martes, 20 de agosto de 2013

Ministro de Educación reconoce que “hubieron errores de asignación” en los cupos

Rosita, oriunda del cantón Espíndola, vino a la ciudad como empelada doméstica. Pronto adquirió la categoría de Madre. Ahora tiene dos hijos y otro en camino, vive arrendando una habitación por las cercanías del Barrio Motupe. Ella todos los días debe recorrer los mercados como vendedora ambulante de granos, en busca de mitigar el hambre, la educación y el techo, perdido después del abandono del padre de sus dos hijos, “él se fue para España, pero nunca volvió, nunca supe de él…” dice.
Ayer muy temprano, Rosita, con una canasta de granos, embarazada y de la mano de otro niño de tres años (“Nayito”), salió en busca de un cupo para su primogénito de cinco años tres meses. Para que “mijo aprenda a leer y a escribir, para que no sufra tanto como una. Yo lo anoté a mi Obercito en el mes de junio y hasta ahora  no conozco con verdad a qué plantel mismo irá”.
Luego acude (a pie) a la Coordinación Zonal de Educación, le dicen que vaya al Distrito Educativo, llega y mientras espera quien le aclare la situación de su hijo, aprovecha para vender choclo desgranado y arveja a otras madres que igual de desesperadas claman por un cupo para sus hijos.
Rosita se ve muy preocupada al enterarse que otras madres protestan porque a sus hijos les han asignado cupos “en planteles extremadamente distantes de sus domicilios”, escucha que a otra “mamá le han asignado cupos en planteles diferentes y lejos uno de otro para sus hijos de segundo y octavo de básica”, “el señor de allá, dice que su hija que va a octavo año de básica ha salido favorecida para tres colegios, para la Miguel Riofrío, El Bernardo y el Rengel que es nocturno, que no sabe que debe hacer en esos casos, porque ha ido a esos colegios y dicen que no tienen el registro de su hija, se da cuenta, no hay coordinación alguna, ested cree que este lió cambiará, que me darán un cupito para mi Obercito….”, "me parece una falta de respeto porque me vean pobre no me quieren atender… no se dan cuenta que una pierde de vender por hacer todos estos trámites, no hay consideración…”.
Su pequeño “Obercito”,  ajeno del problema,  se entretiene con otros niños, antes asistió a pre-básica en la Pompilio Reinoso y ahora al parecer le tocaría en la Adolfo Jurado González, el niño alarga sus tiernos ojos mientras que su madre da vueltas…, entra y sale. “Cómo voy hacer una solicitud, que consulte en internet o que llame al 1-800-educación me dice la licenciada…”
Rosita cuenta que apenas aprendió a leer y escribir, porque sus padres, campesinos sin tierra, también pobres, creían que las niñas debían estar en casa y que los varones debían ir a la escuela para luego ayudar a la familia. Obviamente ni lo uno ni lo otro ocurrió, porque ella huyó de su casa y “usted ya me ve…” se lamenta. Dice además que cuando ella fue a la escuela, allá en su natal Jibiruche, las clases eran monótonas, que su señorita se pasaba llenando registros con datos “quien sabe para qué y para quién”. Que la “seño” poco se interesó por las niñas y niños “dejados”, y menos por los pobres…, Le comento que soy profesor, “espero que usted sea diferente” me replica.
“Créame, tuve que pagar dos dólares por una solicitud, aquí dentro mismo”, se refiere a una oficina particular dentro del Distrito Educativo No. 1, la cual me pide que le lea porque ella no entiende. “Y ahora de dónde saco una carta de luz o de teléfono si la dueña de casa se molesta conmigo…, cómo lleno los datos del padre, si a él no le importamos para nada…” Le digo que firme. Pone su nombre y una línea recta. “Se da cuenta, esa es mi firma, un garabato”.
Que el señor Ministro de Educación reconozca “que hubieron errores de asignación” en los cupos, nadie lo niega, porque de verdad los HUBO.  El fin era que con el uso de la informática se iban a mejorar los procesos de matriculación, que la idea era que todos los estudiantes estén cerca a sus domicilios, que los hermanos estén juntos, que nadie se quedaría sin matrícula, etc., etc., afirmaban el Presidente Correa y el Ministro de Educación, a quien al parecer le hacen falta unas cuantas lecciones de gramática.
“Que hubieron errores de asignación” en los cupos, los HUBO, porque al parecer los cupos se entregaron o se están entregando sin respetar los criterios que el propio Ministerio de Educación exigió.
Que los padres y las madres de familia en estos primeros días de matrícula, están indignados, lo están. Y lo están porque los tienen “de aquí para allá”. Ellos y ellas al igual que Rosita, exigen información y solución a sus reclamos.
Cabe destacar que la señora Coordinadora Zonal de Educación, ha indicado que se solucionarán todas las dificultades y que ningún niño o niña se quedara sin estudiar.