viernes, 27 de junio de 2014

El agua no solo es un derecho humano; es un recurso de interés social




Los gobiernos de turno en el Ecuador históricamente han impulsado la concentración y acaparamiento del agua. Las políticas de ajuste “recomendadas” por el Fondo Monetario Iinternacional y el Banco Mundial llevaron a que algunas empresas de servicios de agua potable sean privatizadas.

Con la organización y movilización social, la Constitución del 2008 modificó el marco legal y reconoció el derecho humano al agua, los derechos de la naturaleza, el manejo exclusivo público y comunitario y su no privatización.

Sin embargo, en los últimos meses, las organizaciones sociales, particularmente el movimiento indígena y campesino ha manifestado que el proceso de reorganización institucional y de construcción de la nueva propuesta de ley de aguas se realizaba sin la participación real de organizaciones del agua y los usuarios.

Mientras buena parte de la sociedad se entretiene en el mundial de fútbol; la movilización social o marcha en defensa del agua y la vida, determina y urgentemente “en menos de lo que canta un gallo”, la Asamblea Nacional aprueba la Ley de Recursos Hídricos.

El agua en el Ecuador fue concentrada y acaparada por los latifundistas, como herencia colonial del saqueo y del despojo de la naturaleza, que continúa profundizándose. El agua beneficia a los propietarios de grandes extensiones de tierras en desmedro de las pequeñas parcelas. La inversión estatal para construir sistemas de riego estuvo orientada a favorecer a las tierras bajas en manos de grandes propietarios de tierras.

Hoy se conoce que “la quinta parte de ecuatorianos consigue agua a través de tanqueros, pozos, ríos, vertientes o acequias; fuentes que por lo general están distantes y con alta irregularidad en el servicio y con problemas graves de contaminación”.

Lo cierto es, que la reciente Ley, debe cubrir la falta de cobertura en sistemas de agua potable y saneamiento ambiental en el sector rural que “sobrepasa el 60%”. Si bien en el sector urbano, se ha tenido un notable avance en la última década, hace falta mayor inversión pública para ampliar los servicios en los sectores suburbanos. Lo más importante es, recuperar la soberanía sobre este recurso de interés social.


viernes, 20 de junio de 2014

Desde Carondelet se pone en entredicho la construcción del “nuevo país y el buen vivir”.



Negar que el Gobierno del Presidente Rafael Correa haya generado cambios significativos en los campos socio político y económico sería una falacia. Puesto que, si bien no en la medida como lo haría un gobierno socialista como se autodenominan, si hay un cierto reordenamiento que ha reforzado la presencia estatal en  esferas en las cuales la oligarquía neoliberal tenía supremacía. Sin embargo, de ninguna manera se puede decir, que se trate de una transformación estructural como la esperada por los sectores populares, progresistas y de izquierda.
La palestra política y mediática internacional le recuerdan desde su participación en el gobierno interino de Alfredo Palacio y le reconocen como un gobernante antiimperialista que impulsó un cambio radical en el sistema económico, ganando cierta simpatía que supo aprovecharla en su posterior campaña de la “Revolución Ciudadana”, propuesta que “sigue ganando”, pero que en la práctica no cuenta con el apoyo de cuadros ideológicamente formados ni goza del respaldo de las organizaciones populares, que se supone son la base de un movimiento revolucionario y a las cuales por el contrario las combate.
Desde el exterior le identifican como aliado a la política antiimperialista de Raúl Castro, Nicolás Maduro, Evo Morales y Daniel Ortega quienes trabajan en beneficio de sus pueblos y de América Latina. Sin duda que con algunas exageraciones existe cierta afinidad con esos gobiernos. Sin embargo a nivel interno, las apreciaciones en cuanto a su posición son muy contradictorias. Mientras la derecha burguesa y fascista lo acusa de “dictador y promotor de políticas comunistas fracasadas”; buena parte de los sectores populares y de izquierda le tildan de haberse derechizado e incluso de haber traicionado el proyecto de la revolución ciudadana.
Lo cierto es, que debe buscarse consensos con los sectores populares y con la oposición progresista sin confundirse con las posiciones oportunistas y pequeño burguesas, que son quienes desde el propio Carondelet ponen en entredicho e impiden la transformación estructural del Estado y la construcción del “nuevo país y el buen vivir”.

viernes, 13 de junio de 2014

EL balón y la política, protagonistas en Brasil 2014



Con una variedad de coreografías se inició el Campeonato Mundial de Fútbol. Los medios de comunicación en todo el mundo han dado más importancia a la promoción futbolera que a los palpitantes problemas sociales y de la geopolítica. La fogosidad comercial se debe al multimillonario negocio que se genera alrededor del rey de los deportes.

En Brasil desde octubre de 2007 en que fue designado sede del mundial, gran parte de la población ha pagado con desplazamientos y protestas sociales las consecuencias de organizar un evento de tal magnitud, en el que se han invertido algo así como 10.000 millones de dólares, “cuya recuperación es improbable”,  y los beneficios para los sectores populares es efímera, pues buena parte de los estadios son de propiedad privada de los clubes.

El propósito de los organizadores y auspiciantes del Mundial 2014 es “generar rentabilidad capitalista. Mientras miles de fanáticos vibrarán con los goles de sus selecciones, los agentes de mercado se emocionan con hacer su negocio mundial por estos días.

Cabe preguntarnos quién propone ser sede de un mundial de fútbol, ¿los gobernantes o los empresarios?. Obviamente los empresarios que aliados a la FIFA, manejan anualmente un negocio superior a los 500.000 millones de dólares, de los cuales mayoritariamente se benefician las empresas transnacionales.

La prensa brasilera, da por descontado que durante el mundial las manifestaciones públicas de descontento se multipliquen, es decir, a la cancha junto al balón de fútbol habrá saltado la política. Recordemos que estas protestas recrudecieron desde junio de 2013 pidiendo la reducción del costo del transporte público y en exigencia de programas de vivienda por parte del movimiento de los sin tierra, lo cual derivó en el rechazo a la organización del mundial de fútbol.

Si bien la atención estará fijada en los resultados de cada partido, es preciso recordar que “la única victoria que merece la pena es la de la dignidad humana” y la lucha por recuperar el fútbol para el pueblo sacándolo del mercantilismo capitalista.