sábado, 1 de octubre de 2022

Protección del derecho al agua, ¿para quién?

La pregunta 7 de la anunciada y ociosa consulta nos interpela: “¿Está usted de acuerdo con que se incorpore un subsistema de protección hídrica al Sistema Nacional de Áreas Protegidas, enmendando la Constitución de acuerdo con el Anexo 7”?

La constitución actual determina que el Estado, los municipios, los sistemas comunitarios, juntas de agua potable y de riego, los consumidores y usuarios son responsables de la protección, recuperación y conservación de las fuentes de agua y del manejo de páramos, así como la participación en el uso y administración de las fuentes de agua. Entonces ¿cuál es el sentido de la consulta? Sencillamente, al gobierno del presidente Lasso, que no acierta nada, le corresponde hacer cumplir la ley.

Toda la pretendida consulta, demuestra la permanente lucha de clases y en particular la que está ligada a la naturaleza, a la defensa del agua como recurso natural de todos. Carlos Marx decía que hay dos tipos de naturalezas: “una poco alterada por la acción del ser humano; y otra, la que crea el ser humano con sus intervenciones en los espacios que habita”, por lo tanto, las creaciones sociales modifican el entorno socio-ambiental donde se desarrollan las desigualdades propias de la lucha de clases.

Es obvio que los recursos hídricos están siendo afectados por la acción no del hombre, como se pretende, sino por la acción inhumana de las élites empresariales, que por un lado aprovechan el agua para sus fábricas, y por otro, para la explotación minera, causando la mayor contaminación perjudicando en particular a la pequeña y mediana producción agrícola, consecuentemente a los sectores populares.

Por lo tanto, estamos ante un claro ejemplo que las repercusiones contra los recursos hídricos son producto de las actividades de la élite clasista, que ahora procura mostrarse como que quiere solucionar los daños que ellos mismos ocasionan. Entiéndase, jamás la derecha va a legislar en contra de ella misma, estos daños no se remedian con preguntas al amparo de un gobierno que privilegia la privatización del agua y la acción minera extractivista.

En fin, en la pregunta siete, la del agua, el problema no es solamente en los páramos, qué pasa en las ciudades. Un amigo bolchevique me contaba, que las diferencias entre el campo y ciudad son artificiales. El capitalismo en las ciudades es violento, despoja y una clase gobernante toma decisiones sobre la mayoría, mientras que, en el campo cada día empobrece más al campesinado.

Por tanto, hablar de la protección del derecho al agua sin perspectiva de lucha de clases, es simplemente entretenimiento. Las acciones activistas sin una crítica al modo de producción, o sin enfrentar a los enemigos de la naturaleza y la sociedad, resultan en vanos esfuerzos que suelen ser derrotados. Por lo que, es urgente una actitud ambientalista y combativa para defender el agua, el ambientalismo es una militancia para la liberación y la soberanía.