“Prometieron democracia y bienestar, pero dejaron abandono, deudas e inseguridad; es hora de despertar y recuperar la dignidad” Dosere
A dos años de su mandato, Daniel Noboa ha demostrado que su proyecto político no es más que una estafa al pueblo ecuatoriano. Prometió reconstruir el país con democracia, trabajo y dignidad, pero lo que vivimos es una profunda crisis: hospitales colapsados, jóvenes sin acceso a la universidad, desempleo galopante, violencia desbordada y un Estado quebrado que no responde ni a los más básicos derechos. Lo que ha hecho Noboa es gobernar para los suyos: su familia, sus empresas y los grandes grupos económicos.
En salud, el abandono es criminal. No hay medicinas, insumos ni especialistas. Familias enteras deben pagar de su bolsillo hasta una jeringa, los análisis más básicos e incluso la alimentación de los enfermos. La educación también ha sido golpeada con saña: más de 250 mil jóvenes quedaron fuera del sistema universitario en 2025, su futuro ha sido coartado por un gobierno que solo sabe recortar y excluir. El empleo digno es una ilusión: 7 de cada 10 ecuatorianos no ganan lo suficiente ni para cubrir una canasta básica que ya supera los 900 dólares mensuales.
Mientras el pueblo se hunde, Noboa prepara su golpe maestro: una nueva Constitución hecha a la medida de los intereses económicos de su círculo cercano. El objetivo es concentrar el poder, privatizar los sectores estratégicos del país, eliminar los derechos laborales y ambientales, y garantizar privilegios para los grandes capitales. Todo bajo el disfraz de "modernización" y “responsabilidad fiscal”, cuando en realidad se trata de un saqueo legalizado.
Basta ver la agenda que impulsa: tarifas más altas para el gas y la electricidad, eliminación de subsidios, destrucción de la jubilación patronal, contratos por horas, reducción de salarios, y apertura total al capital extranjero. Su modelo económico no busca desarrollo, busca negocios privados con lo que es de todos. Y cuando dice con cinismo: “cuando ganemos la consulta no nos agarra nadie”, lo que quiere decir es que piensa aplastar cualquier resistencia y consolidar un régimen autoritario y neoliberal.
En noviembre, el pueblo ecuatoriano lo dirá fuerte y claro en las urnas: NO al saqueo disfrazado de modernización, no al autoritarismo, no al gobierno de los negocios familiares. Es momento de construir una alternativa popular que garantice seguridad, que defienda la salud pública, la educación gratuita, el trabajo digno y la soberanía nacional.