viernes, 22 de septiembre de 2017

Marcha contra la corrupción y apoyo a la consulta popular


   La corrupción se ha trasformado en un fenómeno sin fronteras. Se ha globalizado incluyendo a los implicados y a ámbitos diversos como la economía, la política, la justicia, la administración pública, la empresa privada, etc., convirtiéndose a la vez, en el más importante aparato deslegitimador del gobierno y de desconfianza a las instituciones públicas.
   El presidente Moreno con elocuente ternura pero con pocas ganas de cambiar la estructura que engendra la corrupción, ha abierto las posibilidades de una consulta popular que el pueblo se apresta a apoyar con una marcha encabezada por los sectores populares y de trabajadores. Sin embargo, la sola intensión no sirve, es urgente una lucha firme que implique reformas estructurales profundas para erradicar o al menos minimizar la cadena de corruptelas.
   Sin ningún incidente el pasado día miércoles por la tarde desde la plaza de San Sebastián se dio inicio a la Marcha contra la Corrupción, convocada por el FUT y otras organizaciones de la sociedad civil, para exigir castigo a los implicados en los actos dolosos presuntamente encabezados por el vicepresidente Glass. En Loja se esperaba una mayor participación de la ciudadanía, pero no fue así.   No asomaron muchos de los actores que días antes en las redes sociales y medios de comunicación convocaban a la misma. Al parecer se quedaron en casa para ver los toros de lejos. Bien calzaría a estos joviales y oportunistas politiqueros una de las consignas que durante la marcha se voceo. “Basta ya de bla bla bla, queremos decisiones contra la corrupción”.
   En si la marcha fue breve. Un corto recorrido concluyó en los bajos de la Gobernación, donde varios oradores, llamaron al Presidente Moreno a sancionar a los corruptos y a todos los implicados en los escándalos de Odebrecht, las eléctricas y petroleras. Se pidió también devolver la autonomía a la Universidad Nacional de Loja; y, finalmente a restablecer los derechos civiles y políticos conculcados durante los diez años del correato.
   Hubo la percepción de que el sector de los maestros jubilados fue el de mayor participación. Ellos dieron a conocer que se unieron a la marcha como una de las acciones de protesta contra la escandalosa corrupción y para exigir respeto a los irrenunciables derechos respecto del incentivo económico, la cesantía adicional, diferencia de los fondos de reserva entre otros derechos que se les adeuda desde antes del 2008.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Reforma Educativa sin demagogia, para que atienda a todos


   Para quienes desconocen la importancia del proceso de enseñanza y de la relación entre estudiantes y maestros en las aulas, es fácil culpar a los docentes por la deserción y repetición escolar, dicen que no saben estimular el aprendizaje de los estudiantes.
   No defenderé a ultranza a los docentes, quizá haya algo de verdad, pero definitivamente los pedagogos saben que las habilidades y competencias para la enseñanza que tienen los profesores son sólo un factor de muchos otros que influyen en la formación integral y en desarrollo del conocimiento de los estudiantes.
   Desafortunadamente, en la denominada década ganada, más allá de la construcción de unos cuantos edificios que patrocinan la exclusión de miles de estudiantes del sector rural, la educación en términos generales, no solo se ha estancado, sino que ha retrocedido, especialmente por la masificación de alumnos en las aulas y escuelas del sector urbano, cierre de planteles, y por el descuido de los aspectos curriculares y de formación del profesorado. 
   El amontonamiento de alumnos en aulas sin ventilación y sin mobiliario suficiente y adecuado es antipedagógica desde cualquier lado que se le vea, como también es el peor de los desaciertos que en varias escuelas se confíe la administración y la educación a personas ajenas a la profesión docente e incluso sin ninguna profesión. 
   Quienes impulsan ciegamente la revolución educativa, en la práctica no quieren solucionar la problemática educativa y tratan de callarla, de esconderla o ignorarla a través de una propaganda perniciosa que la paga el gobierno con dineros del pueblo ecuatoriano, para maquillar los rezagos de la fracasada revolución educativa. Y por si esto fuera poco, los libros gratuitos suelen llegar incompletos y a mediados del quimestre. 
   También es penoso comprobar que la problemática educativa se agrava más, por la ignorancia e inoperancia administrativa mostrada desde el ministerio de educación, en decisiones tan simples, como por ejemplo, colocar en escuelas sin espacios para la recreación, a niños y niñas de tres y cuatro años conjuntamente con otros de hasta dieciséis años, lo cual trastoca inevitablemente los procesos de aprendizaje poniendo en riesgo a los más pequeños. 
   En fin… estamos ante un escenario educativo que no es nuevo para los ecuatorianos, una realidad de carencias que el ex ministro de educación sigue negando y promocionandolas como una panacea de bondades ahora en su condición de presidente de la comisión de educación de la asamblea legislativa.

domingo, 10 de septiembre de 2017

Las aportes escolares: sin son voluntarios por qué se fija una cantidad.



Quienes no conocen las implicaciones económicas que el inicio del año lectivo acompañan a los padres de familia y a los directivos, suponen a la ligera que los “aportes voluntarios de pequeñas cuotas” que se reciben previo a la matricula, no deben recibirse, por eso de la gratuidad de la educación.
En realidad el tema es polémico. Un directivo amigo, con cierta incertidumbre me dijo: el tema es difícil de comprender, no porque las leyes no sean claras, sino porque desde el mismo ministerio de educación se nos dice que no hay dinero para pintura y reparaciones de pupitres y aulas, que para ello, nos ayudemos con los padres de familia. Cabe preguntarnos, cuál es el papel del estado con relación a este rubro.
El asunto se torna más difícil aún, porque los dineros que se recaudan, -que de paso nada tienen de voluntarios- ya sea que los manejen los padres de familia o los directivos, muchas de las veces no se rinden cuenta de ellos, ya que no existe una ley, norma o reglamento que asegure la transparencia económica de esos aportes.
Reflexionando en torno a este polémico tema. Todos hemos observado que cada que inicia un nuevo año escolar, el ministerio de educación proclama a los cuatro vientos, que la educación es gratuita. Gratuita en el entendido de que los ciudadanos, no tienen por qué pagar este servicio en razón de ser un derecho garantizado por la Constitución de la Republica. Sin embargo, dadas las circunstancias sociales, políticas y económicas que nos impone el Estado neoliberal, y la permanente crisis que atraviesa el país, la ley como tal, se ha vuelto muda y ciega en más de una ocasión.
El problema es que estos aportes se han hecho costumbre, y como tales llegan a convertirse en norma, contradiciendo el precepto constitucional de la gratuidad. Me pregunto: si el aporte es voluntario, por qué se fija una cantidad que deben cubrir los padres de familia para que sus hijos sean inscritos, excluyendo a miles de niños de su derecho a educarse sin discriminación.
Estoy claro que como ciudadanos y padres de familia, tenemos que asumir un compromiso con la educación de nuestros hijos, de nuestra comunidad, del país. Pero hasta cuándo esperaremos que la Asamblea Nacional, el ministerio de educación, los organismos de control y el Estado asuman su compromiso con el pueblo ecuatoriano.