Paulo Freire enfatizaba que la emancipación y la liberación de los seres humanos se sustentan en la reciprocidad, es decir en el enriquecimiento cultural, educativo y social. Por ello, para liberar el sujeto oprimido por el discurso hegemónico, hay que dar a las personas herramientas para “procesar un pensamiento emancipador y liberador”. Es necesario mayor presupuesto a la educación, así evitaremos que la niñez y la juventud sea presa fácil de bandas delictivas de toda índole.
Desde una perspectiva educativa, emancipación y liberación deben trabajarse a partir de la escuela, empezando a romper los conceptos de modernidad y del mismo liberalismo social que, especialmente a la juventud, la tiene sometida al individualismo y a la insolidaridad propias del sistema capitalista. Ese rompimiento de dependencia política, económica y administrativa, solamente podría lograrse desde un pensamiento crítico de la realidad cotidiana, desde un repensar que surja de las nuevas generaciones a través de un sistema de educación nuevo, que conlleve la formación de ciudadanos responsables ante la sociedad con cultura crítica y revolucionaria.
El país entero sufre una ola de violencia, que más allá de que el presidente Guillermo Lasso y sus panas se la pasen culpando a Rafael Correa, es responsabilidad del gobierno actual combatirla, enfrentarla y erradicarla. Pero atacando las raíces y no las consecuencias, como se pretende hacerlo con la declaratoria oficial de “guerra contra el terrorismo” realizada por el Consejo de Seguridad del Estado el pasado 27 de abril.
El gobierno ecuatoriano sumiso como siempre y, más aún el presidente banquero obediente al mandato divino del FMI y de las agencias norteamericanas CIA y DEA que abiertamente recomendaron la asistencia bélica y logística israelí para el combate a la delincuencia y al narcotráfico, desde luego, dejando inmune la corrupción oficial que involucra al gobierno e incluso a la familia del presidente Guillermo Lasso, quien a propósito enfrenta un juicio político en la Asamblea Nacional, juicio, del que se presume saldrá ileso gracias a la compra de conciencias de asambleístas igualmente corruptos “que actúan como guardaespaldas del gobierno”.
En la “guerra contra el terrorismo” es necesario refrescar la memoria con las sabias palabras de Eduardo Galeano:
“cuando un delincuente mata por una deuda se llama 'ajuste de cuentas', pero cuando un banquero ejecuta a un deudor se llama 'plan de ajuste de cobro de deudas'”
La oligarquía es la responsable de la situación actual, de violencia y de pobreza. Obviamente no lo reconocen, por el contrario “desprecian la honestidad y recompensan la corrupción”.
En definitiva, la educación para la emancipación, también nos conduce a liberarnos de la corrupción, la violencia, el narcotráfico y otros males sociales que atrapan a nuestra juventud. Para ello, corresponde al gobierno nacional cumplir con el aumento del 0,5% anual del PIB en la participación del sector educativo, pero no lo hace. Sin embargo, se destinan grandes cantidades para la compra de armamento bélico y bonos del Estado que benefician a los grupos de poder.