viernes, 23 de septiembre de 2022

¿Será que “rodar cabezas” significa acallar testigos?

La desaparición y el posterior hallazgo sin vida de la abogada María Belén Bernal, ha trascendido a la opinión pública internacional. No se trata de un feminicidio más, éste ocurrió en las propias instalaciones de la Escuela Superior de Policía, donde a pesar de los terribles “golpes, patadas, gritos desesperados” y nadie hizo nada. El Presidente de la República, los Ministros de Gobierno y del Interior y las autoridades policiales dicen que “no se trata de un crimen de estado” sino de un “crimen pasional”, mientras que la fuga del principal sospechoso fue un error de procedimiento. Que van “a rodar cabezas”, acaso se refieren a que mandarán a matar testigos para encubrir implicados superiores, que seguro los hay, eso nadie lo duda.

El pueblo conmocionado e indignado por el crimen, muestra su solidaridad con la madre de la víctima y su familia, exige de las autoridades la inmediata captura, justicia y sanción del criminal y de los cómplices. La evidente y vieja podredumbre del sistema policial y de justicia, debe cambiarse de raíz, no solo se trata de "rodar cabezas". Hoy le corresponde al pueblo construir un nuevo país que garantice seguridad para todos. Ha llegado la hora de sanear la fuerza pública. Los Ministros de Gobierno y del Interior deben dejar sus cargos por ineptos y dedicarse a lo que ellos saben: a engordar sus bolsillos y a divertirse a costa o con los dineros del pueblo.

Por otro lado, quizá lo más importante, desde la escuela y la familia hay que fomentar la educación en valores y el interés de niños y niñas, de la juventud, de toda la sociedad por deconstruirnos del pensamiento machista, a fin de evidenciar las fallas, las debilidades y las contradicciones del sistema neoliberal. Es urgente lecturas que abarquen temas de género, las masculinidades y feminismos, para mañana evitar la perpetuación de las miradas androcéntricas, que sitúan al varón como centro de todas las cosas, lo que conlleva la invisibilidad de las mujeres y de su mundo, de sus aportes y la negación de sus derechos.

Lo cierto es que, la policía nacional tiene la obligación de proteger a la ciudadanía, sin embargo, en los últimos tiempos se ha visto envuelta en actos que desdicen de su labor. Varios funcionarios de tropa y oficiales están involucrados en corrupción, en robos, en violencia intrafamiliar, chantajes, asaltos, narcotráfico, siendo parte de bandas delincuenciales y del crimen organizado; es increíble que sean los propios “militares y policías quienes ejecutan órdenes de sicariato”.

Finalmente, como dicen los Inti Illimani: “Si nuestra tierra nos pide, tenemos que ser nosotros, los que levantemos (el Ecuador), así es que a poner el hombro… vamos a llevar las riendas de todos nuestros asuntos y que de una vez entiendan… que será el pueblo quien construya un (Ecuador) bien diferente”.