viernes, 11 de noviembre de 2016

Donald Trump o Hillary Clinton, da lo mismo


Las empresas encuestadoras daban un considerable margen de ganancia a la señora Hillary Clinton para la elección presidencial en EE UU. Hoy sabemos que las tendencias publicadas fallaron, fallos que son más sorprendentes que el propio triunfo del empresario Donald Trump.
El periodismo mundial da a conocer de una serie de preocupaciones y consecuencias del referido triunfo, más quizá por las declaraciones neo nazis que por la demagogia populista con la que se dirigió a la clase media norteamericana y a los migrantes. Ahora los responsables de las encuestas se escudan en que estas eran proyecciones y que la decisión final la tomó el pueblo estadounidense.
Sabiendo que EE UU es el eje motor del imperialismo económico e invasor de los pueblos en desarrollo o de aquellos que se atreven a ensayar modelos progresistas, cabe recordar o preguntarnos si alguna vez la política de los presidentes demócratas y republicanos contribuyó a mejorar las condiciones de vida de los millones de ciudadanos de todo el mundo que creen que otro mundo es posible. Indudablemente la respuesta es no. Por el contrario, cada elección o relección presidencial en la Casa Blanca, empeoró la situación para los países pobres del mundo.
Si hacemos referencia a la política internacional de los presidentes demócratas Carter, Clinton y Obama, diremos que ha sido menos cruel e intervencionista que la de los presidentes republicanos Reagan y los Bush y con seguridad la de Trump será más de una tendencia imperialista cercana al terrorismo. Además unos y otros siempre han encontrado pretextos para inventar por ejemplo la tenencia de armas nucleares en Irak y Corea, abuso de derechos humanos en Afganistán o Ucrania, la primavera árabe en la órbita sur del Mediterráneo, o para transformar los golpes militares en golpes blandos y derrocar a los gobiernos que no se alinean con el Tío Sam.
Lo cierto es que en el país de las “libertades y oportunidades” no gobiernan ni republicanos ni demócratas. Los que realmente gobiernan, son el Pentágono con su complejo militar e industrial junto a las empresas productoras de armamento. Por eso es que el triunfo de la oligarquía internacional liderada por Donald Trump y sus repugnantes declaraciones preocupan más a los países pobres que temen se avecine un periodo autoritario, guerrerista y de economía neoliberal que agravaría aún más las precarias condiciones de vida de los sectores populares.