Jaime Hurtado González nació en el lugar y en el tiempo preciso para entender la realidad que vivió junto a su familia en la pequeña Malimpia, cantón Quinindé de Esmeraldas. A los 16 años se trasladó a Guayaquil a continuar sus estudios, se gradúa primero de luchador popular, tarea que refuerza con el título de abogado. Continúa una actividad política en defensa de la soberanía nacional y a favor de los intereses de los pueblos, carrera política que solo la detuvo la muerte orquestada por la derecha corrupta y mafiosa. Con total coherencia entre el pensamiento, la palabra y la acción militó en el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador.
El jueves 17 de febrero se cumplieron 23 años del brutal asesinato. Podemos discutir y discrepar en cuanto a sus ideas y acciones. Lo que no podemos negar es que fue un revolucionario, un hombre de izquierda a carta cabal. El ejemplo de Jaime Hurtado, compromete en la necesidad de forjar la unidad, de reafirmar orgullosamente una identidad de clase, de enaltecer nuestras raíces, porque desde ellas vemos, imaginamos y construimos la utopía. Los hombres y mujeres del pueblo, trabajadores, profesionales progresistas, campesinos y luchadores sociales, llevan la estirpe y la sangre de Jaime Hurtado, en esa razón expresan su indignación ante las eternas injusticias de los gobiernos títeres del imperialismo.
Hasta ayer pensaba que la corrupción económica y moral que involucra a altos funcionarios del gobierno desplazaba el necesario análisis de la problemática educativa, que, siendo parte de la crisis nacional, tiene su propia particularidad, hoy me he convencido. El desinterés y conformismo ha llegado a buena parte de los y las docentes que poco o nada hacen ante las declaraciones del presidente Guillermo Lasso, quien les prometió poner en vigencia la Ley Reformatoria a la LOEI. sin embargo, voceros de Carondelet primero dijeron que era inconstitucional, ahora que no hay dinero para financiar la equiparación salarial, con ese cuento chino desprecian la carrera docente y postergan una vida de dignidad a la familia educadora.
Es bueno refrescar la memoria de clase, las conquistas laborales y sociales del magisterio y del pueblo son nuestras, las hemos conseguido a costa de la persecución, cancelación, encarcelamiento e incluso con la vida, como la de Jaime Hurtado González. Por eso, maestras y maestros, su futuro está en conocer su pasado y en protagonizar su presente para lograr en el futuro inmediato la conquista de sus derechos. Los y las docentes no sólo son portadores de la identidad de clase, también los determina y enriquece su lucha por la dignidad e identidad humana.
Ante la falta de voluntad política del gobierno nacional, se avecinan movilizaciones a las que deben convocarse por voluntad propia, para ello, en primer término, hay que despojarse del conformismo y la comodidad, y como dice una canción popular, tienen que “salir a hacer el camino gozando... para que gane la vida”.