sábado, 23 de julio de 2022

Hay que decirlo en voz alta y públicamente

Los pueblos y comunidades del Ecuador y de América Latina comienzan a tomar más y más conciencia de la dolorosa dominación de los gobiernos de turno y el sometimiento a los organismos financieros internacionales. Toman conciencia también sobre el papel de los grandes medios para llenarnos de una comunicación vertical y unilateral reducida al consumo de propaganda, a la dependencia y a esa pasividad que impide deliberar acerca de los problemas que afectan a toda la nación, peor aún, de integrarse a un proyecto histórico de liberación.

Parece irrisorio, pero “la revolución de la comunicación” le ganó a la revolución social. Hasta hace no más de cinco años, la televisión y la radio eran imprescindibles en la información y propaganda comercial, cultural, deportiva y política, hoy no es así, las redes sociales están en pleno apogeo, por estos medios ha comenzado un flujo de publicidad de todo tipo que llega a más audiencia y en tiempo real.

De allí que, las organizaciones sindicales, los sectores populares y los políticos de izquierda deben cooperar con los periodistas alternativos para que se informe la verdad, verificándola previamente a través de otras fuentes. Porque ahora las personas acceden a la difusión de información, incluida la desinformación, incluso ellas mismas pueden crear contenidos, y la única arma competitiva de un periodista es que revise y verifique la información para sus oyentes o lectores.

El periodista soviético Vasili Grossman durante la segunda guerra mundial dijo, “que se necesitan periodistas para contrarrestar las mentiras nazis y para levantar la moral del pueblo”. Esa es la tarea que cumplen los programas UNE Televisión, Presencia de UNE; los periódicos El Educador, Opción y En Marcha. Inclusive eso no es suficiente, porque en Facebook, YouTube, Twitter, en la práctica no hay una posibilidad real de aclarar las mentiras y difamaciones oficiales, porque enseguida se dispone el bloqueo de las cuentas; ese trabajo corresponde a la prensa alternativa.

La comunicación y los comunicadores populares no pueden estar desvinculados del conflicto histórico, puesto que precisamente lo popular hace de la lucha una bandera de resistencia contra la conculcación de derechos y en defensa de la vida y la soberanía. Reitero, “se necesitan periodistas” con olfato y con ética para que digan en voz alta y públicamente: que la Corte Constitucional da la razón a la UNE, para que digan que la Equiparación Salarial ya es una realidad, que va porque va, que la UNE vuelve a triunfar, que ya no hay pretextos para atrasar la publicación en el Registro Oficial y comenzar a pagar el derecho que los docentes ganaron con huelgas de hambre y en las calles.

Finalmente, los docentes deben tomar conciencia, que la lucha continúa, que los derechos del magisterio y por la educación solo son posibles sobre la base de la unidad.

sábado, 16 de julio de 2022

El conformismo y la indolencia no pueden desvanecer la unidad y lucha

Buena parte de la ciudadanía, incluidos el magisterio y el ministerio de educación, mostraron su preocupación durante la etapa dura de la pandemia por el covid-19, se dijo que las clases virtuales no enseñaron nuevas formas de aprehender la realidad, que en muchos de los casos parecía un adoctrinamiento con contenidos y formas poco creadoras contrarias a lo que es educar.

Me repugna la idea de conformismo, de que debemos adaptarnos al mundo. Antes deberíamos cuestionarnos de qué mundo estamos hablando. Porque si se trata del mundo de la hegemonía capitalista, entonces para ellos sí. Pero si hablamos del mundo de la mediocridad y del abandono a los sectores populares y desclasados, entonces no es así.

En toda época el sistema educativo responde al gobierno de turno. La derecha ha procurado esterilizarnos el pensamiento para disminuir nuestra capacidad de aprender a aprehender. El objetivo de la educación neoliberal, es asaltarnos ideológica y psicológicamente mediante el reciclaje de conocimientos. No para generar algo nuevo. Solo pretenden pasarnos “gato por liebre”. Y lo lograrán si los docentes no sustituimos el sometimiento por una educación emancipadora.

El despropósito de imponernos ideas retrógradas se hace más fácil cuando los docentes nos volvemos burócratas y además no alcanzamos a rebasar nuestros propios prejuicios. No lo logramos cuando no educamos sobre la liberación sino sobre la resignación. Cuando el ejercicio intelectual lo reducimos a la reproducción empobrecedora de frases de los gobernantes de turno, desprovistas de su contexto y asumidas como dogmas, no respondemos en realidad a esa certeza tremenda de que nuestras “armas son las ideas”.

Para que las armas en nuestras manos sean efectivas hay que guiarlas a diario por el pensamiento, por la cultura y la educación, hay que ejercitarlas con un criterio liberador, aunque a otros les parezca incómodo. El acto más revolucionario que puede realizar un docente “es pensar sobre la base de la educación, …y para cada vez pensar mejor, se ha de adquirir cada vez más educación”, y en función de ese pensamiento, hay que ser honesto y actuar en consecuencia con los derechos del pueblo.

A propósito de la negativa del presidente Lasso, para publicar en el Registro Oficial las reformas a la LOEI, en la que se incluye la equiparación salarial, es necesario llamar a los maestros y las maestras a defender sus propios derechos, me niego a creer que en ellos prime el conformismo y la indolencia, tengo la certeza que “más temprano que tarde” saldrán a luchar junto a sus compañeros unionistas, junto a la gloriosa UNE.

Sé también que ellos son capaces de asimilar lo genuino que hace la unidad y lo asimilarán más de lo que las generaciones anteriores lo hicimos. Cualquier otra posición tembleque no puede aspirar a crear una fuerza solidaria. Y cuando no se crea unidad y solidaridad, la lucha se desvanece.