jueves, 23 de septiembre de 2010

UNE Demanda aprobación de la Ley de Educación para hacer realidad la escuela que soñamos


La nueva Ley de Educación es un gran paso para mejorar la escuela. Políticas de mediano y largo plazo, sin partidismos, deben hacerla cumplir.
Aspiraba el pueblo ecuatoriano que la ley de Educación sea aprobada el día jueves, lamentablemente, los acontecimientos en la Asamblea Nacional provocados por la actitud antidemocrática y sectaria del Arq. Fernando Cordero de permitir solamente el ingreso de los simpatizantes del gobierno a quienes se les pago transporte y refrigerios y por el contrario, negar a los maestros y maestras de la UNE el ingreso a las barras altas de la Asamblea y no recibir a Mery Zamora Presidenta de la UNE en el Pleno a fin de plantear algunas observaciones, lo cual provocó el caos al interior de la Asamblea Nacional como parafraseando los tiempos de la partidocracia retardataria.
Nos sorprende la ligereza del Presidente Cordero para clausurar la sesión. Este acto posterga las aspiraciones del pueblo y de los maestros y maestras de contar con una herramienta que armonice el sistema educativo y reivindique los derechos del magisterio.
La aprobación de la nueva Ley de Educación nos invita a imaginar que es posible un Ecuador mejor para las nuevas generaciones.
Imaginemos por un momento un Ecuador donde la educación y el conocimiento ocupan un lugar central en la preocupación de la sociedad y, más allá de las perspectivas partidarias, son concebidos como el eje central de la construcción de un modelo social que combina un fuerte crecimiento económico con una justa distribución de la riqueza.
Imaginemos que en este Ecuador todos los jóvenes egresan de la escuela media y ello significa que dominan los saberes y valores necesarios para continuar estudiando o ingresar dignamente al mundo del trabajo. Al mismo tiempo, estos aprendizajes les permiten participar en la construcción de un sistema político profundamente democrático y desarrollar una ciudadanía integral. Ello impide que sobrevivan modelos que propongan formas corruptas o clientelares de hacer política.
Un Ecuador donde no importa de qué hogar ni de qué región del país provienen estos jóvenes, porque todos pueden obtener una educación de excelente calidad. El horizonte de cada uno de ellos está marcado por su capacidad y no sólo por su cuna.
En ese Ecuador imaginado, todos los chicos concurren a una escuela primaria donde disponen del tiempo necesario para aprender —además de las disciplinas básicas— un segundo idioma, familiarizarse con las nuevas tecnologías y desarrollar toda su potencialidad en la expresión artística y la práctica del deporte.
En esta escuela que soñamos trabajan articuladamente todas las áreas sociales del Estado, especialmente los ministerios de salud e inclusión económica y social, para garantizar el respeto integral a los derechos del niño. El maestro ya no tiene que dejar de lado las tareas pedagógicas para atender los problemas sociales y familiares de los niños. Se dedica exclusivamente a la actividad para la que fue formado: orientar y guiar los aprendizajes (enseñar).
Todas las escuelas pueden ofrecer educación de calidad porque tienen la infraestructura y la tecnología adecuadas y porque tienen maestros y profesores jerarquizados, con condiciones de trabajo y salarios dignos. Docentes con una sólida formación de base y con posibilidades de capacitarse gratuitamente a lo largo de toda su carrera profesional. Docentes apasionados por el conocimiento, la lectura y las ciencias y dispuestos a transmitir esa pasión a sus alumnos.
En este Ecuador imaginario los padres no tienen que padecer por un cupo ni eligen la escuela por descarte. Lo hacen porque así lo prefieren, porque brinda excelente calidad e igualdad de oportunidades y están orgullosos de su decisión. Los padres que eligen la escuela privada lo hacen porque desean formar a sus hijos en un ideario pedagógico social específico, en un marco de valores particulares o convicciones religiosas. También ellos están orgullosos de su decisión.
Todas las escuelas son participativas. Los docentes, padres y estudiantes y la comunidad son protagonistas del proyecto institucional.
También podemos imaginar por un momento un Ecuador sin analfabetos, donde todos los jóvenes y adultos tienen la oportunidad de continuar aprendiendo a lo largo de toda la vida para adaptarse a los cambios del mundo del trabajo, para superarse o porque simplemente, les gusta.
Y ya que estamos imaginando, por qué no pensar que en este Ecuador del futuro los medios de comunicación trabajan codo a codo con la escuela para promover la cultura del respeto, la paz, la no discriminación y la solidaridad.
Podríamos seguir imaginando, pero hacemos un alto porque, por momentos, parece que hablamos de un Ecuador imposible. ¿Por qué? ¿Hay alguna extraña razón por la que nosotros no podemos incorporarnos a las naciones que han logrado estos objetivos? ¿Nuestros niños y jóvenes no se merecen vivir en una sociedad donde la democratización del acceso al saber les permita integrarse a una sociedad más desarrollada y más justa? ¿Nuestros sueños como país están condenados a quedar en eso, en sueños?
Sabemos que no, porque no siempre fue así, nuestros ancestros entregaron su vida y otros derramaron su sangre soñando una Patria justa y solidaria, Alfaro, Montalvo, Benjamín Carrión, Uscategui, entre otros imaginaron que era posible construir otro país a partir de la educación.
Sin embargo, la idea de que la educación debía ser una política de Estado que nos distinguiera como nación y sustentara el progreso del país tuvo éxito durante la revolución alfarista.
La nueva Ley de Educación, nacida con el aporte de amplios sectores sociales y del magisterio magisterio nacional, aún no está sancionada. Sabemos que las leyes por sí mismas no cambian la realidad. Necesitamos de políticas de mediano y largo plazo que, independientemente de las características partidarias del gobierno de turno, promuevan el cumplimiento de los objetivos de la Ley.
Ratificamos nuestra posición firme de defender lo avanzado de esta Ley Orgánica de Educación Intercultural, luchar para que se incorporen nuestras observaciones principales, exigir su inmediata aprobación y garantizar el mejoramiento de la calidad de la educación y el justo salario del maestro.

UNE NÚCLEO DE LOJA DEMANDA APROBACIÓN DE LA LEY DE EDUCACIÓN INTERCULTURAL



La Unión Nacional de Educadores núcleo de Loja reitera su llamado a la Unidad clasista para defender la educación pública, el escalafón del magisterio y los intereses populares, por eso, no dudamos en calificar al Proyecto de Ley Orgánica de Educación Intercultural, como una Ley democrática que a pesar de no estar de acuerdo con todo su articulado, valoramos el acción de recoger algunas aspiraciones y derechos de maestros/as y estudiantes, como la carrera educativa y docente que mejora la condición de vida y trabajo de miles de madres comunitarias, educadores populares, maestros y maestras que ingresan,  homologación de sueldos que supera la injusta condición y trato de los profesionales de la educación, el aporte del Estado sobre el 100% al seguro lo que garantiza una pensión jubilar equivalente al último sueldo activo, etc.
Sin embargo exigimos del Presidente Correa cumpla con su palabra (cadena nacional noviembre de 2009) a fin “de contar con una nueva Ley de Educación a partir del mes de julio de 2010”, para garantizar en primer término el mejoramiento de la calidad de la educación´, así como una escala salarial más justa para el magisterio nacional.
El magisterio lojano comparte con Mery Zamora en que “somos los principales interesados en que la Ley se apruebe y con ella entre en vigencia la homologación e incremento salarial para el  Magisterio desde julio del 2010”. Sin embargo lamentamos los acontecimientos en la Asamblea Nacional, provocados por la actitud antidemocrática y sectaria del Arq. Fernando Cordero de permitir el ingreso de simpatizantes del gobierno a quienes se les pago transporte y refrigerios y por el contrario, negar a los maestros y maestras de la UNE el ingreso a las barras altas de la Asamblea además de no recibir a la Presidenta de la UNE en el Pleno a fin de plantear algunas observaciones, lo cual provocó el caos propio de la partidocracia retardataria, Nos sorprende la ligereza del Presidente de la Asamblea para clausurar la sesión. Este acto posterga las aspiraciones del pueblo y de los maestros y maestras de contar con una herramienta que armonice el sistema educativo y reivindique los derechos del magisterio.
“Ratificamos nuestra posición firme de defender lo avanzado de esta Ley Orgánica de Educación Intercultural, luchar para que se incorporen nuestras observaciones principales, exigir su inmediata aprobación y garantizar el incremento salarial en el 2010”.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Último discurso de Salvador Allende desde la Casa de la Moneda


Compatriotas: es posible que silencien las radios, y me despido de ustedes. En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con este ejemplo, para señalar que en este país hay hombres que saben cumplir con las obligaciones que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por la voluntad consciente de un presidente que tiene la dignidad del cargo...
Quizás sea ésta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron.
Soldados de Chile, comandantes en jefe y titulares... al almirante Merino... ... El general Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su solidaridad y lealtad al gobierno, también se ha denominado director general de Carabineros.
Ante estos hechos sólo me cabe decirle a los trabajadores: yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. Es este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les señaló Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctima del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena conquistar el poder para seguir defendiendo sus granujerías y sus privilegios. Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra: a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de su preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días están trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas de sociedad capitalista.
Me dirijo a la juventud a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha; me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando puentes, cortando las vías férreas, destruyendo los oleoductos y los gasoductos frente al silencio de los tenían la obligación proceder... La historia juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa me seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes, por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres el momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que el sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
SALVADOR ALLENDE Santiago de Chile11 de septiembre de 1973