viernes, 22 de agosto de 2025

El falso progreso solo deja pobreza y represión

"Callar cuando se debe hablar sería como traicionar"

 En el Ecuador profundo, el dolor no cambia. La riqueza de la tierra se va en camiones cisterna y barcos cargueros, mientras el pueblo queda con contaminación, pobreza y silencio. El extractivismo sigue dictando el rumbo económico del país: petróleo y minería disfrazados de progreso, pero que en realidad dejan miseria, enfermedades y abandono.

En la Amazonía, las grandes petroleras extraen con total libertad, muchas veces sin consulta previa, vulnerando derechos colectivos. En las zonas mineras, cerros enteros son arrasados mientras sus habitantes sobreviven sin agua, sin salud, sin futuro. Nos hablan de desarrollo, pero el 30% de niños menores de cinco años sufre desnutrición crónica. ¿Eso es progreso?

El saqueo no viene solo. Se acompaña de autoritarismo. El presidente Daniel Noboa, amparado en discursos de renovación y seguridad, concentra cada vez más poder. La consulta popular de 2024 no le sirvió del todo para blindar su agenda. Ahora propone otra, que, si le es adversa, gobernará por decreto, militarizará y limitará la crítica pública. Se criminaliza la protesta, se silencia al disenso. La democracia se erosiona con el pretexto del orden.

Ecuador enfrenta hoy una doble amenaza: el extractivismo que despoja y contamina, y el autoritarismo que calla y somete. Defender el territorio es también defender la democracia. No es romanticismo, es exigir justicia y dignidad.

Señor presidente, se nota que se ha acostumbrado al silencio de las élites. Pero el pueblo ya no callará, porque sabe que es hora de defender la patria para construir un país más justo y soberano. Estas palabras no son consignas de panfletos. Vienen del suelo mojado con sudor de obrero, del olor a crudo que ahoga la selva, de cerros heridos donde los niños no sueñan, solo resisten.

Mientras nos venden el cuento del desarrollo, las grandes empresas se llevan el oro, el cobre, el petróleo. A cambio, nos dejan ríos contaminados, montañas partidas y comunidades olvidadas. Los nuevos conquistadores llegan con contratos, deuda y discursos florindos. Y lo peor: lo hacen con la firma de funcionarios que se llenan la boca de “patriotas”.

La respuesta popular se refleja en demandas de inconstitucionalidad y movilizaciones. Nos roban la tierra, la voz y la vida: "Callar cuando se debe hablar sería como traicionar". La historia se escribe luchando con el puño levantado, porque el gobierno seguirá arrodillado al FMI y a las élites.