viernes, 7 de febrero de 2025

La educación como acto de liberación

 "La educación futura será universal, humanista, reconociendo nuestra identidad común y celebrando la diversidad cultural inherente a lo humano" (Edgar Morin - 1999: Los siete saberes).

En tiempos de crisis, cuando los gobiernos han desvalorizado la profesión docente, exigir el 6% del PIB y reafirmar la importancia de la educación es un acto de resistencia. Educar no es solo instrucción, sino una práctica liberadora que desafía las desigualdades. Si “la educación encierra un tesoro” como afirma Jacques Delors, abrirlo requiere conciencia crítica y compromiso.

La educación es ciencia y arte, razón y sensibilidad. No se trata solo de transmitir información, sino de despertar la capacidad de leer el mundo y transformarlo. Paulo Freire señalaba que “enseñar no es transferir conocimientos, sino crear posibilidades para su construcción”. La ciencia orienta la pedagogía, pero es la conciencia crítica la que convierte la educación en un acto de libertad.

Los desafíos educativos reflejan las tensiones sociales: desigualdad, exclusión y deshumanización. Sin embargo, la educación puede cambiar esta realidad. Edgar Morin recuerda que conocer lo humano implica situarlo en su contexto. La escuela debe formar sujetos críticos y solidarios, capaces de transformar y enfrentar los desafíos de la sociedad.

La violencia, la corrupción y la indiferencia evidencian una sociedad sin horizonte ético. A pesar del agotamiento, el docente debe encontrar en su labor la fuerza para dignificar a cada ser humano. Educar es un acto de amor y valentía. Gandhi lo expresó con claridad: “Creer en algo y no vivirlo es deshonesto”. La educación debe ser coherente con sus principios, promoviendo autenticidad, respeto y dignidad.

Cada persona es única e irrepetible. La educación debe nutrir todas las dimensiones del ser humano (biológica, psicológica, afectiva, social y espiritual) con una perspectiva basada en la comprensión integral y emancipadora. La transformación educativa no se logra con reformas superficiales, sino con una comprensión profunda del ser humano y un pensamiento emancipador. Freire afirmaba que “educar es un acto político” . El maestro y la maestra deben caminar con firmeza hacia la liberación y la construcción de una sociedad más justa.