La consulta marcha a paso firme. Los del Sí y los del No dicen que su propuesta es para garantizar la democracia y combatir la corrupción. Lo cierto es que, de ganar el Sí, el presidente Moreno amanecerá el 5 de febrero legitimando su mandato opacado por el apagón eléctrico del 2 de abril de 2017. Mientras que Rafael Correa se convertirá en el opositor del gobierno que hasta hace poco respaldó.
También es cierto que luego de la consulta seguiremos escuchando el bla, bla. Eso se notó del presidente Moreno en entrevista televisiva con tres periodistas el domingo pasado, en la que se dijo que no habrá paquetazo pero si cambios paulatinos y no drásticos. Se trata de entretenernos con un dialogo con los sectores sociales recibiendo una serie de propuestas que no se toman en cuenta para nada y consecuentemente tampoco sirve este dialogo para generar fuentes de trabajo. Se trata de entretenernos con una tolerancia que no permite recuperar derechos como los de agrupación, aunque en cuanto a las libertades de expresión y comunicación se respiran nuevos aires.
El proyecto de gobierno de la revolución ciudadana, dice que continuará, no por la vía del socialismo sino con una visión cuántica que la mejorará. Sin embargo afirmar que se quiere un cambio verdadero no es suficiente, hay que concretarlo, pero con los mismos asesores y funcionarios correístas, se le ha vuelto una tarea difícil, por eso pide a la oposición –que no existe- y al pueblo tener paciencia ya que están trabajando paulatinamente.
Los movimientos sociales y populares, ahora sumados en su mayoría a votar por el Sí, aunque aclaran que votar por el Sí, no significa dar un cheque en blanco al gobierno, sino que tal respaldo está condicionado para que se establezcan las bases económicas y políticas que lleven adelante una real y oportuna transformación social que a la vez acerque a los ecuatorianos a construir un país más justo y equitativo.
El presidente Moreno no puede olvidar que el triunfo suyo como el del presidente Correa, fueron producto de la movilización de los sectores populares y de izquierda contra la oligarquía y el neoliberalismo. Por tanto, si el denominado dialogo y acercamiento con la derecha sirve para entregarles sectores estratégicos de la economía, el apoyo al Sí, pronto se volverá en unidad y resistencia para exigirle se trabaje por una patria para todos.
También es cierto que luego de la consulta seguiremos escuchando el bla, bla. Eso se notó del presidente Moreno en entrevista televisiva con tres periodistas el domingo pasado, en la que se dijo que no habrá paquetazo pero si cambios paulatinos y no drásticos. Se trata de entretenernos con un dialogo con los sectores sociales recibiendo una serie de propuestas que no se toman en cuenta para nada y consecuentemente tampoco sirve este dialogo para generar fuentes de trabajo. Se trata de entretenernos con una tolerancia que no permite recuperar derechos como los de agrupación, aunque en cuanto a las libertades de expresión y comunicación se respiran nuevos aires.
El proyecto de gobierno de la revolución ciudadana, dice que continuará, no por la vía del socialismo sino con una visión cuántica que la mejorará. Sin embargo afirmar que se quiere un cambio verdadero no es suficiente, hay que concretarlo, pero con los mismos asesores y funcionarios correístas, se le ha vuelto una tarea difícil, por eso pide a la oposición –que no existe- y al pueblo tener paciencia ya que están trabajando paulatinamente.
Los movimientos sociales y populares, ahora sumados en su mayoría a votar por el Sí, aunque aclaran que votar por el Sí, no significa dar un cheque en blanco al gobierno, sino que tal respaldo está condicionado para que se establezcan las bases económicas y políticas que lleven adelante una real y oportuna transformación social que a la vez acerque a los ecuatorianos a construir un país más justo y equitativo.
El presidente Moreno no puede olvidar que el triunfo suyo como el del presidente Correa, fueron producto de la movilización de los sectores populares y de izquierda contra la oligarquía y el neoliberalismo. Por tanto, si el denominado dialogo y acercamiento con la derecha sirve para entregarles sectores estratégicos de la economía, el apoyo al Sí, pronto se volverá en unidad y resistencia para exigirle se trabaje por una patria para todos.