martes, 2 de agosto de 2016

La defensa de la UNE es tarea de todos

“Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera” Neruda

El ataque a la dirigencia y al magisterio ecuatoriano por parte del actual Gobierno, ha tomado un curso creciente de insultos, amenazas, persecuciones, destituciones y encarcelamientos que delatan el irrespeto a la Constitución y la orientación neoliberal del régimen.
La obsesión del correísmo por disolver a la Unión Nacional de Educadores no debe sorprendernos, menos a los maestros, pues estos propósitos seguirán estando en los gobernantes con ínfulas dictatoriales, que lejos de presentar argumentos jurídicos para su intentona, demuestran su odio visceral contra el movimiento sindical y hacia las organizaciones que se resisten al pensamiento oficial.
Muchas de las veces la memoria y la conciencia social nos es frágil y dejamos que ciertos oportunistas usufructúen de las luchas populares traicionando a los verdaderos protagonistas. Por eso, es preciso recordar que la UNE nace al calor de uno de los hechos más trascendentes de la historia ecuatoriana, la “Revolución del 28 de Mayo de 1944”, en la que, como resultado de la presión de los sectores populares y líderes de izquierda como Pedro Saad, Ángel Felicísimo Rojas, Manuel Agustín Aguirre, Benjamín Carrión, entre otros, que en medio de la corrupción y de la inestabilidad oligárquica del Gobierno de Arroyo del Rio apoyaron a Velasco Ibarra, y a la par que luchaban por la recuperación de las libertades, crearon la Confederación de Trabajadores del Ecuador CTE, la Federación Ecuatoriana de Indios FEI, la Federación de Estudiantes Universitarios FEUE, la Casa de la Cultura, entre otras organizaciones gremiales y sociales.
En ese proceso de construir utopías en el día a día, se desarrolla del 1 al 4 de agosto de 1944 el Primer Congreso Nacional de Educadores, denominado “Congreso de la Unificación del Magisterio Ecuatoriano” al termino del mismo, el 4 de agosto de 1944, surge la Unión Nacional de Educadores, teniendo como objetivo primordial, “la lucha por la educación pública, laica, democrática y de calidad, que garantice los derechos de los docentes y de los niños y que contribuya al desarrollo del país”.
El 19 de abril de 1950 se reconoce su personería jurídica y a partir de entonces y hasta la presente fecha, la UNE con siete décadas de existencia se convierte en una organización gremial que junto a los trabajadores, campesinos, estudiantes y profesionales progresistas, defiende la educación fiscal, laica, gratuita y de calidad; trabaja por el progreso, soberanía y emancipación de la Patria; lucha por la transformación de las estructuras socioeconómica del país y la acción reivindicativa de las mayorías populares.
Con oportunidad del Decreto 016, hice pública la preocupación de la UNE y otras organizaciones sociales, que presentaron incluso, acciones de amparo constitucional contra el citado decreto que iniciaba violentando la Carta Magna, al desconocer de forma implícita el derecho a la organización de la sociedad “como expresión de la soberanía popular para desarrollar procesos de autodeterminación…”. Además se amenazaba “legalmente” al manifestar que “aquellas organizaciones que no hayan obtenido el registro no podrán operar en el país”. 
A buen entendedor pocas palabras reza un refrán popular. Si la UNE es la piedra en el zapato de la revolución ciudadana, hay que eliminarla, para ello el Decreto 016 es ideal, pues dispone la criminalización de las organizaciones populares de hecho y la judicialización civil y penal de la lucha popular. De forma tácita amenaza con la disolución de las organizaciones gremiales y sociales si sus integrantes realizan “actividades de política partidista”. Es obvio que al acercarse un proceso electoral, cualquier ciudadano tiene derecho a asumir posiciones políticas frente a candidatos y propuestas políticas, pero para el gobierno eso no es lícito. Se trata entonces de una persecución política a quienes se resisten a avalar un régimen autoritario que a pesar de denominarse revolucionario, encarna una forma de dominación caudillista. 
Como la receta neoliberal para desaparecer a la UNE a través de la eliminación de la cuota sindical, del desconocimiento del derecho de los maestros a la defensa, de la imposición de una política de persecución, cancelación y encarcelamiento a los dirigentes y de la conformación de un gremio paralelo y servil al Ministerio de Educación, no dio resultado, pretenden ahora eliminarla con actitudes fanáticas, sectarias y autoritarias de ciertos dirigentes que se creen propietarios del poder y no quieren comprender la realidad política actual.
Finalmente, parafraseando a Lenin, los maestros y los ciudadanos sabemos que “marchamos en pequeños grupos unidos por un camino escarpado y difícil rodeados por todas partes de enemigos,… precisamente para luchar contra ellos”.