viernes, 12 de febrero de 2016

La pobreza no tiene ideología

En los últimos años ha venido transfigurándose el concepto de ideología, caos que se agrava más, cuando se avecinan eventos electorales y en momentos en que los gobiernos de turno empiezan su declive de popularidad; es precisamente allí, cuando se escuchan simplezas, como la frase que intitula el presente artículo.
Aunque no se quiere reconocer que vivimos una crisis económica, que en lo nacional está caracterizada por la negación y a la vez reconocimiento oficial, de que ésta se debe a causas externas. Mientras para la oposición, es el resultado de una planificación que prioriza la defensa de un proyecto hipertrofiado y proselitista, que en la práctica, no garantiza, que la “patria ya es de todos”.
Nadie puede imaginar, que la pobreza como condición socioeconómica tenga una ideología, a la que los ciudadanos nos adhiramos libremente, imposible. Lo que si es cierto, es que, la pobreza es consecuencia de la indebida e inequitativa redistribución de la riqueza. La ideología, en palabras simples, es el conjunto de ideas, principios y declaraciones programáticas, que en el caso de Alianza País, es el poetizado socialismo del siglo xxi.
Funcionarios del Gobierno afirman que en el Ecuador, la reducción de la pobreza es una realidad. Al parecer, las estadísticas se las maneja al estilo del presidente Churchill, que decía, “las estadísticas más fiables son las que se pueden manipular”. Es obvio que ningún presidente por más académico que se declare, va a solucionar el problema del desempleo ni a arreglar la economía. Tampoco se solucionará este mal, trayendo inversión condicionada al mismo estilo del FMI, ni ofreciendo bonos de desempleo.
La pobreza y las desigualdades crecerán mientras no se cambie el sistema político de gobierno, mientras se siga privilegiando los intereses de los grupos de poder económico y político. Visto así, la pobreza si tiene ideología, es un recurso demagógico que responde al estado neoliberal disfrazado de revolucionario, progresista, populista, etc., que se sostiene gracias a la poca educación y conciencia política de los sectores populares.
Por tanto, para que ese cambio se dé, es preciso, al decir de José Martí, “no descuidar el trabajo y la educación ideológica en la organización popular…, no podemos engañarnos, pues no se garantiza el apoyo popular a los procesos dando al pueblo sólo mejores condiciones de vida, porque eso puede originar en la gente una mentalidad consumista" que menoscaba la unidad.

viernes, 29 de enero de 2016

Ala conservadora de Pachakutik se retorció de rabia ante la Bandera Plurinacional

En el afán por poner fin al gobierno de Alianza País, amplios sectores sociales y políticos convocados por Pachakutik, venían adelantando un acuerdo programático, que finalmente no progresó porque las bases de la Ecuarunary y la CONAIE lo impidieron, argumentando que, por historia y por principios, jamás se aliarían con la derecha. Parafraseando a Carlos Marx sobre este hecho diríamos que: la vieja partidocracia se retorció en convulsiones de rabia ante el espectáculo de la Bandera Plurinacional.
La inconclusa cita convocada para lograr acuerdos que conlleven a rescatar la democracia y la lucha por ella, pusieron en alerta a la dirigencia política, dejando en claro, que en el proceso electoral que se avecina no está en juego, la continuidad o no de Rafael Correa, sino la defensa de las libertades, para lo cual es de vital importancia la educación política de los ciudadanos, solo así, podríamos comprender tanto las ideologías y tesis de cada organización, como los procesos reales de unidad.
En los momentos actuales, se siente más la necesidad de refrescar la propia conciencia social y de recrear las tradiciones de lucha de los trabajadores y de los pueblos del Ecuador, que a lo largo de la vida colonial y republicana con su histórica participación de masas, han ofrendado sus vidas en defensa de la democracia, las libertades, la justicia y equidad social. Hoy los sectores populares, ratifican que la unidad es solamente con los sectores populares; que la unidad de la izquierda es con la izquierda.
La oposición a una alianza con la derecha de ayer y de hoy, está convencida que el enemigo no es el Presidente Correa sino el sistema opresor que nos gobierna, por ello proponen una estrategia popular desde las bases, para luchar contra los sectores retrógrados, contra la oligarquía servil a las transnacionales, contra la derecha que defiende la corrupción y los privilegios de las elites, contra el régimen dictatorial y la prepotencia, contra la división de las organizaciones y la criminalización de la protesta social, contra las sabatinas que se utilizan para desprestigiar las acciones de la oposición. 
En esencia la fracasada cita, identifica a un sector con planteamientos más avanzados, humanistas y solidarios. Pero a la vez nos invita a reflexionar acerca de nuestra obligación de buscar una unidad para construir una patria de plena soberanía.

viernes, 22 de enero de 2016

Posibles alianzas con adversarios históricos irreconciliables

Para los ciudadanos del día a día, los que nos son parte de las organizaciones sociales y políticas, para los que sólo se informan de la tertulia cotidiana, les son indiferentes las explicaciones que sobre la crisis ofrecen los políticos y economistas. Ellos las conocen a profundidad, porque las sienten, enfrentan y resuelven en el propio día a día. Son prácticos.
Esa experticia de los ciudadanos de a pie, parece no importarles a los dirigentes de organizaciones populares y políticas. Si les prestaran atención, en ellos encontrarían un torrente de valiosa información para un verdadero análisis de la coyuntura nacional y local. Claro que sí, saben y muy bien, que las ofertas de campaña jamás se hacen realidad, porque una vez que acceden a los cargos públicos y a la burocracia, lo importante es la recuperación de su inversión y el pago de favores.
Por ello es que, en medio de los alborotos por la unidad y las alianzas, en los momentos en que el peso de la crisis les golpea más, se cuestionan acerca de la aparición de supuestos salvadores de la patria que juegan con la esperanza popular. Saben que ahora ya no es suficiente informase por los medios de comunicación, saben que es el momento de la exigencia de rendición de cuentas y de la participación efectiva. Sin embargo, lejos de buscarla, prefieren escudriñar en el entramado político y exigir respuestas.
En el trajinar cotidiano, la ciudadanía, los trabajadores, los campesinos, los maestros y estudiantes, van definiendo la situación coyuntural presente, como una manifestación de los mismos actores y grupos aunque con diferente careta y etiqueta, pero al final los mismos. Saben que los actores y grupos, ahora convencidos del desgaste popular de la revolución ciudadana, buscaran la unidad, tratando de ocultarse ellos mismos, las diferencias ideológicas, contradicciones de clase, negándose que hasta hace poco, eran adversarios históricos irreconciliables. 

Es importante entonces, que para estar atentos al desarrollo de los acontecimientos políticos que se avecinan, previo a las alianzas se respondan inquietudes como: ¿Para qué se busca la unidad? ¿Qué intereses están en juego? ¿Qué organizaciones o fuerzas intervienen en esa unidad? ¿Qué clases sociales representan esos actores o grupos? ¿Qué objetivos persiguen implícita o explícitamente? ¿Qué tipo de gobierno se pretende?, etc., etc.