Una mujer
con la estirpe revolucionaria del “Viejo Luchador”; de naturaleza combativa y
solidaria; caracterizada por su compromiso social, su voz altiva es fuente de
motivación para el magisterio y pueblo ecuatorianos; me refiero a Mery Zamora,
la ex presidente de la Unión Nacional de Educadores quien inicialmente fuera
acusada de terrorista –cargo que jamás se lo pudo comprobar-, ha sido declarada
culpable de sabotaje durante los sucesos del “30 S”.
Mery
Zamora amparada en su condición de mujer de izquierda revolucionaria más que en
los preceptos constitucionales ha cometido “el único delito” de pensar diferente
y en voz alta defendiendo los derechos sociales y humanos de los maestros y de las
clases populares cuando estos han sido vulnerados, no solamente por este gobierno
sino por todos los últimos gobiernos, porque no es una luchadora del momento ni
de las que se hacen revolucionarias por casualidad o por el oportunismo. No,
ella es una mujer que se guía por los principios más avanzados y que se ha
trazado una causa por la que vive y lucha, ella se ha mostrado de frente con su posición
ideológica y militante de la lucha de clases, batallando por arrebatarle el
espacio a la oligarquía criolla e imperial, pugnando por recuperar nuestra soberanía
social y nacional.
El Presidente Rafael Correa
refiriéndose al caso Wikileaks manifestó que "no podemos aceptar que haya
una persecución política por las ideas expresadas por Assange”. Sin embargo,
luego de que el proceso contra Mery Zamora fue archivado y desestimado por considerar que
la denuncia no constituía delito contra la seguridad del Estado, es el propio
Presidente que bajo la creencia exagerada de las posibilidades “agresivas y
conspiradoras de la oposición”, públicamente pide a los jueces que reabran esta
causa; y, a pesar de que durante todo el proceso no se haya podido demostrar
fehacientemente que Mery Zamora haya cometido el delito de sabotaje, peor el de
terrorismo, puesto que lo único que ella hizo, es ejercer su derecho a la
resistencia prescrito en el artículo 98 de la
Constitución de la República, a pesar de ello, los jueces la declaran culpable.
Consecuentemente el juicio instaurado a Mery
Zamora al igual que los juicios y sumarios contra dirigentes sociales,
sindicales y populares, son la expresión incuestionable de la criminalización
de la lucha y la protesta social que en el país de la revolución ciudadana se
vive.
No me cabe la menor duda que
Mery Zamora se mantendrá firme en sus ideales, ella es una combatiente que no
aspira lograr un simple cambio de hombres y mujeres en el poder, sino un cambio
del caduco sistema neoliberal, ella no lucha por un gobierno para el pueblo
sino por un gobierno con el pueblo.
A raíz de esta sentencia sin precedentes en el país, los sectores
populares manifiestan públicamente su solidaridad con todos
aquellos que sufren persecución política en el Ecuador, persecución que viene
simbolizada hoy día en la persona de Mery Zamora, y rechazan rotundamente la
amenaza, la violencia, el abuso de poder, el insulto y la utilización de la
justicia como arma de acción política en aras de amedrentar y acallar la voz de
quienes no nos uniformamos del pensamiento verdeagüita.
La solidaridad con Mery Zamora y la exigencia de su
plena libertad, es porque la sentencia en su contra es una injusticia; porque
las ideas, el pensamiento y la dignidad no deben permanecer encarceladas
mientras la corrupción camina libremente por las dependencias estatales; y
desde luego, porque no se le pudo comprobar culpabilidad alguna.