jueves, 7 de noviembre de 2013

La agresión escolar o bullying, ¡responsabilidad de los docentes!



(Parte 2)
A las diferentes formas de agresión que se cometen en escuelas y colegios, debemos agregar y tener muy en cuenta las que se cometen a través de los teléfonos celulares y las redes sociales, tales como mensajes desagradables, insultos, amenazas, fotografías y grabaciones que luego se envían por celulares o se cuelgan en las redes sociales. Más grave y preocupante aún, es reconocer que aquellas y estas agresiones que inicialmente estaban dirigidas hacia o entre compañeros, ahora y en la mayoría de los casos, llegan de forma anónima, hasta la familia, los profesores y autoridades escolares.
Acerca de las razones señaladas por los estudiantes respecto de la agresión escolar, los sociólogos sostienen que buena parte de éstas, están influenciadas por el hacinamiento y masificación de las aulas, la desorganización escolar, el quebranto de las relaciones familiares, la inequidad social, el desempleo y la pobreza, la globalización de las comunicaciones y la superestructura política, todo esto, propicia una crisis de valores que favorece el desarrollo de comportamientos agresivos y violentos a todo nivel. 
Para contribuir a la disminución del impropio comportamiento de los estudiantes y hacer frente a este problema que nos preocupa a todos, los docentes debemos comprender que la escuela, es ante todo un lugar de socialización y formación de la conciencia, para ello hay que asumir un nuevo rol, un rol con competencias que trasciendan “el desarrollo de las destrezas con criterios de desempeño”, para orientar a los estudiantes a aprender la necesidad e importancia de coeducarse en y con tolerancia, a aprender a escuchar y dialogar para resolver las diferencias, a pensar y actuar cumpliendo sus deberes y respetando los derechos de los demás, a desarrollar y expresar su propia opinión; e incluso a participar del diagnóstico y de la organización institucional.
Alejo Castrilli en el ensayo “la silenciosa agresión en la escuela”, manifiesta que los “profesores tenemos buena parte de responsabilidad por la cuota de agresión que los estudiantes están manifestando hoy, en las aulas y fuera de ellas, por tanto debemos asumirla y comprometernos en cambiar aquellas estructuras, organizaciones o prácticas educativas, que puedan estimular la agresión en el juventud”.
Puede parecer sorprendente, pero es una realidad innegable, los esfuerzos que realiza la escuela en la tarea de educación y formación de la niñez y adolescencia, son la calle, la televisión por cable y las redes sociales quienes se encargan de manera silenciosa de deseducarlos y desinformarlos, más bien, de formarlos en otra realidad. El interés por esta nueva realidad, hace que los estudiantes incumplan con sus obligaciones escolares, que los padres de familia vivan momentos de angustia y que aumente la preocupación del profesorado al constatar que la actitud de los estudiantes está lejos de mejorar.
Para contrarrestar esta anomalía, más allá de las disposiciones del Ministerio de Educación, los centros escolares, deben elaborar o reelaborar de forma participativa el Código de Convivencia, es decir con el aporte efectivo de padres y madres de familia, de estudiantes, de docentes y de los directivos, a fin de que juntos se propongan lograr un clima armónico de relaciones entre los miembros de la comunidad educativa.
Este Código de Convivencia, es un conjunto mínimo de acuerdos asumidos por todos los actores de la comunidad educativa, debe tener como base para su redacción los derechos y responsabilidades reconocidos en la Ley Orgánica de Educación Intercultural, en el Código de la Niñez; y especialmente en los preceptos constitucionales que dispone tratar a "todas las personas como iguales… el goce de los mismos derechos, deberes y oportunidades" a fin de que se garantice “a todos los niños(as) y adolescentes el desarrollo integral y el disfrute pleno de sus derechos, en un marco de libertad, dignidad y equidad”.
Si bien el Ministerio de Educación tiene una programación general y centralizada para el tratamiento de este problema escolar y social, la Coordinación Zonal y los Distritos de Educación deben asumir de manera urgente un programa que supere los “foros y mesas redondas”, hacia otro que descentralice la capacitación a docentes y padres de familia en esta temática, a fin de que se aborde de manera seria y a profundidad el fenómeno de la agresión escolar.

miércoles, 30 de octubre de 2013

La agresión escolar o bullying, una realidad de todos los días



(Parte 1)
La idea general de este artículo y las sugerencias que al final se hacen son, en gran medida, fruto de la contribución de estudiantes y profesores de la sección superior de la Escuela de Educación Básica Miguel Riofrío No 1 de la ciudad de Loja, que intranquilos por el deteriorado comportamiento estudiantil y consecuentemente con el bajo desempeño escolar, se animaron a buscar alternativas de solución a la problemática inicial y confusa del denominado bullying.

La Constitución de la República, Ley Orgánica de Educación Intercultural, Código de la Niñez y Adolescencia y más normas, garantizan una educación para la transformación de la sociedad basada “en la transmisión y práctica de valores,…. y la eliminación de toda forma de discriminación… en todos los espacios de la vida personal, escolar, familiar y social”.

El Ministerio de Educación ha propuesto una educación asociada a formar los rasgos de la personalidad y no solamente el desarrollo de destrezas con criterios de desempeño para el conocimiento de las leyes de la naturaleza y la sociedad, sino para potenciar el respeto, la tolerancia y la solidaridad. Sin embargo, estas aspiraciones lejos están de hacerse realidad en la mayoría de escuelas y colegios, donde en los últimos días, a casi nadie le sorprende las agresiones y la violencia que los y las estudiantes viven en ellas.

Al denominado bullying, agresión o violencia escolar se le ha definido de muchas maneras. En otras palabras,

Las agresiones (bullying) son acciones negativas a las que uno o más estudiantes sin previa provocación someten a otro/a repetidamente causándole daño físico o psicológico. Podemos decir también que la agresión en la escuela es obligar a uno o varios estudiantes, “utilizando la fuerza o la amenaza, a realizar un acto o a tomar una decisión en contra de su voluntad”. Las agresiones las ha habido siempre, entre comillas han estado ocultas para los profesores pero muy conocidas entre el estudiantado. Antes las víctimas no denunciaban a nadie, ya sea por miedo a los agresores o porque algunos docentes prestaron poca importancia a algún reclamo anterior; aunque en cierta medida los y las presuntas víctimas, las comentan con sus “mejores compañeros” y en menor medida a sus padres.

El tema de la agresión escolar, según expertos en el tema y confirmada por la realidad cotidiana escolar, parte de las supuestas bromas que las hacen estudiantes con problemas de hogar y de desempeño escolar, las que poco a poco se convierten en una realidad cotidiana aprendida a través de la observación del comportamiento de los y las demás. Según Bandura, “estas agresiones directa o indirectamente terminan afectando física y psicológicamente a los estudiantes más tranquilos”.

Padres de familia y especialmente los y las docentes debemos conocer que el denominado bullying escolar comienza habitualmente con: hablar mal de algún compañero, con hacer correr falsos rumores, insultarles, ponerles apodos; ignorarlos, no dejarles participar en actividades grupales; hacer referencia a las partes íntimas o a su orientación sexual, esconderles, romperles o robarles objetos personales; pasando por etcétera etcéteras llegan al maltrato físico y hasta las amenazas con armas.

En la escuela Miguel Riofrío este problema no llega a tener las proporciones alarmantes de otros planteles del país, pocas veces se llega a situaciones graves, pero en general en nuestros centros escolares la convivencia dista mucho de conseguir el nivel mínimo exigible, para que se cumpla el principio de que “el interés superior de los niños, niñas y adolescentes, está orientado a garantizar el ejercicio efectivo del conjunto de sus derechos”.

Del diálogo amistoso, los “agresores” dicen que las razones que los lleva a agredir a los demás, son entre otras: “sólo por pasarla bien”, “por bromear un rato”, “fue en defensa propia”, “a mí también me molestan”, “porque lo ven en las películas”, “porque otros los animan a atacar”, “para ganar liderazgo”,

Lo cierto es, que están agresiones que no solamente se materializan en la escuela, sino también en la calle y hasta en el propio hogar, afectan en alto grado al desempeño escolar y a su integridad física y psicológica. En las aulas los y las estudiantes agredidas muestran inseguridad y temor, incumplen tareas, faltan más seguido y en no pocos casos los lleva incluso al abandono escolar.

martes, 8 de octubre de 2013

Gratitud y felicitación a los maestros y maestras por su jubilación


    Cuando oímos que las personas llegan a la “tercera edad”; suponemos que han pasado por la primera edad, la del crecimiento, de la educación, de la formación; y por la segunda edad, la del tiempo laboral, de la vida profesional, de los proyectos de vida, de las metas, etc.
    Se ha aceptado que la “tercera edad” se inicia a los 65 años, fecha aproximada del cese laboral o de jubilación, esta etapa de la vida que para algunos puede significar un merecido descanso, para otros, lejos de ser jubilosa suele estar llena de adversidades propias de la improvisación personal y de los gobiernos.
    Para los y las jubilados del magisterio ecuatoriano es latente la preocupación de que siendo un derecho de los docentes, se haya llamado a inscripción voluntaria, más grave aún, es que se haya transgredido el Art. 288 de la LOSEP que: 
establece que en caso de que la o el servidor público se encuentre entre los 60 años y menos de 70 años, la compensación económica se cancelará el 50% en bonos del Estado y el 50% restante en efectivo, si no existiere disponibilidad presupuestaria suficiente, caso contrario se pagará hasta el 100% en efectivo”. 
Sin embargo el pasado 2 de septiembre se publica una resolución en la que se asigna pagar con bonos hasta el 100%, bonos que podrán cobrarse después de 5 o 10 años, por lo que resultan en la práctica muy difíciles de vender en el mercado, lo que constituye un engaño para los maestros. Y a pesar de esto, muchos docentes han decidido dejar las aulas y acogerse a esta disposición.
    Es a ellos y ellas a quienes van dirigidas estas líneas. Un colega me decía hace poco, que profesores son los que comparten enseñanzas y experiencias en las aulas mientras que maestros son los que dejan huella”. Por eso convencido de que la han dejado, me referiré a ellos como los maestros y maestras cuya trayectoria vital la dedicaron más a la educación que a la enseñanza y a luchar por una sociedad más justa.
    Ustedes han sido protagonistas de los intentos de los gobiernos de turno por cambiar la enseñanza a través de la dotación de material didáctico, libros, colaciones, becas a los “buenos estudiantes”, eliminación de pagos por matricula, mejoramiento de la infraestructura; aunque se tiene pendiente una verdadera reforma educativa liberadora, que responda a los intereses nacionales, sin embargo y a pesar de los importantes cambios sociales y políticos y aceptando “que se avanza con firmeza hacia una revolución educativa”; cabe preguntarse y reflexionar ¿por qué no se avanza al mismo ritmo en la práctica de valores en la familia, en la escuela, en la sociedad, en el gobierno…?
    Sin duda ustedes al igual que quienes creemos más en la educación que en la enseñanza, añoramos la práctica de valores, esa práctica que de forma imperecedera durante el trajinar por las escuelas en las más recónditas poblaciones, unía afectuosamente a maestros, estudiantes, padres y madres de familia y a la propia comunidad.
    Ustedes ya han cumplido con su tarea, aspiro que la jubilación sea el merecido descanso después de tantos años en las aulas, que el tiempo ahora puedan dedicarlo a sus seres queridos y a lo que la actividad cotidiana les impidió realizar. Imagino que no podrán evitar los recuerdos, aunque la memoria es caprichosa, espero transiten por su mente sólo los acontecimientos más gratificantes.
    Los que aún continuamos la tarea emancipadora por medio de la educación, con el ejemplo de Eugenio Espejo, Simón Bolívar, Juan Montalvo, Eloy Alfaro, Benjamin Carrión… tenemos que dejar de ser vacilantes y recobrar la confianza en nosotros mismos, en nuestras convicciones para vinculados con los estudiantes y la sociedad, proponerles que “otro mundo es posible”.     Que es hora de dejar el miedo y forjar la unidad magisterial y popular, que más allá de la lucha partidista está el compromiso político, el compromiso social, es decir educar y luchar por la construcción de una sociedad más equitativa y digna.
    En fin, maestros y maestras, mi eterna gratitud por su ejemplo y felicitación por la jubilación.

martes, 3 de septiembre de 2013

“Los jóvenes que escogen el reclamo en las calles, están condenados al fracaso social..."



A propósito del inicio del año escolar sostuve un dialogo pedagógico con los profesores del Bernardo Valdivieso, surgió la inquietud del porqué se planifican “destrezas con criterios de desempeño” y no lo que dispone el artículo 27 de la Constitución de la República: “…el desarrollo de competencias y capacidades para crear y trabajar”…. Al reflexionar sobre la lógica subyacente a la educación que promueve el desarrollo de las “destrezas con criterios de desempeño” o de “competencias” que en la práctica es lo mismo, recordé que durante la pasada campaña electoral el candidato presidencial…. manifestaba: "¡Que se sepa, sacar buenas calificaciones no garantiza que al terminar sus estudios el graduado tenga un trabajo asegurado!", que lo importante “es la actitud y el emprendimiento”.
Nadie puede dudar que en la realidad capitalista así sea. Está implícito en esta declaración que para las empresas, lo importante no son los conocimientos adquiridos, sino las actitudes del trabajador. Esto es evidente, cuando la empresa privada requiere llenar vacantes, somete a los aspirantes a una evaluación no tanto de sus competencias laborales sino a cuestionarios que valoran sus comportamientos frente a diferentes situaciones emocionales críticas, como el autocontrol, independencia, agresividad, dinamismo, liderazgo, así como prioridades y motivaciones; es decir, les interesa más averiguar las denominadas “competencias no cognitivas o emocionales".
Está “Claro”, la educación por “competencias y capacidades para crear y trabajar” o las “destrezas con criterios de desempeño” nace desde el seno del sector empresarial y es impulsada por los organismos que rigen el sistema capitalista internacional como el Banco Mundial, en función de aumentar la "eficiencia" y "productividad" de los trabajadores especialmente en tiempos de crisis del sistema, o sea, aumentar al explotación del trabajo.
Alguien puede cuestionarme: ¿Acaso es malo evaluar los valores y las actitudes?. No, no es malo. Por el contrario, la educación en valores siempre ha sido parte del proceso educativo. El asunto es, que a los empresarios capitalistas, las competencias, los valores y actitudes que desean promover están en función de los procesos de producción y del sometimiento dócil a la voluntad del empresariado, es decir no les interesa que el estudiante desarrolle su capacidad crítica; y aunque se habla de promoverlas, en realidad se condena el reclamo social y la protesta cívica por los derechos, de la cual los estudiantes y los trabajadores de todas las generaciones han sido los gestores de la lucha por la independencia y la soberanía nacional.
El Ministerio de Educación por más de tres décadas, incluidos los actuales tecnócratas, aún no pueden delinear un proyecto educativo nacional, que sea “garantía de la igualdad e inclusión social y condición indispensable para el buen vivir”, lo que sí han hecho es, caer en la trampa neoliberal e incluir la asignatura de “emprendimiento” promovida por el ex candidato presidencial de los empresarios neoliberales…, para quienes, no interesa tanto el aprendizaje de conocimientos técnicos o profesionales, sino las actitudes. Interesa más que el estudiante sepa inglés y manejar una computadora que la historia patria. Por eso, la empresa privada lo que pide a la escuela, es que le forme jóvenes dóciles y capaces de afrontar situaciones críticas pero sin rebelarse.
Juan Planells, periodista chileno, en “Educando para el fracaso(www.educar.ch/noticias/taller.html) señala que "Los encargados de personal de las empresas deben explicarle a los educadores que por encima de tener puntuaciones excelentes en matemáticas y lengua, un joven que no pueda sustentar sus ideas en un diálogo y escoge el reclamo por la vía violenta en las calles está condenado al fracaso social...". ¿Son "fracasados sociales" los jóvenes bernardinos que en la década del 70 marcharon hasta Quito?, ¿Son "fracasados sociales" los jóvenes forajidos que derrocaron a Lucio?, ¿Son "fracasados sociales" los jóvenes del central Técnico que defienden la educación técnica?. ¿Son "fracasados sociales" los jóvenes que defienden el Yasuní?... “Claro” que para el Supremo Presidente, a más de fracasados sociales, “son vagos, delincuentes y tirapiedras y si siguen así perderán su cupo en el colegio”.
El actual Ministro de Educación, en correspondencia con la pedagogía empresarial, o como la llama Freire la "pedagogía de los opresores", dispuso la devaluación del título de profesor, al convocar a cualquier profesional que tenga voluntad y actitud para adaptarse a los postulados de la “revolución ciudadana” y así poder ingresar al magisterio nacional.
Al final, la educación es una tarea política, es un campo de batalla de la lucha de clases. Por ello, recuerdo el llamado del Profesor David Pacheco: “los maestros debemos empuñar la pluma para recuperar la dimensión humana y social de nuestros pueblos” y entender que la educación por “competencias-destrezas con criterios de desempeño” es la que conviene a los opresores. Los docentes tenemos la responsabilidad de educar a la ciudadanía, para desarrollar la conciencia social y el pensamiento crítico para forjar el desarrollo socio económico y la defensa de la soberanía nacional.