Reiteradamente en los discursos
oficiales se dice que la revolución ciudadana no es una época de cambios sino
un cambio de época orientado a promover las políticas públicas con la
participación ciudadana para alcanzar el anhelado buen vivir.
El Buen Vivir o Sumak Kawsay en el
sentido dado por los pueblos originarios, es ampliar las oportunidades para que
los ciudadanos y las comunidades podamos construir la patria nueva, esa patria
que garantice los derechos plasmados en la Constitución y, no solamente que
busque el bienestar auspiciado por la sociedad capitalista.
Si bien las revoluciones se hacen con
ciudadanos, estas no son ciudadanas sino sociales; no son discursivas sino
vivenciales. Porque no sólo debe producir y distribuir bienes y servicios
materiales sino también generar nuevas relaciones sociales y nuevas opciones de
vida diversas del caduco paradigma capitalista posesivo e individualista.
Una revolución social implica ir más
allá de la reacción ante los problemas inmediatos por graves que estos sean.
Por ejemplo, el problema de los precios -y no solamente del transporte urbano-
no está en que estos se aumenten o no; hay que tener claro que con las reglas
de la economía capitalista, es imposible lograr un sistema de precios justos.
La revolución social implica la
confrontación entre los intereses de las clases hegemónicas y de los
trabajadores, implica una lucha contra el dominio del mercado capitalista. La
revolución social no es un nicho dentro del sistema capitalista, sino el cambio
de su contexto.
La revolución ciudadana o al menos el
cambio de época debe ser la convergencia flexible de las organizaciones
sociales, en torno a los aprendizajes aún dispersos de la diversidad de experiencias
de lucha popular en contra del desarrollo desigual y excluyente que impactan con dureza en los sectores más pobres.
Si el objetivo de la revolución
ciudadana aun es la búsqueda del estado de bienestar, quizá esté caminando
hacia allá; pero si es el sumak kausay y la construcción de una sociedad
soberana y equitativa, no. No se puede llegar con contramarchas, persiguiendo a
los trabajadores y líderes populares, menos aun criminalizando la protesta
social.