viernes, 12 de enero de 2018

No hay democracia sin participación ciudadana



A inicios de los años ochenta, por la exigencia popular, los gobiernos de turno se comprometen a ciudadanizar la democracia promoviendo la participación ciudadana. Pero son los movimientos progresistas los que exigen que ésta vaya más allá de las votaciones en las urnas.
Sin duda que incentivar las más diversas formas de participación de los ciudadanos en la actividad pública y política, fortalece la gobernabilidad y la lucha contra la corrupción. En la actualidad, cualquier régimen político de democracia participativa, descansa en una participación ciudadana que no se agota con los procesos electorales, aunque estas son parte esencial por lo que también hay que garantizar y protegerlas de posibles fraudes. Sin embargo, la verdadera participación ciudadana, es la presencia de los diversos sectores sociales en las actividades públicas y políticas.
En el Ecuador para garantizar este derecho, la Constitución establece un Consejo de Participación Ciudadana, mismo que resultó ser un fiasco porque su integración como sus integrantes respondieron a una única dirección política. La idea inicial fue, que a través del impulso de procesos para la conformación y asociación de grupos ciudadanos se busque desarrollar una nueva manera de participar organizadamente en la vida y en las decisiones públicas desde el reconocimiento, ejercicio, defensa y promoción de los derechos ciudadanos en lo civil, político, social, económico, cultural, ambiental, etc.
En cuanto a la Consulta Popular y a la participación ciudadana. Una de las preguntas presupone que los funcionarios son deshonestos o incapaces por tener cierta filiación política, haciéndonos creer que todos los problemas radican en su militancia o en la partidocracia. Sin embargo, son los mismos sectores políticos quienes se han encargado de denostarlos para luego encaramarse en esos mismos cargos.
De ahí que es primordial que el Presidente Moreno se comprometa con los ecuatorianos y con la democracia, a la defensa incondicional de la participación ciudadana, no solamente para que los integrantes del Consejo transitorio tengan la potestad de cambiar a las autoridades de algunas instituciones públicas, sino para que en él, estén representados todos los sectores de la sociedad ecuatoriana.
De ganar el SI, en esta pregunta como parece, y el gobierno actual continuara con la misma visión del correato, es decir de implantar un esquema de poder que le sirva de resguardo a sus privilegios y para evitar la contraloría social y popular, entonces las esperanzas del pueblo se habrán frustrado.

viernes, 5 de enero de 2018

Día del Periodismo Ecuatoriano


El Dr. Eugenio de Santa Cruz y Espejo, quizá el prócer más valioso de la historia ecuatoriana, publica el 5 de enero de 1792, el primer periódico de nuestro país: “Primicias de la Cultura de Quito”, fecha que sirve para recordar el Día del periodismo ecuatoriano.
Durante la década de la egolatría, década en que la mayoría de los ecuatorianos perdimos el derecho a la información como condición principal para el desarrollo pleno de la democracia, en la que se prohibió a los periodistas y a los ciudadanos opinar y actuar libremente, configurándose un clima de hostigamiento que terminaría confiscando, sancionando y cerrando medios de comunicación e informativos que opinaban diferente a los mashi-revolucionarios.
Lo más crítico durante el correato fue que, a la par que criticaba la labor periodística, con el cierre de los medios, no sólo que se limitó el derecho al trabajo, sino que se clausuró el acceso a la información pública y se impuso una pseudo información mediante las sabatinas, espacios que en realidad fueron ocupados para dictar ordenes de silenciamiento, persecución y encarcelamiento a la dirigencia sindical, líderes sociales y políticos que denunciaban hechos de corrupción.
Incluso en lo que va del gobierno actual, la intolerancia del Superintendente de Información y Comunicación, Carlos Ochoa, convertido en juez y parte, sancionó con el pago de una fuerte cantidad de dólares a Teleamazonas, supuestamente por no difundir una réplica. Sin embargo, la resistencia de los directivos del medio, lograron que una jueza ordene que el principal de la Supercon, pida disculpas al canal por el abuso cometido.
En fin, por hechos como los señalados, el Ecuador fue censurado a escala internacional. Quizá faltó la solidaridad gremial de los periodistas, para poder cumplir con su deber primordial de denunciar la corrupción y la tiranía, de salvaguardar la libertad de expresión, en suma, defender los derechos humanos de los ciudadanos, aún a costa del atropello de sus propios derechos.
Tengo la certeza que así como en la época colonial, en la que Eugenio Espejo, precursor del periodismo, embestido de valor y rebeldía enfrentó a los serviles del colonialismo español y la imperante corrupción, los periodistas de hoy, continuarán levantando la antorcha de la dignidad y la justicia para defender la auténtica democracia.
Al presidente Moreno, como un homenaje al periodismo, le corresponde devolverles la confianza, para que periodistas y medios de comunicación, coadyuven a construir un país para todos.

viernes, 29 de diciembre de 2017

El simulacro de la paz y el amor ha finalizado



En referencia a la Navidad, en las redes sociales se popularizó el mensaje: “el simulacro de la paz y el amor ha finalizado, ya pueden volver a ser los mismos de siempre”. Cruda realidad que calza muy bien al acontecer de la política nacional.
La fábula de la corrupción política y económica que los medios transmitieron durante los últimos meses del año que concluye, se caracterizó por discrepancias entre las fanaticadas de alianza país, y luego por las capitulaciones de la justicia ecuatoriana, que no llegó a sancionar a todos los implicados en el festín de Odebrecht, como tampoco profundizó las investigaciones de los presuntos negociados petroleros.
Pronto daremos paso al 2018, año que asoma en el escenario nacional como una etapa muy dura para los ciudadanos y las organizaciones gremiales. La dominación empresarial se evidencia con el espurrio aumento de once dólares al salario básico decretado por el Gobierno.
Agudizando más la economía de los sectores populares, a la par que arrecia la lucha de los trabajadores para exigir del Gobierno, no sólo el cambio de la prepotencia del correato, por la tolerancia, el “dialogo” y las sonrisas, sino la reactivación económica para generar fuentes de trabajo.
Volviendo al tema navideño, pocos recuerdan el origen y el espíritu franciscano, el nacimiento y esa inocencia de la niñez mezclada con la ilusión de una sonrisa esperanzadora, que se ve opacada por la falta de sorpresas. Por el contrario, ahora están primero las enfermedades relacionadas con la pobreza, el abuso y violencia sexual, e incluso el asesinato infantil. En esta época navideña, de fin y de nuevo año dedicado a la reflexión, es más un tiempo de compras, pero de compras para quienes tienen dinero, porque para los niños pobres sólo hay caramelos agridulces, caras tristes y llanto, que hacen en realidad un simulacro de felicidad.
En el plano político nacional, las pocas horas que faltan para recibir al 2018, constituyen la oportunidad para dejar la pasividad ante la corrupción y exigir al Gobierno y a los políticos, acciones concretas y urgentes que conlleven a eliminar el asistencialismo y la pobreza. No con el consuelo de que algún día llegará el anhelado buen vivir, sino con el espíritu de la unidad, para reforzar la acción política de movilización y organización popular, y construir una democracia participativa que impulse un proyecto más equitativo.