jueves, 8 de enero de 2015

CONAIE: Símbolo de la resistencia contra el colonialismo



Se cumplen ocho años de la revolución ciudadana. Durante los últimos cuatro sus “lideres” han hecho gala de una política populista y a la par autoritaria. Ningún sector ha escapado a la sonrisa satírica y a la humillación de parte del Mashi Presidente por el sólo hecho de no uniformar su pensamiento del color de sus ideales, a quienes, cada sábado se los tilda como la mediocre partidocracia causante de la larga noche neoliberal.

Que se han realizado obras y obras sería inútil desconocer. Que se ha creado una elevada imagen reconocida en el ámbito internacional es cierto. Pero también lo es de tinte electoralista y con una fuerte alianza con los sectores de la burguesía y de la criticada partidocracia, que presuntamente son los que diseñan la política de corte presidencialista, revanchista y autoritaria, la cual es respaldada incondicionalmente por militantes y adherentes fanáticos que han inflado la burocracia estatal.

Que se anuncie el alza salarial a una parte del sector público y que luego se la derogue argumentando la caída de los precios del crudo, no creo que sea demasiado malo. Si lo es, que por revanchismo con parte de la dirigencia indígena se pretenda arrebatarles la casa de la CONAIE. Local al que la propia dirigencia de PAIS ha llegado precisamente a hacer proselitismo político, ellos han relevado en más de una ocasión la importancia de la lucha histórica de los pueblos originarios en el proceso de liberación nacional.

El relativo o exagerado éxito parece que a la par del precio del petróleo va en caída. Creo ha llegado hasta aquí. La alucinación revolucionaria los delata neo colonizadores capaces de despojar los derechos ancestrales de los pueblos y de eliminar cualquier obstáculo que pueda oponerse a su proyecto modernizador del estado capitalista.

El Gobierno a través de la  Ministra de Inclusión Económica Betty Tola de momento ha dado marcha atrás al abusivo anuncio del pasado 11 de diciembre. Quizá embriagados de confianza, no contaron con la unidad y firmeza del movimiento indígena para defender la casa y su organización, no tanto como un bien físico, sino como un espacio simbólico de lo que han representado sus luchas y resistencia milenaria contra el colonialismo para los pueblos y nacionalidades.