viernes, 13 de octubre de 2017

La buena educación es la suma de inversión y respeto


El presidente Lenin Moreno, manifestó que "aquellos enceguecidos de revoluciones falsas, ahora se han dado de llamar revolución a cualquier pendejada...”, reconociendo implícitamente que durante los diez años no pudieron inaugurar la educación para todos. 
Que su gobierno recuperará el sistema educativo para transformarlo, que el aporte de todos los actores será importante para rescatar los aspectos que se consideran claves en el desarrollo y consolidación de la educación en todos sus niveles, privilegiando la educación fiscal y laica. Que es inaceptable “una revolución educativa sin la participación de los ciudadanos”. 
El profesor David Pacheco conceptuaba que la “buena educación va más allá de los conocimientos o esfera social de la persona; la buena educación es tratar a los demás como nos gustaría que nos traten a nosotros", en suma, es cuestión de civismo y respeto hacia el otro. Lo cierto es que, la educación es la base del desarrollo de los pueblos y los países que no invierten en educación y no producen conocimiento, están condenados a la dependencia y al fracaso. 
En una conversación de añoranzas entre ex compañeros de Escuela Miguel Riofrío, se decía que el colegio y la universidad afianzaron los valores aprendidos durante la infancia, y de su importancia para formarse adecuadamente como personas útiles a la comunidad. Con entusiasmo y cierta melancolía se escuchó que algunos cursaron estudios de formación artesanal o técnica, mientras otros fueron a la universidad. Todos anhelaban incorporarse al mundo del trabajo y servir a los demás. Lamentablemente algunos de ellos, olvidaron las primeras enseñanzas, y se dieron cuenta que era más provechoso servirse de los demás, es decir, se incorporaron al mundo de la corrupción. 
Para quienes optamos por la docencia, fue penoso reconocer la desvalorización de la profesión, como también el endosamiento a los docentes del fracaso de la educación, desconociendo que la responsabilidad que supone el educar es prioridad del Estado. Por suerte hay quienes desde la sociedad de a pie, aprecian la tarea docente y reconocen que son más los que cumplen a cabalidad su rol de profesores e incluso de padres, de psicólogos, de consejeros, de médicos, etc., tareas que han olvidado el estado y la familia. 
Ha llegado el momento, que como sociedad y como ciudadanos comprendamos que la buena educación es la suma de inversión económica y respeto a los derechos constitucionales. No conozco una tesis mejor, aunque falta mucho camino por recorrer.