martes, 4 de junio de 2013

Masacre del 2 y 3 de junio de 1959: Yo ordené y lo volvería a hacer, dijo Camilo Ponce

Tomado de El Telégrafo, 03 de junio de 2013

“A partir de las 10 de la noche una gran manifestación hizo alto frente a nuestro edificio, a los pocos minutos llegó una dotación de policías a caballo y en carros patrulla que atacaron a los estudiantes, quienes se refugiaron en una casa en construcción situada frente al diario. Conforme pasaba el tiempo, cientos de ciudadanos se unían a los estudiantes. Pasadas las 12, la Policía entró al edificio y pudimos ser testigos del salvaje ataque, a bala y sable, contra todas las personas que encontraban a su paso, sin importar edad ni sexo”. Al día siguiente -3 de junio- la noticia era la portada de El Telégrafo.

Una historia silenciada

En “Ecuador: Historia de la República” el escritor Alfredo Pareja Diezcanseco (apoyándose en información tomada de “2 y 3 de junio, una fecha anónima”, de Patricio Icaza) hace una breve descripción de los eventos sucedidos en Portoviejo, antesala de lo ocurrido luego en Guayaquil: El 28 de mayo de 1959 se suicidó el conscripto manabita Pablo García, luego de los maltratos recibidos por su jefe, el capitán Galo Quevedo, situación que provocó la reacción inmediata de estudiantes y pueblo que se enfrentaron a los militares. Durante la riña tumultuaria murieron varias personas, entre ellas, Quevedo.

En esas circunstancias, alumnos de los principales colegios del puerto principal, en solidaridad con sus compañeros manabitas, decretaron, el 2 de junio, un paro de 48 horas, que tuvo el respaldo del pueblo guayaquileño. Los estudiantes exigían la renuncia de los ministros de Gobierno, Carlos Bustamante Pérez; de Educación, José Baquerizo Maldonado; de Defensa, Gustavo Diez Delgado; del gobernador y de otros funcionarios, como el jefe de Seguridad Política, Francisco Adoum.

Pasadas las 12 de la noche, arreció el ataque policial a bala y sable contra  todas las personasLas calles del puerto, dice Pareja, se llenaron de inconformidad y para la madrugada se contabilizaban ya 5 muertos y varios heridos.

El Gobierno declaró entonces zona de seguridad al país e impuso la ley militar, con los tanques del Ejército controlando Guayaquil.

Pedro Saad Herrería, en “La Patria nuestra de cada día”, expresa que el miércoles 3, fuerzas militares trataron de llevarse los cuerpos de caídos que estaban en la morgue, acción que fue impedida por la muchedumbre. Luego de una acalorada discusión, los uniformados accedieron al pedido de los familiares y compañeros de los estudiantes, que fueron trasladados a la casona universitaria, donde se improvisó una capilla ardiente.

A las 5 de la tarde, mientras se realizaba el sepelio de los caídos, retornaba de Quito el jefe titular de la II Zona Militar, coronel Luis Piñeiros, que venía con instrucciones personales del Presidente de la República.

Cuando el acto fúnebre concluyó, un grupo se dirigió hasta el Cuartel Modelo de la Policía, donde una compañía de ametralladora emplazada en las cercanías de ese cuartel abrió fuego indiscriminado sobre la multitud. A partir de aquí los acontecimientos se desencadenaron por toda la ciudad.

Pareja señala que, según la revista internacional Visión, durante el 2 y 3 de junio hubo, por lo menos, 500 muertos, aunque el régimen reconoció solo 16 occisos y 89 heridos.

En 1959 ejercía la Presidencia de la República el conservador Camilo Ponce EnríquezActores y contexto

En “Ecuador: Historia de la República” se anota que, para 1959, cuando Camilo Ponce Enríquez llevaba ya tres años en el poder, el país vivía una crisis económica y social, producto de la baja en las exportaciones del banano. Esta coyuntura encontró una respuesta política a dicha crisis, traducida en el apoyo que los movimientos populares del puerto le dieron a la acción del pueblo manabita.

Ponce, que había dado muestras de su capacidad represiva, cuando fue Ministro de Gobierno en el tercer velasquismo, diría después: “El 2 y 3 de junio, Guayaquil estuvo al borde de la destrucción (...) yo tuve que hacerles frente mereciendo el aplauso de lo más representativo del puerto (...) yo ordené y lo volvería a hacer”. Al igual que el 15 de noviembre de 1922, hoy también lo más representativo del país y de la prensa aprobó la masacre de “unos pocos hampones, marihuaneros y prostitutas”, se lee en el texto.

viernes, 17 de mayo de 2013

Mery Zamora: Una mujer de estirpe revolucionaria



Una mujer con la estirpe revolucionaria del “Viejo Luchador”; de naturaleza combativa y solidaria; caracterizada por su compromiso social, su voz altiva es fuente de motivación para el magisterio y pueblo ecuatorianos; me refiero a Mery Zamora, la ex presidente de la Unión Nacional de Educadores quien inicialmente fuera acusada de terrorista –cargo que jamás se lo pudo comprobar-, ha sido declarada culpable de sabotaje durante los sucesos del “30 S”.

Mery Zamora amparada en su condición de mujer de izquierda revolucionaria más que en los preceptos constitucionales ha cometido “el único delito” de pensar diferente y en voz alta defendiendo los derechos sociales y humanos de los maestros y de las clases populares cuando estos han sido vulnerados, no solamente por este gobierno sino por todos los últimos gobiernos, porque no es una luchadora del momento ni de las que se hacen revolucionarias por casualidad o por el oportunismo. No, ella es una mujer que se guía por los principios más avanzados y que se ha trazado una causa por la que vive y lucha,  ella se ha mostrado de frente con su posición ideológica y militante de la lucha de clases, batallando por arrebatarle el espacio a la oligarquía criolla e imperial, pugnando por recuperar nuestra soberanía social y nacional.

El Presidente Rafael Correa refiriéndose al caso Wikileaks manifestó que "no podemos aceptar que haya una persecución política por las ideas expresadas por Assange”. Sin embargo, luego de que el proceso contra Mery Zamora  fue archivado y desestimado por considerar que la denuncia no constituía delito contra la seguridad del Estado, es el propio Presidente que bajo la creencia exagerada de las posibilidades “agresivas y conspiradoras de la oposición”, públicamente pide a los jueces que reabran esta causa; y, a pesar de que durante todo el proceso no se haya podido demostrar fehacientemente que Mery Zamora haya cometido el delito de sabotaje, peor el de terrorismo, puesto que lo único que ella hizo, es ejercer su derecho a la resistencia prescrito en el artículo 98 de la Constitución de la República, a pesar de ello, los jueces la declaran culpable. Consecuentemente el juicio instaurado a Mery Zamora al igual que los juicios y sumarios contra dirigentes sociales, sindicales y populares, son la expresión incuestionable de la criminalización de la lucha y la protesta social que en el país de la revolución ciudadana se vive. 

No me cabe la menor duda que Mery Zamora se mantendrá firme en sus ideales, ella es una combatiente que no aspira lograr un simple cambio de hombres y mujeres en el poder, sino un cambio del caduco sistema neoliberal, ella no lucha por un gobierno para el pueblo sino por un gobierno con el pueblo.

A raíz de esta sentencia sin precedentes en el país, los sectores populares manifiestan públicamente su solidaridad con todos aquellos que sufren persecución política en el Ecuador, persecución que viene simbolizada hoy día en la persona de Mery Zamora, y rechazan rotundamente la amenaza, la violencia, el abuso de poder, el insulto y la utilización de la justicia como arma de acción política en aras de amedrentar y acallar la voz de quienes no nos uniformamos del pensamiento verdeagüita.

La solidaridad con Mery Zamora y la exigencia de su plena libertad, es porque la sentencia en su contra es una injusticia; porque las ideas, el pensamiento y la dignidad no deben permanecer encarceladas mientras la corrupción camina libremente por las dependencias estatales; y desde luego, porque no se le pudo comprobar culpabilidad alguna.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Día del Trabajo: fecha para reafirmar la lucha por la auténtica libertad

"Este no es un día de fiesta, sino un día de conmemoración y lucha, es un día para mirar atras y rendir un homenaje a todos aquellos que cayeron luchando por hacer más digna la vida del hombre y conquistar la auténtica libertad"   Salvador Allende

Sin embargo, hay quienes se hacen eco de que este es "un día de fiesta" y olvidan a los Mártires de Chicago que cayeron luego de una huelga general preparada con anterioridad para el 1 de mayo de 1886, olvidan también que en nuestro país, en noviembre de 1922 cientos de trabajadores fueron asesinados y arrojados al río Guayas, y que en octubre de 1977 en el ingenio azucarero Aztra, fueron masacrados por defender sus derechos y luchar por hacer de nuestra tierra una nación socialmente justa y políticamente soberana.

Este 1 de mayo encuentra a los trabajadores con sus organizaciones debilitadas en su poder de convocatoria no así en su unidad y lucha si antes se hablaba de división como el mal mayor de los gremios, hoy la debilidad de un sector de los trabajadores se evidencia en su pasividad y obediencia para salir a marchar en respaldo del gobierno nacional. Otro sector intermedio muestra su temor e indiferencia haciéndole el juego al sistema, unos y otros esperan que los patronos por decreto les digan cuando pueden protestar o exigir sus derechos. Desde luego, están los trabajadores convencidos que el sistema capitalista ahonda la lucha de clases, estos son quienes, a pesar de la represión oficial y la criminalización de la protesta social, cierran filas en sus gremios y batallan por la unidad popular, por la solidaridad, por las reivindicaciones sociales y la construcción de la Patria Nueva.

Es necesario tener en cuenta que al igual que a los obreros de Chicago, hoy a los trabajadores, maestros, estudiantes, campesinos e indígenas se les acusa de terroristas o de querer desestabilizar el país, esa práctica de la represión es la fiel réplica neoliberal para coactar la acción popular contra la corrupción, para acallar a quienes exigen que se reduzca la brecha de desigualdad social entre los que nacen con el pan en la boca y con un puesto de trabajo, mientras la gran mayoría del pueblo se muere de hambre por la falta de fuentes de trabajo.

En fin, en todo el mundo al igual que en Ecuador, pueblos y obreros recuerdan la gesta de Chicago con demandas laborales y puños en alto en rechazo a las políticas neoliberales y del decadente sistema capitalista, con seguridad se enarbolarán las banderas de la dignidad, la paz, la hermandad de los pueblos y la justicia social. Desfilaran protestando contra las medidas que nos imponen el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, contra la intromisión en la libre determinación de los pueblos y formas de gobierno.