miércoles, 12 de febrero de 2025

Luego del proceso electoral aprendí

-     Aprendí que defender la educación pública y los derechos del magisterio es una tarea ardua. No solo implica enfrentar políticas que la perjudican, sino también sobrellevar la indiferencia de quienes deberían ser los primeros en alzar la voz.

-   Aprendí que lo más desalentador no es la batalla constante, sino la exigencia e ingratitud de aquellos que se benefician de la lucha y, en vez de apoyar, critican a quienes dedican su vida a defender sus derechos.

-  Aprendí que muchos han olvidado la memoria histórica, quizá por eso no se involucran en la defensa de sus propios derechos.

-   Aprendí que la sumisión, indolencia, oportunismo, conformismo, indiferencia y el individualismo han reemplazado la conciencia de clase, que ahora se prioriza el bienestar personal.

-   Aprendí que ahora no eligen líderes comprometidos con la educación, la salud y el bienestar social; que prefieren votar por sus opresores, por los corruptos responsables de la crisis.

-    Aprendí que mientras esta tendencia continúe, el magisterio seguirá siendo víctima de injusticias que afectan no solo su labor, sino el porvenir de sus familias y de las futuras generaciones.

-    A pesar de ello, la convicción sigue siendo más fuerte que cualquier desencanto...

-    A pesar de todo, sé que en las filas del magisterio aún existen maestros y maestras con conciencia de clase, con una postura firme frente a la realidad, dispuestos a continuar la lucha en defensa de la educación pública, los derechos del magisterio y de todo el pueblo.

-  Son los maestros y las maestras unionistas, quienes no se rinden ante la adversidad. Por ellos y con ellos, reafirmo con orgullo: 

    Soy Maestro, Soy de la UNE.

viernes, 7 de febrero de 2025

La educación como acto de liberación

 "La educación futura será universal, humanista, reconociendo nuestra identidad común y celebrando la diversidad cultural inherente a lo humano" (Edgar Morin - 1999: Los siete saberes).

En tiempos de crisis, cuando los gobiernos han desvalorizado la profesión docente, exigir el 6% del PIB y reafirmar la importancia de la educación es un acto de resistencia. Educar no es solo instrucción, sino una práctica liberadora que desafía las desigualdades. Si “la educación encierra un tesoro” como afirma Jacques Delors, abrirlo requiere conciencia crítica y compromiso.

La educación es ciencia y arte, razón y sensibilidad. No se trata solo de transmitir información, sino de despertar la capacidad de leer el mundo y transformarlo. Paulo Freire señalaba que “enseñar no es transferir conocimientos, sino crear posibilidades para su construcción”. La ciencia orienta la pedagogía, pero es la conciencia crítica la que convierte la educación en un acto de libertad.

Los desafíos educativos reflejan las tensiones sociales: desigualdad, exclusión y deshumanización. Sin embargo, la educación puede cambiar esta realidad. Edgar Morin recuerda que conocer lo humano implica situarlo en su contexto. La escuela debe formar sujetos críticos y solidarios, capaces de transformar y enfrentar los desafíos de la sociedad.

La violencia, la corrupción y la indiferencia evidencian una sociedad sin horizonte ético. A pesar del agotamiento, el docente debe encontrar en su labor la fuerza para dignificar a cada ser humano. Educar es un acto de amor y valentía. Gandhi lo expresó con claridad: “Creer en algo y no vivirlo es deshonesto”. La educación debe ser coherente con sus principios, promoviendo autenticidad, respeto y dignidad.

Cada persona es única e irrepetible. La educación debe nutrir todas las dimensiones del ser humano (biológica, psicológica, afectiva, social y espiritual) con una perspectiva basada en la comprensión integral y emancipadora. La transformación educativa no se logra con reformas superficiales, sino con una comprensión profunda del ser humano y un pensamiento emancipador. Freire afirmaba que “educar es un acto político” . El maestro y la maestra deben caminar con firmeza hacia la liberación y la construcción de una sociedad más justa.

viernes, 31 de enero de 2025

SENTIMIENTOS:

 

 

 


En su juventud, Karl Marx escribió poesía influenciada por el romanticismo y el idealismo alemán. Sus versos abordaban temas de amor, naturaleza y revolución, reflejando su temprana inquietud intelectual.

SENTIMIENTOS - 1836 (de los versos juveniles de Karl Marx)

No sabría obrar con calma,

con sosiego y mansedumbre,

pues llevo fuego en el alma

y acometo de costumbre.

Quiero que sea mi vida

una sola acometida,

emplear mi energía y mi poder

en escalar las cimas del saber.

Y tanto el corazón como la mente

me mandan que no sea indiferente,

y todo ello a cada instante,

me lleva siempre hacia adelante.

Vivir ocioso, vegetando,

peor sería que la muerte,

yo retaría hasta la misma suerte

para poder seguir luchando.

En estos versos Karl Marx, refleja su espíritu revolucionario, su compromiso con el conocimiento y la lucha por el cambio social, valores que marcaron su vida y su pensamiento filosófico y su impulso por transformar la realidad a través del conocimiento y la acción.

Karl Marx vio la vida como un reto que debe enfrentarse con valentía, incluso desafiando al destino, con el fin de seguir avanzando y luchando por sus ideales. Sentó las bases del pensamiento materialista, el análisis del capitalismo, la lucha de clases, y la solidaridad internacional para la liberación de los pueblos:

¡proletarios de todos los países uníos!”