sábado, 3 de junio de 2023

Descontento y desconfianza ciudadana

Reaparece con fuerza el deseo de posesionarse para la Presidencia del Ecuador y para la Asamblea Nacional. Lo de que sí estuvo bien o mal la muerte cruzada y el descontento político por estas instituciones va quedando atrás. Hoy corre el tiempo para la inscripción de candidaturas. Los empresarios electoreros nos han tenido acostumbrados a votar por los menos malos. Ese ha sido nuestro infortunio.
Infortunio que se agrava por la legitimación de reglas antidemocráticas plasmadas en el mismo Código de la Democracia, que promueve, estimula y califica a que para ser candidato no es necesario ser afiliado a un partido o movimiento político, por eso precisamente muchos vivarachos se desafilian y como en temporada de feria abren sus propias tiendas. Sin embargo, esas son las normas de la democracia burguesa, porque si se tratase de una democracia más participativa, todo candidato debería ser afiliado por lo menos un año antes de su participación.
Parece que a los partidos débiles ni a los candidatos les conviene. Los primeros ganan votación y los segundos si es que son electos, cualquier momento deciden separarse del partido o movimiento que los auspició y declararse independientes. Lo más ridículo es que para estos embusteros no hay ninguna sanción ni ética, ni moral, mucho menos electoral. Deberían perder inmediatamente la representación y que esta la asuma el suplente. Pero no, no pasa nada y precisamente por eso la ciudadanía vive hastiada de la politiquería.
En fin, la campaña está en marcha, las organizaciones políticas, sociales y populares han hecho público los nombres de sus cuadros, en unos casos para enfrentar con responsabilidad la tarea de recuperar la patria, otros respaldando a figuras políticas ya posicionadas, y en otros hasta han empezado a alquilar sus partidos para los supuestos candidatos outsiders. Lo cierto es que, hay una ofensiva en medios de comunicación y redes sociales atacando la fragilidad crítica de la juventud y de los ciudadanos con esperanzas de mejores días.
Considero que lo más importante para las organizaciones políticas y sociales, es construir una verdadera democracia participativa. Eso es lo primero y es un tema superior incluso a la designación de autoridades que completarán el periodo denominado de "transición". Es urgente poner fin a la mediocridad gubernamental, dar trabajo, salud y educación para todos, combatir la corrupción institucional, garantizar seguridad ciudadana frenando la delincuencia organizada, pero sin querer parecernos a un régimen autoritario o totalitario.
Los ecuatorianos, en especial los sectores populares tienen derechos y si se conculcan saldrán a reclamarlos amparados en la Constitución y las leyes. Estos sectores, hoy apuestan más por la asociación cívica y patriótica que por los cargos de poder, desde esos espacios pretenden generar la presión para el cumplimiento de las ofertas de campaña, la defensa de sus derechos; pero en particular para recuperar la confianza ciudadana en la política e institucionalidad del Estado.