viernes, 23 de febrero de 2018

Combatir la corrupción o erradicar las causas.



En menos de quince días conoceremos a los integrantes del transitorio Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, cuyas funciones según la Constitución del 2008, son entre otras, la promoción de los derechos de participación ciudadana y control social, la lucha contra la corrupción y la designación de autoridades de control. Sin embargo, lo urgente es, sentar las bases para recuperar la democracia.
La mayoría de los organismos internacionales afirman que la corrupción es el mal mayor que impide a los gobiernos mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos. Estas declaraciones, no hacen más que esconder las verdaderas causas de la pobreza y retraso de los pueblos, dejando de lado o escondiéndonos que la inequidad y desigualdad en la distribución de los recursos hacen de la corrupción solo una mínima parte del injusto y desideologizado sistema neoliberal.
Por tanto, corresponde al CPCCS, promover una verdadera participación ciudadana en la administración pública, garantizar la existencia de partidos, movimientos y organizaciones para la plena participación política y promoción de los valores de los individuos y grupos sociales. En suma, corresponde ahora, luchar contra la política que imponen instituciones como el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, Fondo Monetario Internacional y empresas sinónimas de ODEBRECH que pregonan sin descaro la democracia representativa, con la finalidad de inmiscuirse en las decisiones políticas y económicas de nuestro país, y a la par provocando la crisis y la corrupción.
Si lo urgente es, sentar las bases para recuperar la democracia, deberíamos preguntarnos cómo. Y la respuesta no es otra que, combatiendo el sistema injusto que impera y gestar una nueva sociedad basada en los principios fundamentales de solidaridad, libertad y soberanía con la participación de todos los sectores sociales y económicos.
En estos momentos, los ecuatorianos ansían erradicar viejos males que por viejos, precisamente no son propiedad del correato, pero ansiamos acabar con el abuso de poder, con el tráfico de influencias, con la designación y contratación de funcionarios y empleados públicos no calificados, necesitamos terminar con el nepotismo y amiguismo, terminar con las coimas obligatorias en la contratación pública y de otros males que aún en este gobierno persisten.
Finalmente, es necesario que los ciudadanos ecuatorianos permanezcamos vigilantes del trabajo que cumplan los miembros del transitorio Consejo de Participación Ciudadana, claro para combatir la corrupción, pero en especial, para erradicar sus causas y así construir una patria para todos.