En la coyuntura actual el descontento popular crece pero no llega a ser capitalizado por las fuerzas de centro izquierda, posiblemente lo intentan. Pero todo se queda en la cacareada frase de que hay que recuperar la democracia y las libertades, y se queda allí, porque las mayorías populares no se benefician en nada, quizá de los sueños…
Con mucha claridad lo afirma el alcalde de Guayaquil, "la libertad hay que rescatarla, la democracia hay que rescatarla, y luego rescatar el modelo", rescatar un modelo de democracia y libertad para quién, para las elites, para la burguesía y a lo mejor para las clases medias, pero no para el pueblo de pie.
Es urgente entonces que las organizaciones populares junto a las fuerzas progresistas y de centro izquierda que participan de las manifestaciones contra alianza país, que pregonan el “fuera Correa fuera”, tengan un proyecto político más avanzado de transformación social y nacional, un proyecto diferente al anunciado y sobre todo, diferente al que apoyaron y el que hoy es ampliamente rechazado por el pueblo.
Porque parafraseando a los Inti Illimani, “esta vez no se trata de cambiar un presidente, será el pueblo quien construya un Ecuador bien diferente”. Está claro que no basta derribar o prohibir políticos marcados por la corrupción o por la falta de compromiso con el pueblo. Tampoco es válido enfocar las críticas no solo al Presidente Correa y a su movimiento, o a la derecha tradicional y remozada, porque en términos generales, ambos sectores siguen reproduciendo los mismos vicios, porque sólo están interesados en mantener sus prerrogativas y sus esquemas de poder.
Es preciso que las organizaciones populares y quienes están interesados en un cambio profundo que dinamice y consolide la verdadera unidad para derrotar la crisis, para contar con la fuerza del pueblo que capitalice el descontento popular, para que de la clase trabajadora se junte de abajo hacia arriba, con objetivos innegociables, para que se haga efectiva la reducción de las desigualdades, para que se vivan los derechos fundamentales, para que se concrete la mejoría de todos los servicios públicos, para que se profundice la lucha contra todas las formas de explotación de los sectores marginados.
En fin el compromiso mayor de las organizaciones populares debe ser el de dejar de ser utilizados y exigir la construcción de una sociedad justa, igualitaria, equitativa, libre, democrática y soberana.