miércoles, 12 de febrero de 2025

Luego del proceso electoral aprendí

-     Aprendí que defender la educación pública y los derechos del magisterio es una tarea ardua. No solo implica enfrentar políticas que la perjudican, sino también sobrellevar la indiferencia de quienes deberían ser los primeros en alzar la voz.

-   Aprendí que lo más desalentador no es la batalla constante, sino la exigencia e ingratitud de aquellos que se benefician de la lucha y, en vez de apoyar, critican a quienes dedican su vida a defender sus derechos.

-  Aprendí que muchos han olvidado la memoria histórica, quizá por eso no se involucran en la defensa de sus propios derechos.

-   Aprendí que la sumisión, indolencia, oportunismo, conformismo, indiferencia y el individualismo han reemplazado la conciencia de clase, que ahora se prioriza el bienestar personal.

-   Aprendí que ahora no eligen líderes comprometidos con la educación, la salud y el bienestar social; que prefieren votar por sus opresores, por los corruptos responsables de la crisis.

-    Aprendí que mientras esta tendencia continúe, el magisterio seguirá siendo víctima de injusticias que afectan no solo su labor, sino el porvenir de sus familias y de las futuras generaciones.

-    A pesar de ello, la convicción sigue siendo más fuerte que cualquier desencanto...

-    A pesar de todo, sé que en las filas del magisterio aún existen maestros y maestras con conciencia de clase, con una postura firme frente a la realidad, dispuestos a continuar la lucha en defensa de la educación pública, los derechos del magisterio y de todo el pueblo.

-  Son los maestros y las maestras unionistas, quienes no se rinden ante la adversidad. Por ellos y con ellos, reafirmo con orgullo: 

    Soy Maestro, Soy de la UNE.