sábado, 23 de mayo de 2020

La pedagogía crítica es una forma de pensar, no de adoctrinamiento

 “Si ves que tu libertad y liberación están unidas y enredadas con las mías, entonces construyamos proyectos juntos”

Peter McLaren[i]:

Peter McLaren es autor de más de 50 libros, traducidos cada uno a varios idiomas, es Profesor Distinguido en Estudios Críticos, Co-Director The Paulo Freire Democratic Project y deInternational Ambassador for Global Ethics and Social Justice.

Peter McLaren es considerado uno de los exponentes más renombrados de las pedagogías críticas en el mundo, por ello comparto textualmente este texto publicado en: http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/34751

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La pedagogía crítica revolucionaria sigue siendo una alternativa viable en la escolarización de nuestros pueblos, para dar respuesta a la extrema derecha que dicen que la pedagogía crítica es una forma de adoctrinamiento socialista de la juventud.

Los educadores críticos no imponemos nuestros puntos de vista e ideologías a los estudiantes, sino que creamos espacios de respeto y comprensión mutuos en los que debatir y debatir cuestiones políticas que siguen siendo controvertidas en el ámbito público más amplio. Tratamos de contribuir a que participemos en definiciones y acciones para que la sociedad avance en dirección de la libertad.

Guiados por la colaboración y no por la competencia, entablamos los debates más allá del conocimiento teórico abstracto, con la intencionalidad de transformar los elementos opresores de nuestra realidad política para crear acciones y alternativas significativas para nuestro universo social, dando nueva vida a nuestra realidad comunitaria a través de una orientación profunda y de praxis reflexiva que conlleva obligatoriamente a concretar la solidaridad y la unidad.

Los educadores críticos revolucionarios estamos fuertemente inclinados a valorar la perspectiva del socialismo en los asuntos del control popular de los recursos y la producción, para la distribución equitativa de los recursos, para el multiculturalismo, los derechos de los homosexuales y los derechos de las mujeres. Consideramos que la sociedad debe garantizar los derechos básicos con respecto a la alimentación, la vivienda, la atención médica y los ingresos. Estos derechos básicos deben incorporarse a la constitución.

La educación debe ser gratuita y todas las deudas de los estudiantes deben cancelarse. La contaminación por combustibles fósiles debería terminar y deberían adoptarse sistemas de energía sostenibles. El túnel excluyente de las escuelas de pobres que conducen de la escuela a la prisión debe terminar y, junto con ella, el sistema industrial de la prisión que se beneficia financieramente del encarcelamiento masivo.

La reforma migratoria debe comenzar con la abolición de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) y los campos de internamiento que el gobierno de los Estados Unidos ha establecido para separar a los niños refugiados de sus familias. La amnistía y un camino viable para la ciudadanía deberían estar disponibles para los inmigrantes indocumentados, muchos de los cuales están actualmente encerrados en estos campos de prisioneros administrados por el gobierno como ejemplos de “humanidad excedente”.

¡Estos son problemas sociales que pueden abordarse temáticamente en nuestro sistema educativo hoy! Los educadores críticos ponemos un fuerte énfasis en desafiar la política exterior de EE-UU y la forma en que dicha política es impulsada por los intereses de los bancos y corporaciones transnacionales.

La pedagogía revolucionaria crítica resuena como una alarma sobre los usos que se le están dando al aprendizaje automático y la inteligencia artificial, a saber, el sistema de guerra electrónica actual y las capacidades militares de nueva generación que están desarrollando los militares estadounidenses.

Los educadores críticos nos preocupamos de que los avances en la detección acústica y electromagnética de infrarrojos, electroópticos y de radar estén llevando el desarrollo de la inteligencia artificial a las manos hambrientas del estado de vigilancia.

Los educadores críticos apoyamos la soberanía de los grupos indígenas, luchamos por la protección de los derechos reproductivos de las mujeres y por poner fin a la división del trabajo por género. También estamos comprometidos en reconstruir el movimiento laboral y aumentar la afiliación sindical.

¿Por qué los estudiantes deben encontrarse con esta cruda realidad una vez que se gradúen? Estas cuestiones deben abordarse como parte de un plan de estudios socialista. La pedagogía crítica es una filosofía de praxis cuyos profesionales captan el proceso de enseñanza y aprendizaje como un medio para promover la agenda política y moral alternativa dentro del contexto de las poderosas fuerzas económicas y sociopolíticas que existen en la sociedad en general.

Al hacerlo, los educadores críticos hemos desenmascarado las relaciones de producción, economía moral existente y las premisas epistemológicas que han ayudado a dar forma a los discursos, prácticas y valores educativos dominantes. Hemos logrado esta tarea al desarrollar y apropiarnos críticamente de varios lenguajes o sistemas de inteligibilidad (es decir, la escuela de teoría crítica de Frankfurt, la crítica marxista de la economía política, la teoría feminista, la teoría de la actividad histórico-cultural, la teoría crítica de la raza) que iluminan las explicaciones sobre la vida social y muestran cómo se fabrica la opresión a través de sistemas de mediación (es decir, lenguaje, cultura, discurso, organización institucional, formaciones sociopolíticas, fuerzas y relaciones de producción) y cómo la gente común puede alcanzar un nivel extraordinario de conciencia crítica de su entorno.

Al final se trata de aprender a tomar medidas para transformar su entorno para que sus necesidades físicas, existenciales e intelectuales estén más satisfechas. La pedagogía crítica proporciona diferentes marcos explicativos para explicar las distorsiones ideológicas que a menudo acompañan el conocimiento oficial que se enseña en los planes de estudios federales, estatales o locales. Pero lo más importante, como filosofía de la praxis, es que ayuda a los maestros a descubrir e interpretar lo que ocurre en la vida cotidiana, especialmente en sus dimensiones políticas. Pongamos estas ideas al frente y al centro de nuestros sistemas escolares.

Los educadores críticos somos pocos, pero a medida que el socialismo logra más legitimidad con las continuas crisis del capitalismo, se pueden abrir puertas y lograr victorias. Aquí invocaría el espíritu y la praxis de los zapatistas “preguntando caminamos”, o “caminando, hacemos preguntas”, el camino del guerrillero / pedagogo. Esto es diferente de “predicando caminamos”. Buscamos crear una forma de organización horizontal en lugar de una forma de organización vertical.

Un ingeniero amigo de Eduardo Galeano dijo: lo “único que se hace desde arriba son los pozos” (lo único que puedes hacer de arriba a abajo son los agujeros”), los agureros de la pobreza.

Los educadores críticos no podemos ser doctrinarios en nuestro enfoque, despreciando a otros que tienen opiniones diferentes. Como socialistas revolucionarios, no iniciamos nuestra lucha continuamos una senda construida colectivamente. Podemos crear las condiciones de posibilidad para un futuro socialista. ¡El desafío depende de nosotros!



http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/346751[i]

viernes, 22 de mayo de 2020

Trabajadores y pueblos pagan la ineptitud

   El Gobierno del Presidente Moreno desde la ruptura con su benefactor político, bajo presiones del FMI tenía planeado cambios en la economía para favorecer a los sectores empresariales y a la derecha oligárquica. Sin embargo en el mes de octubre del año anterior, marchas encabezadas por el movimiento indígena, detuvieron esas pretensiones; que tampoco se olvidaron, porque justo ahora, desde el inicio del estado de excepción COVID-19 se ha podido evidenciar que se cogobierna para arremeter con esas medidas antipopulares.
   Desde Carondelet y en complicidad de una pírrica mayoría en la Asamblea Nacional, se logró aprobar dos leyes para condenar la escuálida economía de los empleados públicos, docentes, trabajadores y sectores populares. Es el tradicional paquetazo recetado por el FMI, que a lo contrario de lo esperado por el Gobierno, muy a pesar de la pandemia, ha reanimado la confrontación y la lucha clases, que desde la protesta en las redes sociales, ha pasado ya a las calles y plazas.
   El Presidente Moreno, ya en el 2019 se había comprometido con el FMI., a realizar “un cuidadoso reajuste de la masa salarial... con decisiones prudentes en la renovación de contratos ocasionales”; a “armonizar (disminuir) los sueldos de los nuevos empleados del sector público para equipararlos con los del sector privado que en promedio, son más bajos que el sector público”; a “vender las empresas públicas; y, a “continuar con la optimización de los subsidios a los combustibles”.
   Aprovechando la cuarentena y el miedo al contagio, el Gobierno y sus aliados dentro y fuera de la Asamblea Nacional, han dado cumplimiento a lo concertado hace más de un año, cuando le ofrecieron nuevos préstamos desde el mayor organismo chulquero del mundo. Las últimas medidas, conducen al despido de miles de trabajadores, a la reducción de la jornada laboral y a la reducción del salario; pero particularmente la aprobación de estas leyes lleva implícito la eliminación de los subsidios a los combustibles.
   A los banqueros y grandes empresarios inicialmente se dijo que se les impondría un impuesto del 5% a las utilidades mayores a un millón de dólares, sin embargo, el Presidente Moreno, dispuso que no se les afectara ni un pelo, por el contrario, pasaron a semáforo verde para reducir la jornada laboral y bajar el salario hasta ciento ochenta dólares. A eso le llaman “Ley de apoyo Humanitario”. Para rematar, en la cadena nacional se dejó muy claro que “el país vive una tragedia humanitaria”, pero que ésta deben pagarla los trabajadores y el pueblo.
   “A los maestros se les reducirá parcialmente su salario”. Si el Presidente Moreno y la señora Creamer han olvidado que los salarios del docente no han sido elevados desde el correato, y que ahora con el teletrabajo la jornada laboral aumentó. Que no olviden que el magisterio es una clase social que junto a las organizaciones sociales, dejando el miedo a todo, saldrá a luchar para oponer resistencia y detener las medidas económicas que afectan a los sectores populares.

sábado, 16 de mayo de 2020

Más cumplimiento y menos aprendizaje.


Los ecuatorianos desde el inicio de la cuarentena vienen alternando el teletrabajo con las clases virtuales, en estos dos meses, por las diversas redes sociales en broma y en serio se hace conocer de los malabares de los padres de familia para contener en casa la “hiperactividad” de los pequeños y el “apetito voraz” de los adolescentes por quebrantar las normas del aislamiento social.
Sin duda, los primeros días de la tele-escuela estaban llenos de entusiasmo, sus padres se involucraron en el acompañamiento para la realización de las tareas escolares; el interés se perdió justo cuando la Ministra de Educación expresaba por los medios de comunicación, que éstas no serían calificadas, que lo importante era la salud y la vida. Claro que es así, pero el trabajo de los estudiantes debe ser evaluado, caso contrario se pierde el valor del aprendizaje. No digo la autoridad del docente.
La tecnocracia del Mineduc hasta la fecha ha dispuesto cerca de un centenar de acuerdos, memorandos, instructivos y etcéteras de disposiciones que muchos directivos escolares reenvían a los docentes con la respectiva amenaza de que si se incumplen habrá la consiguiente sanción. Al menos ya reconocen que solamente un 37 % de la población estudiantil cuenta con equipos y conexión para el trabajo por plataformas como “Teams, Zoom, Facebook” y otras cuyos resultados no han sido los esperados. Esto demuestra que para el Mineduc es más importante el cumplimiento y menos el aprendizaje.
Los docentes venimos diciendo, que los estudiantes de educación inicial, básica elemental y media solo pueden realizar una parte de las actividades para su aprendizaje con su docente distante, por lo que, son los padres de familia los que deben tomar nota de las indicaciones que los profesores y el Mineduc imparten por medio del “plan de contingencia académico”, para ayudar a sus hijos. Esta sola acción manda al traste la creatividad del niño, a la pedagogía y a la didáctica reconocida en conjunto, como el “arte de enseñar”.
Algo similar sucede con los estudiantes de básica superior y de bachillerato, que en la mayoría de los casos transcriben sobre la marcha, fotografían sus trabajos y los comparten entre ellos, los que luego son enviados a sus docentes o a las plataformas. Decimos que el aprendizaje es descubrimiento, pero así no lo es ni lo hay.
Ante las últimas instrucciones ministeriales para que la evaluación “correspondiente al segundo quimestre sea a través de la elaboración de un portafolio con las actividades realizadas (por el estudiante) en casa durante este período”; se despertó el interés de padres de familia y estudiantes por el cumplimiento apurado de estas actividades.
Los docentes acostumbrados a luchar por los derechos sociales, por las justicia y por la vida, proponemos a los padres de familia, mantener el ritmo de aprendizaje de sus hijos con amor y más tiempo hasta que vuelva a sonar el timbre de la escuela, seguro ya habremos vencido el miedo al virus y a las injusticias.