viernes, 7 de noviembre de 2014

La Revolución que conmovió al mundo

La Gloriosa Revolución de Octubre registrada en el calendario juliano el 25 de octubre de 1917, fecha que según el actual calendario gregoriano la recordamos precisamente hoy 7 de noviembre, que se cumplen 97 años del histórico acontecimiento que tuvo como protagonistas a las masas pobres y explotadas de obreros y campesinos rusos bajo la valiente y decidida conducción de Vladimir Lenin y el Partido bolchevique ruso.
Celebres son las frases de Lenin: “Camaradas, la insurrección debe llevarse a cabo el 25 de octubre; el 24 sería prematuro y el 26 muy tarde”. Y efectivamente, desde de la clandestinidad apareció para encabezar la insurrección que daría fin al régimen zarista y a las tibias reformas socialdemócratas. 
La influencia y repercusión de la Revolución Socialista sigue siendo actual, quizá profunda para unos y decaída para otros. Lo cierto es, que trascendió y trasformó las relaciones socio económicas y geopolíticas de los pueblos y gobiernos en los cinco continentes. El nuevo pensamiento obrero y popular instaurado en Rusia, dio origen a un período de cambios, de revoluciones socialistas; al nacimiento de los movimientos de liberación nacional que siguen enarbolando las banderas para poner fin a las diversas formas de colonialismo en el resto del mundo.
Gracias a la Rusia Revolucionaria y la Unión Soviética, el imperialismo europeo y norteamericano vio disminuidos sus afanes de explotación a los países subdesarrollados. Más allá del paralelismo en el poderío militar, nadie puede opacar el papel histórico y los factores culturales y científicos desencadenados a partir de Revolución de Octubre de 1917. Proceso revolucionario al que el imperio jamás renunció a la idea de destruirlo. Los propios acontecimientos en la península de Crimea son una muestra de ese perverso deseo.
Lo de Ucrania fue un claro golpe de Estado que ha llevado a un grupo minoritario, neonazi y anti ruso, a dirigir las riendas del país con el afán de golpear a Rusia en sus propias narices, para aislarla y debilitarla bloqueando su salida al Mar Negro y así efectivizar la febril ambición imperialista de dominar el mundo.
A los 97 años de la Revolución de 1917, la izquierda revolucionaria y comunista, debiera celebrar esta jornada histórica con entusiasmo y no con nostalgia.