La primera semana de noviembre por iniciativa del Papa Francisco, en el Vaticano se desarrolló el dialogo entre él y los movimientos sociales vinculados a la lucha por el trabajo, tierra y techo. La idea fue dar protagonismo y estimular a los trabajadores y ciudadanos de los sectores populares que se organizan con la esperanza y necesidad de cambios para mejorar las condiciones de vida.
El Papa manifestó que la responsabilidad de ese cambio es de los propios movimientos populares, enfatizando que si no hay un protagonismo transformador y una participación activa en la vida pública y política, se corre el riesgo de que los sectores más pobres se dejen “oprimir y corromper”, por los grupos de poder y sus aliados.
Es clarísima la posición papal respecto de la opresión, por eso los exhorta a no caer en la tentación del paternalismo que reduce a los movimientos y dirigentes populares a actores serviles que se prestan para administrar su propia miseria. Recalcó que particularmente en tiempos de elecciones aparecen los falsos profetas desorientando a los sectores populares a través de propuestas mágicas y explotando el miedo y la desesperanza, en estos tiempos venden recetas inesperadas llenas de odio y crueldad o de un bienestar egoísta.
Ustedes, “las organizaciones de los excluidos y tantas organizaciones de otros sectores de la sociedad, están llamados a revitalizar, a refundar las democracias que pasan por una verdadera crisis. El futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las elites. Está fundamentalmente en manos de los pueblos, en su capacidad de organizarse, y también en sus manos que riegan con humildad y convicción este proceso de cambio”, dijo el Papa.
Frente a la corrupción y a la posibilidad de dejarse corromper, el Papa recordó que no es exclusiva de los gobiernos, de los políticos, de los burócratas. La corrupción está presente en las empresas, en los medios de comunicación, en las iglesias y también en las organizaciones sociales y en los movimientos populares. Convencido de esto en todos los sectores, el Papá, parafraseando a José Mujica, expreso “el que tenga afición por todas esas cosas, por favor, que no se meta en política, que no se meta en una organización social o en un movimiento popular, porque va a hacer mucho daño a sí mismo y al prójimo, y va a manchar la noble causa que enarbola”.
El Papa manifestó que la responsabilidad de ese cambio es de los propios movimientos populares, enfatizando que si no hay un protagonismo transformador y una participación activa en la vida pública y política, se corre el riesgo de que los sectores más pobres se dejen “oprimir y corromper”, por los grupos de poder y sus aliados.
Es clarísima la posición papal respecto de la opresión, por eso los exhorta a no caer en la tentación del paternalismo que reduce a los movimientos y dirigentes populares a actores serviles que se prestan para administrar su propia miseria. Recalcó que particularmente en tiempos de elecciones aparecen los falsos profetas desorientando a los sectores populares a través de propuestas mágicas y explotando el miedo y la desesperanza, en estos tiempos venden recetas inesperadas llenas de odio y crueldad o de un bienestar egoísta.
Ustedes, “las organizaciones de los excluidos y tantas organizaciones de otros sectores de la sociedad, están llamados a revitalizar, a refundar las democracias que pasan por una verdadera crisis. El futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las elites. Está fundamentalmente en manos de los pueblos, en su capacidad de organizarse, y también en sus manos que riegan con humildad y convicción este proceso de cambio”, dijo el Papa.
Frente a la corrupción y a la posibilidad de dejarse corromper, el Papa recordó que no es exclusiva de los gobiernos, de los políticos, de los burócratas. La corrupción está presente en las empresas, en los medios de comunicación, en las iglesias y también en las organizaciones sociales y en los movimientos populares. Convencido de esto en todos los sectores, el Papá, parafraseando a José Mujica, expreso “el que tenga afición por todas esas cosas, por favor, que no se meta en política, que no se meta en una organización social o en un movimiento popular, porque va a hacer mucho daño a sí mismo y al prójimo, y va a manchar la noble causa que enarbola”.