miércoles, 8 de marzo de 2017

8 de Marzo, celebración o resistencia.

El 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, en buena parte del mundo, sigue siendo una fecha y una oportunidad más para el reconocimiento a las luchas que las mujeres han librado y libran en su afán de erradicar la discriminación e injusticias sociales y políticas.
Afortunamente son las propias mujeres quienes exigen en esta fecha menos celebraciones frívolas y menos discursos demagógicos. Ellas exigen más reconocimiento a sus derechos, más solidaridad de la sociedad y de los gobiernos para eliminar las condiciones de explotación, subordinación, injusticia y pobreza que padecen miles de mujeres en el día a día.
Naturalmente las Mujeres se merecen miles de rosas y poesías. Ellas son la conjugación del amor y la pasión, la revelación de la rebeldía, de la unidad y la resistencia. Hoy las encontramos en los más amplios y diversos sectores, batallando con su tenue mirada pero sin renunciar a su lucha apasionada y encendiendo con el fuego de sus besos las alamedas de la utopía emancipadora de la Patria grande y soberana.
Mujeres de allá, como Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo; y de acá, como Manuela Sáenz, Manuela Cañizares, Matilde Hidalgo, Dolores Cacuango, Transito Amaguaña, Rosita Paredes y otras, nos exhortan a valorar sus innumerables jornadas de lucha exigiendo respeto a su dignidad y valoración real de su aporte a la sociedad.
En estos tiempos, la lucha por la autodeterminación integral femenina ha adquirido una perspectiva de clase, transformándose en parte esencial e insoslayable de las relaciones sociales, han roto con todos los paradigmas y tradiciones, hoy el rol de la mujer les ha llevado a asumir funciones que antes eran exclusividad de los hombres. Por eso es preciso, reafirmar el compromiso y la solidaridad de la sociedad para lograr un mundo pleno de igualdad y de justicia, sin distinción de clase social. Hoy la lírica debe transformarse en acciones concretas como el reconociendo de la deuda social, para así orientar las políticas públicas hacia la defensa de los derechos de la mujer; la plena materialización en la participación activa y protagónica en los diferentes escenarios de toma de decisiones, en la vida política, social y económica del país.
En fin…, nuestra admiración y respeto a todas las mujeres que firmes en sus principios y convicciones luchan día a día por el derecho a una justicia real y a la libertad de vivir con dignidad.

viernes, 3 de marzo de 2017

El debate político actual es el miedo al debate.

Ha empezado la segunda vuelta electoral, parafraseando a Calderón de la Barca, para cada candidato que aspira gobernar el otro le es un estorbo; al parecer se cumple la sentencia popular: acusa y reinaras.
Al respecto podemos reflexionar horas y días sin encontrar solución al ejercicio de como erradicar o al menos disminuir los rangos de la pobreza, del hambre, del feminicidio, de la falta de fuentes de trabajo, en definitiva, que cambie el rumbo de la actual democracia de tecnócratas y plutócratas que utilizan las instituciones públicas o las corporaciones para decidir por nosotros.
El debate importante que debemos exigir a los candidatos Moreno y Lasso, debe ser el que nos permita deliberar juntos qué país queremos, a partir de la necesidad de superar nuestras injusticias históricas, para ello cuestionemos a ellos y nosotros mismos, ¿qué es lo que queremos mejorar o cambiar? y ¿cómo lo vamos a lograr y a costa de qué?
La primera pregunta, nos debe conducir a un sesudo análisis acerca de la realidad nacional y local, lo que nuestros pueblos deben desarrollar para vivir en condiciones de dignidad y no de beneficencia, y sobre todo, en medio del respeto a los derechos civiles y humanos.
La interrogante cómo lo vamos a lograr y a costa de qué, nos lleva de lleno a la definición del modelo económico y de gobierno. Es decir, a buscar las mejores maneras, normas y leyes, que permitan a todos los ciudadanos una convivencia alejada de las pasiones políticas y el odio a quienes piensan distinto.
Lo ideal sería que lo uno y lo otro, lo alcanzáramos con o a pesar de los candidatos que pasaron a la segunda vuelta, o con o sin sus tiendas políticas. Con o sin segunda vuelta. Con la actual Constitución o con una nueva, es decir, que la dignidad humana y el bienestar social y no la pedagogía del miedo y de la descalificación, deben primar sobre las reglas de juego electorales.
En fin, las dos candidaturas no presentan diferencias de fondo, no ofrecen espacios para definir un país distinto. Se puede decir con certeza que el debate electoral, el debate político actual, es el miedo al debate. El espectro electoral y político está lleno si, de acusaciones mutuas, de quien repartió o devolvió más atunes, de quien representa más o menos a la corrupción, al pasado o al continuismo.

domingo, 26 de febrero de 2017

Continuación o cambio de modelo de gobierno


Las elecciones realizadas el pasado 19 de febrero, en lo que respecta a la Presidencia de la República del Ecuador, según lo ha anunciado el máximo organismo electoral, se definirán el próximo 2 de abril en una segunda vuelta con los aspirantes Lenin Moreno y Guillermo Lasso.
Más allá de los absurdos que se han escuchado de lado y lado, una segunda vuelta para elegir al sucesor del Presidente Correa, es lo más sano para la democracia. A Moreno y a Lasso les corresponde dejar a un costado esa campaña al estilo circense y demagógica, para ofrecerle al pueblo ecuatoriano con mucha claridad sus propuestas. También corresponde a los medios de comunicación, dejar de entretener a la ciudadanía con la transmisión de escándalos políticos absurdos, noticias de crónica roja, programas de farándula grosera y violencia.
Uno y otro candidato están obligados a revelar las fuentes de endeudamiento para financiar el presupuesto nacional; a asegurarnos que se respetará la institucionalidad y autonomía de los organismos de control público y justicia; a garantizarnos el respeto a la libertad de expresión y de asociación; y a la plena vigencia de los derechos humanos.
La poca educación y cultura política de los ecuatorianos nos permite asegurar que el voto no se endosa. Por tanto, concierne a los partidos políticos y a sus líderes hacer públicas las definiciones respecto de apoyar la continuación de un modelo disque revolucionario y duramente cuestionado; o la posibilidad de un cambio de gobierno o reencuentro de la derecha con la administración individualista que impone el neoliberalismo.
Por otro lado, no considero que ahora se siga con denuncias proselitistas sobre el robo a los fondos del estado, ya tuvieron su espacio para ello. Ahora que ambos candidatos afirman que combatirán la corrupción, estas deben presentarlas con los respectivos respaldos y con nombres y apellidos ante las instancias respectivas. Los sentimientos de afectos o desafectos personales, no deben influir en la postura de quienes respaldaron las otras seis candidaturas o de los indecisos que seguramente hoy se multiplican.
En esta segunda vuelta, más allá de la continuación o no de un modelo de gobierno, están en juego las posibilidades de mejoramiento de las condiciones de vida de buena parte del pueblo ecuatoriano, de aquellos que el propio sistema ha marginado hipotecando sus esperanzas y sueños por la injusta distribución de la riqueza que el inhumano capitalismo impone.