Andrés Arauz expresó que no es una derrota, que es un traspié, la seguridad del triunfo la evaporo él mismo, al minimizar el discurso de su contendor y luego, al demostrar la falta de preparación para ejercer la presidencia. La opinión generaliza es de que el verdadero perdedor es Rafael Correa. Acto seguido de conocerse los resultados, a nivel local e internacional se han dado pronunciamientos que revierten gran importancia en el espectro político, económico y social del país. La ciudadanía toda, renueva su esperanza de dejar atrás la barbarie institucionaliza por el correato y compañía.
Guillermo Lasso, tendrá que enfrentar y resolver la crisis económica afectada aún más por la pandemia, la cual a su vez, generó mayor desempleo y pobreza, disminución de salarios, despido de trabajadores y empleados públicos, exclusión educativa por la improvisación y desatención a las necesidades tecnológicas y de conectividad principalmente en los sectores populares, suburbanos y rurales, inseguridad ciudadana y un enorme etc., etc. de dificultades.
Es necesario dejar claro que no ha perdido la izquierda, esto porque en el balotaje no hubo un candidato de izquierda, cuando más uno que contradiciendo a su progenitor político se autodenominó progresista. Tampoco se puede asegurar que ha ganado la derecha, porque está vez la gente acudió a votar no por proyectos de gobierno y menos por posturas ideológicas, lo hizo por miedo al regreso de la arbitrariedad, de la persecución, de la criminalización y judicialización de la protesta social. Obviamente, Guillermo Lasso, banquero conservador marcará un giro en la conducción del país, giro que no necesariamente beneficiará a las mayorías, duda que crece porque más allá de representar a la derecha, se ha aliado con las posiciones más recalcitrantes del neoliberalismo.
El pueblo espera que los problemas fundamentales, necesidades y requerimientos sean atendidas con urgencia, que las ofertas de campaña se cumplan. El nuevo gobierno sabe que no la tiene fácil, por ello, ha adelantado los ejes económicos de su propuesta de campaña a aplicar durante los primeros 100 días de administración. Ante estas circunstancias las organizaciones sociales y populares estarán en pie de lucha exigiendo se respeten sus anhelos y derechos.