Resulta casi cotidiano y sorprendente escuchar a ciudadanos cuya firmeza ideológica era evidente, expresarse de manera despectiva de los líderes populares y de izquierda porque apoyaron al Presidente Correa en sus inicios, culpándoles de la actual situación económica y política que vive el país. Y no es sorprendente, tan solo porque se les culpe, sino por las tantas simplezas y ligerezas que se manifiestan.
No se puede negar que la izquierda revolucionaria en su afán de acceder al poder ha cometido errores de cálculo estratégico políticamente hablando, pero, qué personas, que siguen disfrutando de la derechización del actual gobierno y que ahora se dicen independientes, no quieran reconocer, que los sectores populares apoyaron a Rafael Correa por que creyeron que el denominado proyecto de la revolución ciudadana, planteaba una solución rápida y efectiva a tantos años de postergación y abandono.
Calificar de oportunistas e incluso de traidores a los líderes populares y dirigentes políticos de izquierda, porque se separaron a tiempo del gobierno por la evidente derechización, que con favores paternalistas confunde a los sectores populares y en la práctica camina hacia la reestructuración o reconversión del sistema neoliberal, no es tan grave como callar que alrededor del gobierno se instaló un grupo de embusteros y aduladores que poco a poco creció y que aprovechándose de los cargos políticos y burocráticos amasó fortunas cubriéndose del silencio y la corrupción.
Hacer dirigencia social, gremial y política no es tarea fácil, porque ante cualquier acción de solidaridad a favor del pueblo o de exigir justicia, tarde o temprano asoma el vivo criollo” que todo lo corrompe. Cabe preguntarse y responderse. ¿Por qué la solidaridad no emana dentro de la organización barrial, del sindicato o de los sectores pobres y necesitados? ¿Por qué cualquier esfuerzo por acortar la brecha de la pobreza se diluye por la corrupción? ¿Será que la culpa la tendrá solo los corruptos o el gobierno? ¿Será que hay quienes solo les interesa tener un pueblo acostumbrados a pedir y a no dar ni hacer nada por elevar su conciencia social?.
En fin ante, para entender la actual crisis agravada por los sismos naturales, políticos y económicos y para acortar esa brecha de la pobreza, son oportunas las sabias palabras de José Martí: “en política, solo vencen los que tienen el empuje y la pasión necesaria para la victoria".