La educación es un aspecto significativo en la formación del ser humano y es el pilar fundamental en el desarrollo de los pueblos. De allí la innegable importancia del rol que cumplen los docentes en la sociedad.
La desvalorización de la profesión docente responde a un proceso histórico social, político y económico; que tiene causas y consecuencias para el magisterio nacional, repercutiendo mayormente en la salud, en las condiciones laborales, en los bajos salarios y en el desprestigio personal como profesionales de la educación.
Los docentes constantemente han estado supeditados a los criterios de los gobiernos de turno y de los grandes medios de comunicación, quienes siempre atribuyen la mala calidad educativa a los docentes. Sin embargo, el Estado gobierna para beneficiar a los grupos de poder, pero para la clase docente nada. No establece políticas de vivienda y salud; descuida la infraestructura y capacitación, el presupuesto educativo cada vez se reduce; más de una vez, sin lograrlo han intentado desaparecer a la UNE.
Ese fue el caso durante el Gobierno del Economista Rafael Correa, quien dijo que para ser docente no hace falta ir a los institutos pedagógicos ni a las facultades de ciencias de la educación; derogó la Ley de Carrera Docente y Escalafón del Magisterio; y decretó que para ser docente es suficiente hacer un curso de inducción didáctica.
Para poder enseñar, se ha de poseer una titulación universitaria especializada, el profesor de educación infantil o de educación básica a de contar con el título respectivo; el profesor de matemáticas ha de ser matemático; y el de historia debe ser historiador; y así con todas las demás asignaturas y áreas del saber. Debe pasar por un concurso de méritos y oposición especializados que, tome en cuenta los años de experiencia en las artes de la didáctica y la pedagogía.
“¿Se imaginan ustedes que, a un cirujano, con treinta años de experiencia, debidamente acreditado, se viera censurado u orientado por un chamán o un curandero?” Pues eso es lo que actualmente ocurre cuando profesionales ajenos a la educación, están en las aulas frente a la niñez y juventud.
Todas las mejoras que se han logrado en el sistema educativo y en la defensa de derechos de los docentes, han sido producto de la lucha unionista que junto a la Gloriosa UNE, como la reciente reparación y pago de la equiparación salarial incluida en la LOEI, Ley que el Presidente Lasso y la Ministra Brown quieren echar al traste con la emisión de un Reglamento que se opone a la propia Ley.
El magisterio y la educación no podrán avanzar, seguirán oprimidos por este oprobioso sistema, que reproduce desigualdades y mantiene una sociedad sumergida en la ignorancia. Para erradicar esta triste realidad y revalorizar la carrera docente, los maestros y maestras deben “dejar de ser endebles e indecisos a fin de vincularse de manera fraterna en la lucha gremial” para defender sus derechos.