Los sectores populares y progresistas, en particular los trabajadores y los docentes, debemos recrear y reconstruir nuestra identidad para poder volver a ser protagonistas del futuro de todos los ecuatorianos. Examinar nuestra memoria histórica, nuestro pasado reciente es necesario, pero el reto más importante es caminar hacia adelante y no hacia atrás.
Los sectores antes mencionados, afrontan un nuevo proceso electoral, en especial las bases de las organizaciones sociales, que parecen estar repartidas entre todos los movimientos y partidos políticos, mientras que buena parte de la dirigencia a abandonado sus antiguas tiendas para aliarse o ser parte de otras con necesidades, trayectorias e ideologías aparentemente incompatibles, pero con una misma consigna: obediencia a los conspicuos y draconianos gobiernos neoliberales de turno.
Más allá de las urgencias y apetitos económicos o políticos que pueda tener la militancia o fanaticada de la vieja partidocracia burguesa, todos ellos, ante la completa inoperancia administrativa del gobierno del desencuentro, en estos días están convencidos que tienen un mismo desafío, hacer proselitismo ofreciendo solucionar los grandes males del país, en especial la corrupción, inseguridad y falta de empleo. Sin embargo, la satisfacción de las necesidades de las masas populares, solamente podrá hacerlo quienes han batallado junto al pueblo.
Parece que la historia se repite, el pueblo olvida a sus verdugos y como no hay el recuerdo suficiente sobre nuestro pasado reciente, la única manera de convencer a los votantes será con nuevas ideas y propuestas, con gente probada y comprometida con la lucha popular. Los trabajadores, maestros y estudiantes sabemos que la unidad de acción solamente se logra con la unidad de pensamiento desde los barrios y comunidades, desde allí se forja la unidad popular y de clase para aportar a la unidad nacional.
En estos momentos los sectores populares y progresistas unidos alrededor del candidato presidencial, del indígena y académico, del defensor de los derechos ciudadanos, del agua y de la naturaleza, se han comprometido no solamente a ganar la Presidencia del Ecuador y las curules a la Asamblea Nacional, sino que han presentado un proyecto al pueblo ecuatoriano que contiene cuatro seguridades, sustentadas simbólicamente en la Cruz del Sur, referente histórico de los navegantes para no perderse en alta mar: “en el norte, la seguridad ciudadana y la paz social; en el sur, la seguridad económica; en el este, seguridad ética y de gobernanza y, en el oeste, la seguridad ecológica”.
Con la memoria fresca, pero sin nostalgia, no podemos seguir repitiendo a gritos los males del pasado. Tampoco podemos conformarnos con las ofertas de quienes ahora con diverso maquillaje representan a Correa, Moreno y Lasso. Nuestra propuesta, la de los sectores populares es superadora de las reclamaciones del día a día. Y es superior, porque el objetivo no es solamente ganar, sino conducir a nuestro pueblo hacia un Ecuador justo, libre y soberano, porque los que no hemos traicionado a la patria nuestra patria debemos gobernar.
Los sectores antes mencionados, afrontan un nuevo proceso electoral, en especial las bases de las organizaciones sociales, que parecen estar repartidas entre todos los movimientos y partidos políticos, mientras que buena parte de la dirigencia a abandonado sus antiguas tiendas para aliarse o ser parte de otras con necesidades, trayectorias e ideologías aparentemente incompatibles, pero con una misma consigna: obediencia a los conspicuos y draconianos gobiernos neoliberales de turno.
Más allá de las urgencias y apetitos económicos o políticos que pueda tener la militancia o fanaticada de la vieja partidocracia burguesa, todos ellos, ante la completa inoperancia administrativa del gobierno del desencuentro, en estos días están convencidos que tienen un mismo desafío, hacer proselitismo ofreciendo solucionar los grandes males del país, en especial la corrupción, inseguridad y falta de empleo. Sin embargo, la satisfacción de las necesidades de las masas populares, solamente podrá hacerlo quienes han batallado junto al pueblo.
Parece que la historia se repite, el pueblo olvida a sus verdugos y como no hay el recuerdo suficiente sobre nuestro pasado reciente, la única manera de convencer a los votantes será con nuevas ideas y propuestas, con gente probada y comprometida con la lucha popular. Los trabajadores, maestros y estudiantes sabemos que la unidad de acción solamente se logra con la unidad de pensamiento desde los barrios y comunidades, desde allí se forja la unidad popular y de clase para aportar a la unidad nacional.
En estos momentos los sectores populares y progresistas unidos alrededor del candidato presidencial, del indígena y académico, del defensor de los derechos ciudadanos, del agua y de la naturaleza, se han comprometido no solamente a ganar la Presidencia del Ecuador y las curules a la Asamblea Nacional, sino que han presentado un proyecto al pueblo ecuatoriano que contiene cuatro seguridades, sustentadas simbólicamente en la Cruz del Sur, referente histórico de los navegantes para no perderse en alta mar: “en el norte, la seguridad ciudadana y la paz social; en el sur, la seguridad económica; en el este, seguridad ética y de gobernanza y, en el oeste, la seguridad ecológica”.
Con la memoria fresca, pero sin nostalgia, no podemos seguir repitiendo a gritos los males del pasado. Tampoco podemos conformarnos con las ofertas de quienes ahora con diverso maquillaje representan a Correa, Moreno y Lasso. Nuestra propuesta, la de los sectores populares es superadora de las reclamaciones del día a día. Y es superior, porque el objetivo no es solamente ganar, sino conducir a nuestro pueblo hacia un Ecuador justo, libre y soberano, porque los que no hemos traicionado a la patria nuestra patria debemos gobernar.