viernes, 9 de febrero de 2018

Un sí para a la democracia y las libertades



Las diferencias entre el presidente Moreno y su antecesor fueron evidentes antes de la misma posesión. En las últimas semanas, la ruptura si bien es más publica, es difícil para el propio presidente, saber quiénes están acá o allá; aunque la ciudadanía sabe bien dónde se ubican los oportunistas, los marrulleros.
Como consecuencia de la opinión pública y la presión política y popular, el gobierno nacional convocó a una consulta nacional que se realizó el pasado 4 de febrero. En la que, con excepción de los correístas, la mayoría de las fuerzas políticas y sociales votaron por el sí. Un sí que llamó de manera urgente a fortalecer la democracia eliminando la reelección indefinida, a combatir la corrupción, a defender los derechos de la niñez, entre otros.
Como se tenía previsto, triunfó el sí, lo cual implica poner el fin al poder omnímodo y caudillista que representó Rafael Correa, al tiempo que servirá de exigencia al gobierno central, a la asamblea nacional y a los órganos judiciales, para que aceleren el combate a la corrupción.
Los ecuatorianos esperamos que a los funcionarios que están junto al presidente Moreno no se les vaya a ocurrir, que el triunfo en la consulta nacional, es un triunfo de ellos sobre la prepotencia y persecución de la década anterior. Que les quede claro, que el triunfo le pertenece a todo el pueblo, y el pueblo les exige una depuración de la corrupción y no solamente un cambio de caras o de puestos entre sus amigos. Que lean bien, que el apoyo popular en la consulta, no es un cheque en blanco. Por el contrario, es una advertencia desde los  movimientos sociales, desde el movimiento indígena, desde las centrales sindicales, desde los diversos sectores gremiales que defendieron la consulta popular para que se aceleren los cambios significativos y urgentes que el país necesita para generar fuentes de trabajo y disminuir la pobreza.
Estos mismos sectores sociales y políticos, también se han manifestado en contra de la intromisión de la  Corte Interamericana de Derechos Humanos en los asuntos internos, pretendiendo desconocer el mandato popular del pasado 4 de febrero, que con el 63% decidió cesar en los cargos a los actuales miembros del Consejo de Participación Ciudadana, y permitir que el presidente Moreno nombre un organismo transitorio, como mecanismo para combatir la corrupción y recuperar la democracia y las libertades.

viernes, 2 de febrero de 2018

Una reforma que no pierda de vista la educación pública y laica.



Casi se ha convertido en una regla para los gobiernos de turno, probar reformas para mejorar la educación ecuatoriana, en algunos casos coordinadas desde el Ministerio de Educación e involucrando a diversos actores educativos, aunque siempre los objetivos planteados han quedado en ilusiones.
Hoy el ex Ministro de Educación condiciona dejar la presidencia de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, si previamente se aprueban las reformas a la Ley de Educación Superior y la Ley de Educación Intercultural Bilingüe. Pareciera insólito, pero no lo es. El mismo asambleísta en el 2015, previo a un supuesto dialogo con una red de profesores fanáticos introdujo  reformas a la LOEI, ahora pretende nuevamente reformarlas.
Conscientes que la educación es la columna primordial para el progreso de los pueblos, los ecuatorianos debemos exigir al gobierno actual, una reforma educativa que sea trabajada por los más amplios sectores del quehacer educativo, involucrando al sector privado, pero sin perder de vista, que el horizonte principal, es la educación pública y laica; una educación emancipadora.
Los gobiernos de turno, incluido el actual, sometidos a las imposiciones neoliberales, utilizan la educación como una herramienta de sometimiento y no de desarrollo. Esto se explica por la permanente disminución y retraso en la entrega de los recursos correspondientes a la educación, consecuentemente tenemos, infraestructura de la educación pública en mal estado, incierta formación y actualización de los profesores; baja de la calidad de la educación en sus componentes científicos, filosóficos, literarios y éticos; precarización y desprestigio de la profesión docente; fraccionamiento de la organización magisterial como mecanismo de desintegración social y despolitizador de las demandas gremiales y populares.
Los ecuatorianos sabemos que en estos últimos años se llevó una reforma alejada de la educación para el trabajo y para la vida, fundamentada en valores éticos, morales, patrióticos, que elimine todo tipo de discriminaciones que todavía se dan en los planteles educativos. Es decir, de dejó de lado una reforma educativa que con el impulso de la ciencia y la tecnología, se constituya en una instrumento para emancipar a nuestro pueblo.
Lo cierto es que en el gobierno anterior como el actual, -que se jactan de la construcción de unidades del milenio-, la oferta educativa se privatizó al punto de convertirse en un negocio redondo desde los niveles parvularios hasta la educación superior, dejando prácticamente la educación pública en abandono.

viernes, 26 de enero de 2018

Apoyo popular para la transformación económica y política.


La consulta marcha a paso firme. Los del Sí y los del No dicen que su propuesta es para garantizar la democracia y combatir la corrupción. Lo cierto es que, de ganar el Sí, el presidente Moreno amanecerá el 5 de febrero legitimando su mandato opacado por el apagón eléctrico del 2 de abril de 2017. Mientras que Rafael Correa se convertirá en el opositor del gobierno que hasta hace poco respaldó.
También es cierto que luego de la consulta seguiremos escuchando el bla, bla. Eso se notó del presidente Moreno en entrevista televisiva con tres periodistas el domingo pasado, en la que se dijo que no habrá paquetazo pero si cambios paulatinos y no drásticos. Se trata de entretenernos con un dialogo con los sectores sociales recibiendo una serie de propuestas que no se toman en cuenta para nada y consecuentemente tampoco sirve este dialogo para generar fuentes de trabajo. Se trata de entretenernos con una tolerancia que no permite recuperar derechos como los de agrupación, aunque en cuanto a las libertades de expresión y comunicación se respiran nuevos aires.
El proyecto de gobierno de la revolución ciudadana, dice que continuará, no por la vía del socialismo sino con una visión cuántica que la mejorará. Sin embargo afirmar que se quiere un cambio verdadero no es suficiente, hay que concretarlo, pero con los mismos asesores y funcionarios correístas, se le ha vuelto una tarea difícil, por eso pide a la oposición –que no existe- y al pueblo tener paciencia ya que están trabajando paulatinamente.
Los movimientos sociales y populares, ahora sumados en su mayoría a votar por el Sí, aunque aclaran que votar por el Sí, no significa dar un cheque en blanco al gobierno, sino que tal respaldo está condicionado para que se establezcan las bases económicas y políticas que lleven adelante una real y oportuna transformación social que a la vez acerque a los ecuatorianos a construir un país más justo y equitativo.
El presidente Moreno no puede olvidar que el triunfo suyo como el del presidente Correa, fueron producto de la movilización de los sectores populares y de izquierda contra la oligarquía y el neoliberalismo. Por tanto, si el denominado dialogo y acercamiento con la derecha sirve para entregarles sectores estratégicos de la economía, el apoyo al Sí, pronto se volverá en unidad y resistencia para exigirle se trabaje por una patria para todos.