El banquero Guillermo Lasso nos deja de regalo navideño una galopante crisis. El Presidente Daniel Noboa disque para enfrentar las dificultades, ha propuesto una ley de ineficiencia económica y eliminación de empleos. Porque eso de generar empleo es pretexto, no lo hará, por el contrario, se contempla mayor precarización y vulneración de derechos laborales. Lo que se pretende es premiar a los grandes empresarios deudores de impuestos, entre ellos al grupo Noboa de su familia, perdonándoles en vez de obligarles a pagar cerca de 3 mil millones de dólares, empeorando los servicios básicos, la obra pública y la seguridad ciudadana.
Por el momento el gobierno no da pie con bola, seguimos en las buenas intenciones y quejándonos como siempre del gobierno anterior. El pueblo abatido por el hambre y la penuria, espera que el imprevisto triunfo no lo ofusque y que empiece a hacer realidad las políticas públicas que conlleven el cumplimiento de las ofertas de campaña; porque la mencionada ley, -que de paso es la repetida receta del FMI cumplida a su tiempo por Rafael Correa, Lenin Moreno y Guillermo Lasso- no generará nuevos empleos y tampoco eliminará el déficit fiscal.
Noboa en campaña aseguró que tiene adelantado la llegada de inversionistas extranjeros, por lo que una de sus acciones inmediatas será la de ofrecerles seguridad jurídica y disminuir el riesgo país; sin embargo, este se ha elevado. Que la seguridad no solo sea para los inversionistas, que esta llegue a todos los ecuatorianos, ya que la reactivación económica debe servir para devolver la capacidad adquisitiva de la población y combatir las inequidades y desigualdades sociales estimuladas por la galopante pobreza.
Los asambleístas por la urgencia, no deben aprobarla sin analizarla juiciosamente, puesto que la misma abre las puertas a la privatización de los sectores estratégicos, dándoles exoneraciones tributarias y concesiones lesivas al interés nacional, como son la fijación de tarifas eléctricas y la eliminación de subsidios a los combustibles y al gas de uso doméstico. La cantaleta tributaria de que pagarían más los que más tienen, se revierte a que los ricos se hacen cada vez más ricos a costa del sacrificio de los más pobres, agudizando la crisis económica.
Muchos pensaron erróneamente que este gobierno tendría una perspectiva diferente para enfrentar los múltiples problemas que azotan al país. Incluso las Naciones Unidas han recomendado la suspensión del pago de la deuda externa y priorizar el pago de la deuda social. Solo así, el Estado podrá contribuir a la recuperación de la economía para aumentar las fuentes de trabajo y resolver particularmente las brechas en salud, educación, vivienda y seguridad ciudadana.
De ratificarse la propuesta de ley tal como se ha presentado, se estaría provocando un rotundo llamado a los diferentes sectores para que hagan escuchar sus necesidades desde la organización y movilización popular.
Por el momento el gobierno no da pie con bola, seguimos en las buenas intenciones y quejándonos como siempre del gobierno anterior. El pueblo abatido por el hambre y la penuria, espera que el imprevisto triunfo no lo ofusque y que empiece a hacer realidad las políticas públicas que conlleven el cumplimiento de las ofertas de campaña; porque la mencionada ley, -que de paso es la repetida receta del FMI cumplida a su tiempo por Rafael Correa, Lenin Moreno y Guillermo Lasso- no generará nuevos empleos y tampoco eliminará el déficit fiscal.
Noboa en campaña aseguró que tiene adelantado la llegada de inversionistas extranjeros, por lo que una de sus acciones inmediatas será la de ofrecerles seguridad jurídica y disminuir el riesgo país; sin embargo, este se ha elevado. Que la seguridad no solo sea para los inversionistas, que esta llegue a todos los ecuatorianos, ya que la reactivación económica debe servir para devolver la capacidad adquisitiva de la población y combatir las inequidades y desigualdades sociales estimuladas por la galopante pobreza.
Los asambleístas por la urgencia, no deben aprobarla sin analizarla juiciosamente, puesto que la misma abre las puertas a la privatización de los sectores estratégicos, dándoles exoneraciones tributarias y concesiones lesivas al interés nacional, como son la fijación de tarifas eléctricas y la eliminación de subsidios a los combustibles y al gas de uso doméstico. La cantaleta tributaria de que pagarían más los que más tienen, se revierte a que los ricos se hacen cada vez más ricos a costa del sacrificio de los más pobres, agudizando la crisis económica.
Muchos pensaron erróneamente que este gobierno tendría una perspectiva diferente para enfrentar los múltiples problemas que azotan al país. Incluso las Naciones Unidas han recomendado la suspensión del pago de la deuda externa y priorizar el pago de la deuda social. Solo así, el Estado podrá contribuir a la recuperación de la economía para aumentar las fuentes de trabajo y resolver particularmente las brechas en salud, educación, vivienda y seguridad ciudadana.
De ratificarse la propuesta de ley tal como se ha presentado, se estaría provocando un rotundo llamado a los diferentes sectores para que hagan escuchar sus necesidades desde la organización y movilización popular.