor que durante más de cuarenta años la fanaticada dedicó a su ídolo, a su “Dios”, al Pibe de Oro.

No contaré sus hazañas deportivas, ni sus declives emocionales porque eso lo saben de sobra, además con seguridad la prensa aprovechará para sus titulares durante mucho tiempo. Por ahora sus familiares, sus amigos más cercanos, sus excompañeros de equipo, políticos de todo color han manifestado su tristeza debido al fallecimiento de la estrella del fútbol mundial. Nery Pumpido arquero de la selección argentina campeona mundial de 1986, ha manifestado: “y un día ocurrió, un día lo inevitable sucedió, es un cachetazo emocional y nacional, es un golpe que retumba en todas las latitudes, la muerte había sido gambeteada varias veces, el destino del Pelusa ahora es parte de la triste realidad”.

Diego Maradona visitó varias veces Cuba y en cada una de ellas saludó con el Comandante Fidel Castro. No se piense que los diálogos con él marcarían su posición política, quizá si la definieron. Los ganadores del “Mundial de México 86” invitados a la Casa Rosada para celebrar el triunfo junto al Presidente Raúl Alfonsín, luego del festejo, Maradona le dejó en claro a la prensa cuál era su postura política. "Soy de izquierda, todo de izquierda, de pies, de fe, de cabeza. Pero no en el sentido que ustedes le dan al término político. Soy de izquierda en el sentido de que soy para Alfonsín, para el progreso de mi país, para mejorar el tenor de la vida de la gente pobre, para que todos tengamos paz y libertad".

En algún momento, un periodista cuestionó su amistad con Fidel Castro y ciertas declaraciones respecto de la vida en Cuba. A lo cual contestó, que no ha buscado la amistad de él por su condición de líder revolucionario ni por su por su marcada connotación política a nivel mundial. “Se equivoca quien lo piense así”, añadiendo que su amistad se fortaleció porque el pueblo cubano le tendió la mano cuando gran parte del mundo lo rechazaba en aquellos tiempos en que cayó en la droga, “es por eso que yo defiendo mi fútbol como Fidel defiende a su pueblo”.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Reflexiones sobre la organización sindical

Durante la desafortunada década de la revolución verde agüita en la que se intentó hacer aguas a las organizaciones sindicales que no se sometieron para aplaudir durante las sabatinas ni para dividir a la clase trabajadora organizada. De ordinario los sindicatos o gremios actúan en nombre y representación de sus integrantes para defender los derechos laborales y económicos que por su carácter reivindicativo y contestatario desembocan en conflictos para presionar a los empleadores y al Estado.

El derecho a la organización sindical está reconocido por la Constitución de la República, el Código de Trabajo y por otras entidades como la Organización Internacional del Trabajo, cuya función primordial es la negociación colectiva entre trabajadores, empleadores y el Estado para fijar remuneraciones, alcanzar nuevos derechos sociales y la defensa de los derechos ya adquiridos. Sin embargo esa legalidad está lejos de cumplirse, por lo que la lucha sindical por mantener los derechos de los trabajadores sigue vigente.

Durante el período del correato, al estilo capitalista se intentó neutralizar a la dirigencia a través de la judicialización del reclamo popular, persecución, cancelación, encarcelamiento; mediante leyes infames se despidió a miles de trabajadores y en otros se suprimió igual cantidad de puestos de trabajo. Es por eso que la clase obrera deberá mantenerse organizada, unida y convencida de que los gremios son el espacio más importante para el análisis ideológico de la realidad social y a la vez es la mejor arma para elevar la conciencia social y la lucha de clases.

La banca y la gran empresa capitalista mediante la economía consumista han disfrazado el conflicto de clases con las condiciones de vida general de la clase trabajadora a través de la beneficencia y ciertos servicios básicos a cambio de paz social y el apocamiento de cualquier señal de organización sindical. En estos tiempos de crisis sanitaria, tenemos un verdadero problema de desahucios, empobrecimiento generalizado y corrupción política creciente, que pareciera inaudito en un gobierno y sociedad supuestamente democrática, pero a la vez propia del neoliberalismo. Esto hace transcendental a la organización sindical y a la lucha por el mejoramiento de las condiciones generales de vida. Es desde esta premisa por la que tenemos que entender el impulso político, social y legislativo que tuvo y tiene el gobierno al mantener y propiciar el sindicalismo paralelo.

El actual gobierno en alianza con la oligarquía gestiona la economía para mantener su situación de privilegio y su capacidad de establecer las normas más favorables a sus intereses de clase y hacerlas respetar. Mientras los sindicatos no desmayan en su lucha, están agrupados bajo el principio marxista “trabajadores del mundo, uníos, porque no tenéis nada que perder, excepto vuestras cadenas”. Es el caso de los trabajadores de la educación congregados en la Unión Nacional de Educadores, con más de setenta años de trayectoria sindical y representación unitaria han demostrado por la vía de los hechos, su naturaleza movilizadora y de defensa de la educación pública y la vida.