El pueblo ecuatoriano en su gran mayoría apoya que se controle y combata con mano firme a la delincuencia en las calles y negocios, pero también exige seguridad en escuelas, colegios, universidades, hospitales, y esa seguridad solamente puede llevarnos a la tranquilidad con políticas públicas de inversión social para garantizar educación, salud y empleo, y no para agrandar las ganancias de los “inversionistas” criollos y extranjeros. Para ello, se pretende una agenda económica neoliberal que privilegia el perdón de impuestos y exenciones tributarias a las empresas grandes y a la banca beneficiadas durante la crisis por el terremoto de 2016 y la pandemia del 2020.
El gobierno insiste que, para financiar la guerra, es necesaria una tripleta de medidas que afectarán el precio de la canasta básica familiar, como son la elevación del IVA, elevación del precio de la gasolina y diésel y los despidos de trabajadores en el sector público y de yapa en la empresa privada. La memoria y la lucha popular sabe que si sube el IVA al 15% suben los precios y no vuelven a bajar, que si sube la gasolina suben los precios de los productos y no vuelven a bajar, que si crecen los despidos de trabajadores aumentan los males sociales.
La inseguridad, la falta de empleo e inequidad son los enemigos comunes de la sociedad. Sin embargo, nos preguntamos ¿algún día se semaforizarán e identificarán los grupos humanos en condiciones socioeconómicas más desfavorables con respecto al resto de la población? Así la semaforización de la pobreza permitiría el impulso y diseño de políticas sociales y la canalización de los recursos para contribuir a la estabilidad social de estos grupos, pero estas políticas deben estar liberadas del oportunismo y clientelismo partidista, ese es el reto del presidente Noboa.
El canta autor argentino Luis Aguilé dice “Que se imponga la Ley, no queremos perder nuestra forma de ser, somos gente de paz, que no tenga ocasión, de ganar el ladrón, porque usted señor presidente nos juró. ¡Proteger la Nación!” El tema de la inseguridad, es un conflicto social cuyo combate no es de corto plazo, pero es apremiante, por eso, insistimos en la unidad popular y la organización en el barrio para promover la solidaridad, alertar cualquier problema y exigir a la fuerza pública brinde la seguridad necesaria, y así defender la vida.