Por: Edgar Isch L.
El presente proceso electoral en el
Ecuador ha tenido condiciones inéditas desde su origen, por la aplicación de la
“muerte cruzada” decretada por Lasso para evitar una segura destitución
resuelta en la Asamblea Nacional. El desprestigio del gobierno y de la
Asamblea, que en ningún caso superaron el 16% de aceptación, se expresó en la
falta de oposición social de la medida, sin poner ninguna esperanza en ella y
más bien como una profundización de la crisis política. Trajo también la
realización de una campaña electoral en un tiempo extremadamente corto, lo que
daba ventaja a las chequeras y a las estructuras políticas más mencionadas en
los medios de comunicación.
La agudización de la violencia
criminal, que cada vez está más cerca del ecuatoriano común, se presentaba, por
primera vez, como el tema central en las preocupaciones de la gente de los
distintos estratos sociales, principalmente en los barrios más pobres y abandonados.
Esto cambió buena parte de los debates a nivel social, aunque las consultas
populares vinculadas al freno al extractivismo, trajeron otro tipo de disputas
ideológicas y políticas.
El infame asesinato de Fernando
Villavicencio, candidato a la presidencia y conocido por su accionar en torno a
denuncias sobre casos de corrupción, sacudió el ambiente electoral en sus
últimos días, en una manera que al inicio no estaba clara, pero que no ha
tenido antecedentes en procesos anteriores. Sin embargo, presentó el peligro de
que Ecuador concluya su camino a convertirse en un “narco-Estado”. El alto
número de asesinatos de funcionarios, las amenazas y sobre todo compra de
jueces, masacres en cárceles dominadas por los reos, asesinato de líderes y
autoridades locales, la denuncia del embajador norteamericano que interviniendo
en nuestra política ratificaba la existencia de narco-generales que no han sido
sancionados, son parte de la crisis que se agudizó con el asesinato de
Villavicencio.
El escenario era propicio para que
las elecciones sirvan como expresión del descontento social, tanto por la
decepción en el gobierno y la Asamblea cuanto, por las perspectivas de futuro,
buscando una salida, aunque sin saber bien dónde. Por ello buena parte de los
votos fueron en búsqueda de lo “nuevo”, pero sin análisis profundo y menos aún
de clase.
Algo sobre los resultados
Los resultados hasta cerca de la
media noche, con la mayoría de las actas procesadas superando al 90% en las
presidenciales, ratificaron tendencias que prácticamente ya estaban presentes
desde el inicio del conteo. Pero también trajeron novedades. Primero, que la
diferenciación de candidaturas y programas no fue determinante, llevando a la
gente a buscar lo nuevo, sin ubicar de que se trataba y por ello apoyar a
candidaturas como la de Daniel Noboa (que pasa a la segunda vuelta con el
23,78%), oligarca que fue asambleísta pero era desconocido por la población o
Jan Topic, empresario que se promocionó como mercenario capaz de enfrentar la
inseguridad, pero que finalmente llegó al 14,65%. Simultáneamente se rechazó a
los que se presentaban como continuadores de los dos últimos gobiernos, Moreno
y Lasso, como es el caso de Sonnenholzner (7,1%) e incluso Villavicencio que
aparecía cuarto o quinto en las encuestas de la mayor parte de la campaña.
Por otra parte, como no se esperaba
de acuerdo con las experiencias pasadas, esta vez el debate fue importante. Las
condiciones posteriores al asesinato de Villavicencio generaron mayor
expectativa y, más allá de haber sido observado por alrededor de la mitad de
los electores, se convirtió en tema de diálogo permanente. Esto benefició
principalmente a Noboa que no fue atacado por sus competidores al considerarlo
sin importancia. Y benefició momentáneamente a Topic con su insistencia de que
era quien podía enfrentar a la delincuencia usando más y más violencia.
La sociedad ecuatoriana está en
shock, especialmente pero no únicamente por el tema de la violencia y el crimen
organizado y, como demostraría Naomi Klein, el shock permite que incluso se
renuncie a derechos con tal de salir del hoyo. Eso explica que se generalice el
pedido de mano dura y ese se convirtió en discurso generalizado que utilizó
Topic, quien tuvo el apoyo del Partido Social Cristian, partido tradicional de
la extrema derecha que está en declive. El espacio de ese partido será
posiblemente llenado por estos nuevos representantes de las posiciones
reaccionarias, pero con mayor habilidad en su discurso y en las formas
publicitarias para llegar especialmente a la juventud, como se vio en esta
candidatura.
En el caso del correísmo, se ratifica
con un 33,24% de los votos que tiene la estructura más votada, como sucedió en
este mismo año en las elecciones de alcaldes y prefecturas, desde donde
supieron hacer también la nueva campaña (por ejemplo, en Quito el alcalde
señalaba que su candidata garantizaba la segunda fase del metro que aún no está
en operación). Tienen la mayor votación a pesar de errores de campaña o de que
la persecución que realizaron contra Villavicencio generó en ciertos sectores
dudas sobre su interés en la muerte del rival. Sin embargo, la imagen
autoritaria y su carácter nacional superó que la candidata Luisa González
repitiera una y otra vez su ofrecimiento de retornar al pasado, de hacer lo que
ya hicieron, como si las circunstancias no hubiesen cambiado. Su discurso ya ni
menciona el llamado “socialismo siglo xxi”, pero mantiene un discurso que pega
en sectores importantes de la población de las distintas regiones.
En cuanto a quienes apoyaban a
Fernando Villavicencio, les correspondió en pocos días y prácticamente sin que
se les permita hacer campaña, presentar un nuevo candidato. Se trata del
también comunicador Christian Zurita que no solo insistió en las propuestas de
su antecesor (cuya foto obligatoriamente iba en la papeleta), sino que
igualmente se presentaba como otro outsider que no tenía responsabilidad con
anteriores gobiernos. En su conjunto, la solidaridad popular, la buena imagen
del nuevo candidato y los votos previamente obtenidos anteriormente, le
permitió sumar un 16,49% alcanzando la tercera posición.
La otra sorpresa fue el descenso en
la votación de Yaku Pérez, quien representó a una alianza de fuerzas de
izquierda y centro izquierda (Unidad Popular, Partido Socialista, Somos Agua,
Democracia Sí y un sector de Pachakutik). La no integración de listas conjuntas
con Pachakutik y la negativa de la dirección nacional de la Conaie para apoyar
a esta candidatura, afectaron a la votación de las dos fuerzas en varias
provincias. Si bien por buena parte de la campaña estaba en una posición
expectante, siempre con la posibilidad de pasar a la segunda vuelta, los
cambios provocados por el asesinato a Villavicencio o ser visto por algunos
como insuficientemente determinado contra la delincuencia tras el debate, le
afectaron al grado de terminar con un 3,92% de los votos.
Por último, los resultados y la
campaña demostraron que en esta primera vuelta fue menos notoria e importante
aquella fragmentación entre correistas y anticorreistas. Para la mayoría de
electores y sobre todo para los más jóvenes, no fue el tema central como
algunos lo quisieron ubicar. Esto, en parte, por la dispersión de fuerzas y,
por otro lado, por las nuevas temáticas que se presentaron.
La importancia de las
consultas populares
Junto a la votación presidencial y de
asambleístas se realizaron dos consultas populares que surgieron de la
iniciativa popular y que tendrán importancia continental. La primera, de
carácter nacional, para definir si el crudo del bloque 43 o ITT, ubicado en
parque nacional Yasuni y junto a la zona de vida de dos pueblos en aislamiento
voluntario. Esta consulta debió haberse dado cuando ya se tuvo las firmas
necesarias de apoyo, pero fue ilegalmente impedida por el correísmo, luego que
Rafael Correa renunciara a ese proyecto de protección humana y de la naturaleza
que había acogido de la sociedad civil y ofrecido al mundo. Ahora, se suspende
la explotación y en el plazo de un año la petrolera estatal debe salir de la
zona.
La segunda, válida para el Distrito
Metropolitano de Quito, consultaba para impedir la minería metálica en
cualquier escala y así proteger los ecosistemas únicos del Chocó Andino y sus
habitantes. La minería ha sido bandera de los tres últimos gobiernos y ha
tenido un importante impulso al tiempo que confronta a las poblaciones que
observan la destrucción de las condiciones de vida de las próximas
generaciones.
En ambos casos, el extractivismo fue
derrotado de manera determinante. El término, su significado y las
consecuencias en destrucción ambiental y acumulación de la riqueza en pocas
manos, han sido debatidos por importantes sectores, especialmente la juventud.
La falaz pero millonaria campaña de compañías nacionales y transnacionales que
contó con el apoyo de ministros y el Banco Central, fue derrotada por las
organizaciones sociales que impulsaron las consultas, la izquierda y por la
mayoría de la población. En el caso de la consulta sobre el Yasuní el Sí logró
alrededor del 60% de la votación y, en el caso del Chocó Andino el Sí obtuvo
alrededor de 68%.
La derecha política y económica
fueron derrotadas pero un aspecto que se evidencia es que, a pesar de ello, las
mismas poblaciones que votaron por el sí de manera simultánea dieron su voto
por quienes impulsan esos proyectos extractivos. Por el contrario, no dieron un
apoyo mayoritario al único candidato que en su historia se ha mostrado defensor
del agua y la naturaleza, como es el caso de Yaku Pérez.
Esta contradicción demuestra la
necesidad de un mayor debate sobre el tipo de desarrollo que debe impulsar el
Ecuador y de dónde saldrán las fuerzas y representantes que pueden impulsarlo
si se quiere fomentar la justicia social, la equidad y la vivencia de los
derechos humanos y de la naturaleza.
Con miras a la segunda vuelta
El correísmo tiene una base electoral
con la que puede contar, con presencia en los principales distritos electorales
y tendrá sin duda el bloque parlamentario más grande, aunque difícilmente
mayoritario. Esto le favorece, pero es sabido que tiene un techo de posible
crecimiento y que difícilmente puede lograr la mitad más uno de los votos.
Desde dónde puede lograr nuevos votos es fundamentalmente de los votos de la
derecha socialcristiana, con la que en otras ocasiones ha sido capaz de
establecer acuerdos. Las otras expresiones de derecha más posiblemente apoyen a
Noboa y en cuanto a buena parte de sectores populares que tenían candidaturas
propias, no olvidan la persecución vivida en un gobierno que puso juicio por
“terrorismo” a más de 200 dirigentes populares y a ninguno de la oligarquía.
En cuanto a Noboa, se muestra con más
posibilidades de crecer. Tendrá el apoyo de buena parte de electores de otras
candidaturas, con excepción de los de Yaku Pérez, así como de una presencia
importante en la Asamblea con candidatos de su partido y de otras expresiones
reaccionarias. Es temprano para saber si eso será suficiente para lograr la
presidencia.
Por otra parte, al igual que en la
elección pasada, se puede presentar un crecimiento del voto nulo pero en menor
proporción que en 2021. De todas maneras, su peso será importante para el
conteo final de apoyos para definir el resultado electoral.
La disputa entre las dos candidaturas
finalistas por los votos apenas comienza a dibujarse. Sin embargo, lo que viene
tras esta primera vuelta y las consultas populares para muchos sectores
organizados, una vez más, es sostener los anhelos de ecuatorianas y
ecuatorianos, llevando a los pueblos a realizar un debate que supere lo
coyuntural, que plantee las posibilidades de futuro del Ecuador y las nuevas
batallas que tendrán que dar los explotados para dar un giro a la historia.
Como ya sabemos por la experiencia social, un proceso electoral no es el
comienzo ni el fin, sino solo un momento en las batallas que confrontan a las
clases sociales. Aunque venga un gobierno de año y medio, combinado con la
nueva campaña electoral, los cantos por concertación siempre serán pedidos para
que los de abajo se pongan bajo las órdenes de los que domina. ¿Se tendrá ahora
ese debate en los escenarios de trabajo, vivienda y estudio?
* Académico y ex
ministro de Medioambiente de Ecuador. Asociado al Centro Latinoamericano de
Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)