"Educar es encender la conciencia crítica, para cosechar libertad" Doseret
Distinguidas autoridades y docentes, queridos padres de familia, compañeros y compañeras:
Hoy nos convoca un acontecimiento que va más allá de la simple recordación de una fecha. Hoy nos reúne el espíritu de una escuela que ha sido protagonista activa de la historia lojana. Hoy celebramos con el alma encendida los 129 años de vida institucional de la Escuela Miguel Riofrío.
Cada junio, mientras el Ecuador recuerda la Revolución Liberal. Mientras se alza en la memoria la figura de Eloy Alfaro. Aquí, en la ciudad de Loja, nuestra escuela también celebra su creación. Y no es una coincidencia. Es una conexión profunda. Es historia viva.
La Escuela Miguel Riofrío nació del fuego de la libertad. Fue, y sigue siendo, una hija legítima del laicismo, de la educación para todos, de la palabra libre y del pensamiento sin cadenas.
Su nombre evoca a Miguel Riofrío: lojano valiente, escritor, periodista, diplomático. ¡Un hombre que creyó que el conocimiento libera! Un hombre que escribió La Emancipada, la primera novela ecuatoriana. Un hombre que luchó no con armas, sino con ideas.
Hoy, al
pronunciar su nombre, sentimos que algo en nosotros se eleva. Y es que llevar
este nombre
no es solo un honor. Es una responsabilidad.
Entre estas aulas se formaron grandes ecuatorianos: el presidente Isidro Ayora, el sabio Benjamín Carrión, el humanista Pío Jaramillo, el novelista Ángel Felicísimo Rojas, el historiador Félix Paladines; y otros que tomaron lo aprendido aquí y lo transformaron en arte, servicio, justicia.
Nuestra historia empieza en 1871, cuando los Hermanos Cristianos fundaron una escuela en este mismo sitio. Luego en 1895, con la Revolución Liberal; a pesar de la oposición; a pesar de los prejuicios; a pesar de los miedos, Eloy Alfaro la convirtió en laica y fiscal. Desde entonces, ondea aquí la bandera del conocimiento libre y la emancipación.
En 1916, fue oficialmente nombrada Escuela Miguel Riofrío. Desde entonces ha sido faro y semillero de sueños. Ser parte de esta escuela es caminar llevando en el pecho una antorcha encendida.
Y si hablamos de lucha, recordemos al Profesor David Pacheco Ochoa: historiador, narrador, periodista, compositor, autor del himno que con orgullo cantamos: “Entonemos un himno de gloria; con acento de dulce armonía; a la escuela Miguel en su día; que fulgura más claro que el sol”
Gracias a él nació en 1976 la sección vespertina. En su honor es el festival de la canción miguelina.
Hoy, nuestra escuela enfrenta nuevos retos. Necesita mejor infraestructura, más espacio y condiciones dignas. El Estado tiene una deuda con nosotros. Y también la sociedad. Porque una escuela como esta no se abandona. ¡Se defiende!
Pero lo esencial no está en las paredes. Está en el alma. En lo que soñamos para el futuro: una escuela emancipadora, donde niñas y niños piensen, propongan, creen. Donde la lectura sea aventura diaria, la ciencia despierte curiosidad y la justicia se enseñe con el ejemplo. Porque educar no es repetir. Educar es liberar. Es sembrar criterio, construir futuro.
Hoy, al celebrar 129 años de historia, no solo miramos atrás. Reafirmamos nuestro compromiso con la memoria y la esperanza. Miguel Riofrío soñó con una escuela para todos.
Hoy… nos toca continuar ese camino, y para ello, tenemos que ser recíprocos al esfuerzo de nuestros padres y maestros.
Comunidad miguelina… ¡Aquí estamos! Y desde esta escuela centenaria, seguiremos construyendo la Loja, el Ecuador, ¡y ese otro mundo que merecemos!
¡Gracias!