viernes, 19 de enero de 2018

Una Consulta Nacional sin miedo ni odios.


La Consulta Nacional revela dos aspectos poco analizados. La débil e impuesta democracia durante la década anterior y, el desconocimiento y poco interés de los ecuatorianos por las siete preguntas; pues buena parte de los ciudadanos, cree que es una disputa entre el ex presidente y el actual.
Lamentablemente a los ecuatorianos nos acostumbraron a vivir entre consultas y elecciones, en las que ganan los que más promesas hacen y, o los que más propaganda realizan. En realidad los votantes no decidimos, solamente votamos para beneficio de los sectores políticos y económicos de turno.
Por eso es oportuno poner más atención en el rol de los medios de comunicación en la democracia y en particular en la Consulta Nacional. Por ejemplo, según sea el interés son aliados u opositores de los gobiernos de turno y aunque pregonen imparcialidad u objetividad, nos es cierto, aunque hay que reconocer que la mayoría contribuye a denunciar la corrupción y a exigir rendición de cuentas. En este último caso, terminan convirtiéndose en una especie de jueces y fiscales de la realidad, especialmente por la falta de celeridad e imparcialidad de la justicia. Así durante la década anterior, en la que el correato se hizo del control y manejo de todos los poderes, la tarea de los medios de comunicación creció, fue muy importante la tarea informativa y de opinión.
Desde luego que los medios de comunicación también son empresas, dedicadas a vender noticias o publicidad, es decir, son entes con fines de lucro, y precisamente de eso se valió el gobierno del presidente Correa, para acallarlos o al menos controlarlos, con la denominada ley mordaza.
En lo que respecta al poco interés por la Consulta Nacional, ha sido responsabilidad de la burocracia encaramada en los partidos políticos, que paulatinamente se han alejado de la ciudadanía. Estos han estado más preocupados por sus propios intereses que por trabajar con y para la sociedad a la que supuestamente representan, es decir en la práctica, han impedido la participación ciudadana.
No vayamos a las urnas a votar con miedo o con odio, como en efecto es lo que se oye de los correístas y morenistas. Informémonos más y mejor. Exijamos al presidente Moreno y a la Asamblea Nacional, la derogatoria inmediata de las enmiendas inconstitucionales de diciembre del 2015. Sólo así, el resultado de la Consulta Nacional, fortalecerá la democracia.

viernes, 12 de enero de 2018

No hay democracia sin participación ciudadana



A inicios de los años ochenta, por la exigencia popular, los gobiernos de turno se comprometen a ciudadanizar la democracia promoviendo la participación ciudadana. Pero son los movimientos progresistas los que exigen que ésta vaya más allá de las votaciones en las urnas.
Sin duda que incentivar las más diversas formas de participación de los ciudadanos en la actividad pública y política, fortalece la gobernabilidad y la lucha contra la corrupción. En la actualidad, cualquier régimen político de democracia participativa, descansa en una participación ciudadana que no se agota con los procesos electorales, aunque estas son parte esencial por lo que también hay que garantizar y protegerlas de posibles fraudes. Sin embargo, la verdadera participación ciudadana, es la presencia de los diversos sectores sociales en las actividades públicas y políticas.
En el Ecuador para garantizar este derecho, la Constitución establece un Consejo de Participación Ciudadana, mismo que resultó ser un fiasco porque su integración como sus integrantes respondieron a una única dirección política. La idea inicial fue, que a través del impulso de procesos para la conformación y asociación de grupos ciudadanos se busque desarrollar una nueva manera de participar organizadamente en la vida y en las decisiones públicas desde el reconocimiento, ejercicio, defensa y promoción de los derechos ciudadanos en lo civil, político, social, económico, cultural, ambiental, etc.
En cuanto a la Consulta Popular y a la participación ciudadana. Una de las preguntas presupone que los funcionarios son deshonestos o incapaces por tener cierta filiación política, haciéndonos creer que todos los problemas radican en su militancia o en la partidocracia. Sin embargo, son los mismos sectores políticos quienes se han encargado de denostarlos para luego encaramarse en esos mismos cargos.
De ahí que es primordial que el Presidente Moreno se comprometa con los ecuatorianos y con la democracia, a la defensa incondicional de la participación ciudadana, no solamente para que los integrantes del Consejo transitorio tengan la potestad de cambiar a las autoridades de algunas instituciones públicas, sino para que en él, estén representados todos los sectores de la sociedad ecuatoriana.
De ganar el SI, en esta pregunta como parece, y el gobierno actual continuara con la misma visión del correato, es decir de implantar un esquema de poder que le sirva de resguardo a sus privilegios y para evitar la contraloría social y popular, entonces las esperanzas del pueblo se habrán frustrado.

viernes, 5 de enero de 2018

Día del Periodismo Ecuatoriano


El Dr. Eugenio de Santa Cruz y Espejo, quizá el prócer más valioso de la historia ecuatoriana, publica el 5 de enero de 1792, el primer periódico de nuestro país: “Primicias de la Cultura de Quito”, fecha que sirve para recordar el Día del periodismo ecuatoriano.
Durante la década de la egolatría, década en que la mayoría de los ecuatorianos perdimos el derecho a la información como condición principal para el desarrollo pleno de la democracia, en la que se prohibió a los periodistas y a los ciudadanos opinar y actuar libremente, configurándose un clima de hostigamiento que terminaría confiscando, sancionando y cerrando medios de comunicación e informativos que opinaban diferente a los mashi-revolucionarios.
Lo más crítico durante el correato fue que, a la par que criticaba la labor periodística, con el cierre de los medios, no sólo que se limitó el derecho al trabajo, sino que se clausuró el acceso a la información pública y se impuso una pseudo información mediante las sabatinas, espacios que en realidad fueron ocupados para dictar ordenes de silenciamiento, persecución y encarcelamiento a la dirigencia sindical, líderes sociales y políticos que denunciaban hechos de corrupción.
Incluso en lo que va del gobierno actual, la intolerancia del Superintendente de Información y Comunicación, Carlos Ochoa, convertido en juez y parte, sancionó con el pago de una fuerte cantidad de dólares a Teleamazonas, supuestamente por no difundir una réplica. Sin embargo, la resistencia de los directivos del medio, lograron que una jueza ordene que el principal de la Supercon, pida disculpas al canal por el abuso cometido.
En fin, por hechos como los señalados, el Ecuador fue censurado a escala internacional. Quizá faltó la solidaridad gremial de los periodistas, para poder cumplir con su deber primordial de denunciar la corrupción y la tiranía, de salvaguardar la libertad de expresión, en suma, defender los derechos humanos de los ciudadanos, aún a costa del atropello de sus propios derechos.
Tengo la certeza que así como en la época colonial, en la que Eugenio Espejo, precursor del periodismo, embestido de valor y rebeldía enfrentó a los serviles del colonialismo español y la imperante corrupción, los periodistas de hoy, continuarán levantando la antorcha de la dignidad y la justicia para defender la auténtica democracia.
Al presidente Moreno, como un homenaje al periodismo, le corresponde devolverles la confianza, para que periodistas y medios de comunicación, coadyuven a construir un país para todos.